Heridas del pasado

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—¿Está todo bien? — Pedro se acercó hasta Negrete, quién solo observaba el libreto en silencio, sin leer realmente nada— No has hablado en todo el día— Infante se contuvo las ganas de decir que ni siquiera sus escenas las estaba haciendo bien y que Ismael detuvo las grabaciones con otro pretexto para no hacerle sentir mal, pues sabía la presión que sentía por culpa de la ANDA.

—Si mi ángel cantor, todo está bien— sin ponerle mucha atención, extendió su mano, tomando la de Pedro— Solo estoy un poco distraído— con cuidado besó el dorso, dejando que su nariz se embriagara con la fragancia de su Omega— Tu aroma me relaja, por favor, no te vayas a ir.

El corazón de Pedro se oprimió—¿Irme? ¿De qué hablas? ¿Cómo me voy a ir? ¿A dónde, pues? — el Omega se sentó a su lado, posando su mano libre en la mejilla de Negrete, quién gustoso dejó que el pulgar acariciara la suave piel— No voy a dejarte solo porque estás pasando este mal momento.

Negrete se acomodó en su asiento, mirando fijamente a Pedro, sus ojos brillaron e Infante sintió cómo un escalofrío recorría su piel.

—¿Qué hay de Aguilar?

El rostro sonrojado de Pedro por la forma en que su alfa lo miraba de pronto de tornó pálido.

—¿Aguilar ¿Qué con él?

—Estuve con él está última semana, me preguntó qué tipo de relación teníamos— Jorge giró su rostro, alejándose del tacto de Pedro, quien de pronto se sintió nervioso— Yo le pregunté lo mismo ¿Qué tipo de relación tienes con Infante? Y él solo se quedó callado.

—Todo tiene una explicación Jorge, yo...

—Eso ocurrió las primeras veinticuatro horas, después, las cosas se pusieron tensas, porque algunos altos mandos y funcionarios del gobierno llegaron a nuestras oficinas, María me ayudó a contener a algunos, pero a los demás los tuvimos que calmar nosotros— la vista de Jorge parecía perdida en la lejanía — ¿Sabes que dijo uno? Que yo debía de dejar esto en paz, porque sino tú pagarías las consecuencias y Luis le dijo que no, que tú no sufrías por lo mismo otra vez, le pegó con una furia que yo jamás había visto.

Pedro tragó saliva pesadamente, intentado permanecer en silencio.

—Dijo que él ya una vez te habia arrebatado de su lado y que no permitiría que volvieran a quitarte la felicidad ¿Sabes lo que eso significa, Pedro?

El Omega respiró profundamente, no, no podía creer lo que estaba escuchando, Pedro se negaba a aceptar que todos esos malos tratos, burlas y demás vergonzosas situaciones que le hizo pasar Luis fueron producto de una amenaza.

Era imposible

—Luis comenzó a gritar todos los secretos que conocía de aquellos que estaban presentes y también de los que no— el corazón de Jorge se sintió vacío al ver que Pedro ya no respondía, quizá había sido mala decisión decirle la verdad respecto a Luis, pero su amor por aquel Omega era más fuerte que cualquier tipo de celos que pudiera sentir— los amenazó y te defendió justo como lo hubiera echo yo, quizá hasta mejor.

Jorge recordaba con exactitud como el rostro de Luis se había transformado en una mueca de furia cuando escuchó la sugerencia que esos betas y Alfas le estaban haciendo a Negrete, que dejara de indagar en lo que no le correspondía a cambio de proteger el pequeño secretito de Pedro.

—Déjame hablar Jorge, por favor — la mano de Infante buscó la de Negrete, pero el puño cerrado del Alfa no le permitió sostener aquellos tensos dedos.

—Cuando se fueron, Luis me contó todo, el amor que se tuvieron y cómo para protegerte se alejó, su plan fue cruel, pero efectivo— los ojos de Jorge ahora sí buscaron los de Pedro, pero a diferencia de hacía tan solo unos minutos, esa mirada no reflejaba amor, sino miedo— Espero que su amenaza haya sido suficiente, de lo legal me encargo yo.

Con cuidado, Jorge se puso de pie, ignorando la mirada y las suaves súplicas de Pedro.

—Tienes que hablar con Luis, ambos necesitan decirse las cosas, aclarar lo que pasó con su relación y...— la voz de Jorge se volvió más pausada y su tono disminuyó, todo en un intento por no dejar que se notara la tristeza de su alma— si aún después de eso me sigues queriendo, ya sabes dónde encontrarme, sino...— Jorge ya no pudo responder, no cuando sentía que su Alfa quería regresar a aquel camerino para marcar a su Omega y decirle a todo el mundo que Pedro le pertenecía y aquel que se atreviera a hacerle algo, lo pagaría caro, sin importancia quién fuera.

Pero no podía, no debía seguir pensando así, no cuando estaba la posibilidad de que Pedro regresara con Luis. Si, Jorge sabía que se escuchaba como una tontería el pensar así después de todo el amor que ambos se habían profesado durante aquellos últimos meses, pero el escuchar como Aguilar se expresaba de Pedro, el ver de primera mano como los ojos de aquel otro alfa se mostraban anhelantes cuando hablaba del Omega le causó una inseguridad enorme, el miedo se apoderó de él desde esa noche, al igual que la inquietud, sabía que no podía quedarse callado después de escuchar semejante declaración de la que estaba seguro Pedro no tenía la más mínima idea.

—No debiste hablar así con Pedro, no debiste decirle esas cosas— regañó María — él no lo amó, si lo hubiera echo habría peleado contra todos con tal de quedarse a su lado, en vez de eso, prefirió casarse y olvidar todo.

—Luis lo amó lo suficiente como para dejarlo ir.

María chasqueó la lengua — y tú lo amas lo suficiente como para no dejarlo ir.

—°

Pedro ni siquiera intentó ponerse de pie cuando Jorge se fue, no porque no quisiera, sino, porque no podía, sus piernas no respondían, en realidad, nada en su cuerpo parecía estar dispuesto a moverse de su sitio.

—Jorge, Pedro, necesito que los dos vengan a...— la voz de Ismael se hizo sonar en la puerta del camerino —¿Dónde está Jorge?— el director al ver a Pedro pálido entró dejando sus cosas de lado, colocando su mano sobre aquella frente —¿qué tienes? ¿Jorge te hizo algo? ¿es tu celo?

—Jorge ya sabe de la relación que tuve con Luis — para Ismael no hizo falta ninguna otra explicación.

—¡Busquen a...!

—No, no, deja que se vaya, tiene mucho en que pensar, y yo también.

—¿De qué estás hablando Pedro?

—Tengo que hablar con Luis.

—No puedes hacer eso, Pedro. Él te lastimó, te hizo mucho daño.

Pedro asintió, sin atreverse a mirar a Ismael.

—Lo sé, me costó años salir de ese círculo vicioso que se volvió la relación, pero jamás cerré ese capitulo de mi vida y ahora que tengo a Jorge, sé que debo darle punto final a todo esto— Pedro se tambaleó un poco, pero Ismael fue lo suficientemente veloz para no dejarle caer— Hablaré con Luis y después, iré con Jorge. Ya me cansé de ocultar todo lo que soy y...y finalmente sé que hay alfas por los que vale la pena arriesgarse.

—Pedro ¿estás seguro?

—Si, voy a gritarle al mundo entero que soy Omega, ya les he demostrado suficientes veces que valgo la pena y si ellos no lo entienden, entonces no hay marcha atrás, me iré, buscaré otra forma de vivir, pero no ocultaré más lo que soy.

Ismael abrió y cerró los labios en varias ocasiones, sin saber que decir. Hasta que finalmente algo hizo click en su cabeza.

—Bien, ve a hacer lo que debas hacer, yo te ayudaré con este cambio que quieres lograr. Ve Pedro, busca tu verdadera felicidad, yo me encargo de todo.

Bésame mucho | InfagreteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora