XV

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Cuando terminé de hablar nos quedamos en silencio durante unos minutos. Con la luz de una de las mesas que había encendido Daniel alumbrándonos a causa de que, a pesar de ser solo las 7 y media, ya era de noche:

-No creo que fueras la causa de su suicidio-Me dijo al fin abrazándome con fuerza.

-Ni yo quiero creerlo, pero a veces no puedo evitar pensarlo.

-¿Llorabas por eso el día en el que te conocí?

-Estaba sonando La senda del tiempo, era una de sus canciones favoritas y se ha llenado de significados para mí-Medité seriamente- Sí, era por eso-Afirmé al final.

-Lo siento-Volvió a repetir frotando mis brazos como si quisiera que entrara en calor.

No fue hasta ese gesto que me percaté de que había estado tiritando. No fue hasta ese gesto que realmente fui consciente de que había empezado a querer a Daniel. No era que antes no le tuviese cariño, es que en aquel momento aumentó hasta hacerme daño. Viendo mi expresión turbada por lo que estaba sintiendo justo ahí él sonrió de aquella forma que solo él sabía y me besó dulcemente y muy despacio. Recorriendo cada milímetro de mis labios como si así tratara de alguna forma consolarme.

No se parecía a ningún beso que nos hubiésemos dado antes, en este beso había lo que me pareció un sentimiento más intenso y menos inconsciente. Acabamos enredándonos en el sofá. Después de haber compartido aquello con él todo el miedo desapareció lentamente. No estábamos desnudos pero para mí, yo estaba frente a él mostrando todo lo que era y todo lo que aquello implicaba. Y el hecho de que en aquella mesita hubiese una foto de Daniel y Esther en el día de su boda a mí no me importó. Era conmigo con quién estaba en aquel momento y eso anulaba todos los recuerdos que encerraban aquella habitación.

Acabamos abrazados. El vello de su pecho me hacía cosquillas en el rostro y tan solo deseaba que el tiempo frenara súbitamente y todos los acontecimientos del mundo se prestasen a guardar silencio porque yo no podía dejar de preguntarme si después de aquello, había vida.

No lograba imaginarme volviendo al piso, no podía verme regresando al pueblo, simplemente era incapaz de separarme de él en ese instante.

Hasta que Daniel carraspeó y me alejó con cuidado de él:

-Mi mujer estará a punto de llegar-Dijo como toda explicación.

Yo traté de ocultar mi decepcionada expresión mientras recogía mi abrigo y me colocaba el destartalado cabello:

-Sí, será mejor que me vaya.

-Por mí podrías quedarte pero...

Su comentario me hizo sonreír y le miré. El cabello revuelto, la incipiente barba de tres días, el pecho desnudo, el abdomen plano...todo ello me gustaba de una forma que antes no lo había hecho.

-Por cierto,-añadí cuando estaba en el rellano-me voy al pueblo este fin de semana así que no estaré aquí.

El chasqueó los labios:

-Es una pena, podíamos haber aprovechado muy bien estos días-Sonrió de forma oscura-Y luego vienen las vacaciones de Navidad.

-Supongo que durante las fiestas podría escaparme algún día para venir aquí-Le dije ocultando mis manos tras la espalda.

Me daba cierta vergüenza decirlo pero era algo que ya había pensado. Él no pareció apático ante la idea:

-Eso me gustaría.

Y dicho esto se inclinó, me cogió de las caderas y me besó brevemente pero de forma intensa.

-Nos vemos-Dijo.

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⏰ Última actualización: Jul 12, 2015 ⏰

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