IX

12 1 0
                                    

  -No pienso disfrazarme.

Suponía que por mucho que insistiera, Luis no acabaría aceptando:

-Pero es que si no nos disfrazamos los cuatro no tiene gracia-Se quejó Aurora tumbada en el sofá con un libro en la mano que nunca terminaba de empezar-La cosa es ir todos del mismo tema.

-A mí es que eso tampoco me va-Dijo Jon sentado en el suelo con la cabeza sobre el borde del sillón, donde yo permanecía encogida sin dejar de mirar la pantalla del móvil.

Alguien que me hubiese mirado en aquellos momentos habría empleado el término obsesa o paranoica para describirme. En mi opinión simplemente estaba frustrada. Desde que nos acostamos habían pasado dos días y no habíamos hablado. Cuando me hube armado de valor para enviarle un mensaje lo único que había conseguido era ponerme aún más nerviosa. Quizás yo no había estado bien, no le había gustado o había perdido el interés. Y el hecho de que no contestara lo hacía todo aún más insoportable:

-¿Hay algo que todos los tíos no soportéis después de haberos tirado a alguien?-Pregunté de sopetón dejándolos a los tres con las bocas abiertas y las cabezas giradas hacia donde estaba sentada.

-¿Qué coño...?-Se rio Luis-¿Es por lo de Daniel?

-Dela, en serio, olvídale-Seguía insistiendo Aurora abriendo el libro por cuarta vez desde que se tumbó.

Jon me sonrió:

-A muchos lo que no les va es el día de después.

-¿Cómo?-Pregunté interesada.

-Si una chica viene buscando algo nosotros no decimos que no, pero los tíos como Daniel, según lo que me has contado, son los típicos que no llevan bien el día de después. O sea, las responsabilidades de llamar o de preocuparse...Y más teniendo en cuenta lo claro que dejasteis la relación que ambos queríais.

-Es decir... ¿No debería haberle enviado el mensaje?-Pregunté señalando el móvil.

Aurora se reincorporó:

-¿Le has enviado un mensaje?-Ella rodó los ojos exasperada-¿Qué voy a hacer con ella?-Preguntó mirando a Luis aunque no se refería a nadie en concreto.

-Depende del mensaje-Razonó Luis.

-Le he puesto un qué tal.

Jon casi se atragantó con la cerveza:

-Desinteresado...sin presiones...frío. Lo has hecho genial-Sonrió.

-Vale, creo que estás siendo sarcástico.

-¿No? ¿Tú crees? Ese mensaje suena a "Hola, quiero parecer fortuita y desinteresada pero la verdad es que no puedo dejar de pensar en ti y llevo toda la tarde sin prestar atención a mis amigos mirando mi móvil y esperando a que me contestes. Así que o contestas o escalaré hasta el balcón de tu piso para oler tus almohada y restregarme contra ella. Besos"

-Eres un exagerado-Le dije.

-Jon, un poco sí-Luis me dio la razón-Con lo de besos te has pasado, macho. Estás rizando el rizo. Cuando yo empecé a salir con Raquel al principio ella no quería nada, estábamos tonteando. Pero al final la conquisté con mis encantos y ¿sabes qué?, a veces le ponía un qué tal en los mensajes.

-Yo a mi ex le decía las cosas sin tapujos y también funcionó.

-Pero tú es que eres muy poco sutil.

-Pero vamos a ver.-Aurora se llevó las manos a la cabeza-Que yo quiero que me digáis si nos disfrazamos o no para mañana.

-Auri, que es mañana. Que no vamos a ir todos disfrazados de los Teletubbies o de lo que hayas dicho para una fiesta de Halloween.-Luis gesticulaba sentado en el otro sillón-¿Dónde compras los disfraces? Y que yo no me voy a gastar las perras en cuatro trapos para una noche. Además que viene Raquel y a esta le gusta que yo la invite.

La vida sigueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora