Capítulo #1: El Accidente

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"Presente":

- Quiero ser rica - dice María a mi lado - lo primero que haría sería comprar una mansión, despues un helicóptero e iría a buscar a la profesora que me dijo que no sería nadie, para llevarla a ver mi casa. Y luego me dedicaria a pasear en mi jet privado el resto de mi vida, disfrutando el paisaje, los chicos, la comida...

-Lástima que sea solo tu imaginación - dije bajándola de la nube

Suspiró profundamente

- Yo quisiera ser un dinosaurio. - menciona Lala masticando chicle

- Para que? - pregunté

-Un tiranosaurio rex, para visitar a los que no me agradan por la noche. ¿Sabes lo bien que se sentiría - hace una mirasa de asesina y continúa - caminar por las calles a media noche causando un estruendo y despertando a toda su familia? Tocaría la puerta con una pezuña, cuando abran enseñaría mi gran ojo de tiranosaurio rex. Preguntaría: "Buenas, está Max aquí?" Y luego lo acabaría, a el y a su noviesita. - mencionó con voz de niña

Las tres reimos al notar los celos por su ex.

Recibí una llamada de mi padre.

- Emma cariño

-Dime papá

- Estas ocupada?

- Estoy con Lala y María

-¿Por que no bajas y me traes la cena? Algo ligero mejor. Estoy muy ocupado ahora.

Era de noche, casi las 10.

-Esta bien

-Si quieres dile a tus amigas que pueden bajar también, y así de paso me traen las cajas verdes que están en mi cuarto..

-Eres un caso perdido - pronuncie riéndome - ya vamos

Colgué y noté que mis amigas me miraron al mencionar el "vamos"

- Ayudenme con algo

Luego de buscar lo que papá necesitaba, noté que las cajas pesaban, entendí porque requería de ayuda.

Bajamos al sótano, muy sucio por cierto, olía a humedad, polvo y veneno para cucarachas, pero a mi no me importaba mucho, y a papá menos (así que armonía)

Detrás de un par de cuadros grandes, había una puerta secreta camuflada con la pared de madera casi a la perfección, entramos y bajamos unas escaleras de caracol. Teníamos que bajar mucho y no habia luz, así que encendimos la linterna de los celulares para poder ver por donde íbamos.

Mis amigas visitan mi casa desde los 5 años, así que había confianza. Sabían que papá trabajaba en una máquina del tiempo y que no debían decírselo a nadie. Respetaban el secreto y eso me hacía quererlas más.

Vimos la luz del final y apagamos las linternas.

Cuando llegamos a la guarida secreta, observé aquel lugar como si fuese la primera ves que lo viera. Hoy se sentía diferente. Paredes, y suelo de hierro, luces por todas partes, dos mesas cargadas de objetos a la izquierda y en la derecha había una pequeña mesa de estudio, con un microscopio, lupas, un cofre con no tengo ni idea que había dentro, dinamómetro, balanza, amperimetro, muchos cables, y otras cosas que no pude reconocer a la primera.

La máquina del tiempo estaba en el centro, con un tamaño de 3 metros, reluciente, y de hierro, no se veía nada para adentro, sólo una escalera afuera que permitía entrar y una luz azul tan hermosa que daba paz. De hecho, vi la máquina con una sensación igual a cuando vas a un concierto y sale ese mismo humo que usaban los cantantes para aparecer elegantemente.

Perdida En TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora