VI

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Jamás había observado unas caras como las de Jon y Luis en aquel momento. Aurora se contemplaba pensativa las uñas. Aunque en realidad quisiera aparentar tranquilidad yo sabía que se estaba divirtiendo a lo grande:

-Eres mi jodida heroína. O sea, no de la de fumar, de la de los cómics-Dijo Luis sentado frente a la mesa con un trozo de pizza en la mano y un rostro admirado.

Jon parecía más que aturdido, extrañamente entretenido: 

-Vas a follar con el profesor-Dijo meditabundo-Es como una de esas películas pornos...

-Tú no pareces tan sorprendido...-Observó Luis.

-Yo sabía que se iba a ver con él, algo me olía.

-¿Soy el último mono?-Se quejó Luis señalándose.

-Pero eres nuestro último mono-Jon se abalanzó sobre él y le revolvió el pelo.

-Ya...ya...traidores.

-Eso me recuerda...-Comenzó a decir Aurora-Tú tienes cosas que contar, Jon. Desembucha.

Ella ya tenía en su mirada aquel brillo incisivo que no dejaba espacio para el silencio. Jon, que no miraba a ningún lugar en concreto, trató de hacerse el sueco:

-¡Es verdad, macho! Que yo ayer te vi muy pegado con Irene, la de clase.

Jon dejó la cerveza que se estaba tomando sobre la mesa del salón. Estábamos en el apartamento de Jon y Luis, algo más pequeño que el de Aurora y el mío. Tenía aquellos detalles que indicaban que era un espacio masculino: La consola, los colores sosos, los posters de chicas desnudas...Bueno, esto último no es cierto, pero el resto sí.

-Que lo cuente...que lo cuente...que lo cuente...-Empecé a animarle yo.

Jon me lanzó una mirada entre divertida y enfadada. Era complicado determinar su estado de ánimo en muchas ocasiones. Parecía a veces tan contenido:

-Pues hablé con ella, ella se emborrachó, bastante además y me estuvo contando cosas de su ex novio. Que la trataba mal y hacía con ella lo que quería y dice que por eso no quiere saber nada de ningún tío.

-Luego son todos unos capullos, la verdad-Farfulló Aurora por lo bajo.

-Bueno pero eso siempre se dice cuando alguien te deja-Le animó Luis.

-Si yo no digo nada. Poco a poco y ya está.

-¿La vas a conquistar con flores y bombones?-Pregunté yo aleteando mis pestañas de forma empalagosa.

-Y que le canten una ranchera a los pies de su ventana.

-Te casarás con esa mujer-Bromeó Luis posando su mano sobre el hombro de Jon con solemnidad.

Jon rodó los ojos:

-¿Por qué no hablamos de Dela y Daniel?

-Porque no hay nada que hablar-Me defendí.

-Yo creo que sí... ¿Te mola como para tirártelo?

Aurora y Luis entonaron un coro de animadoras de dieciséis años:

-Me gusta pero aún no he pensado en eso.

-Tiene 35 años, vas a tener poco tiempo para pensar.

Entonces me quedé pensativa. Quizás tenían razón y debía pensar en el sexo. Pero Daniel y yo solo nos habíamos besado una vez desde el jueves. Era domingo y habíamos hablado un par de veces en quedar para tomar algo, pero bajo los mensajes de Daniel una no podía adivinar si se escondían significados oscuros.

La vida sigueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora