𝐅𝐋𝐎𝐑 𝐃𝐄 𝐂𝐄𝐑𝐄𝐙𝐎 [Roier X Tú]✓

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Dos días pasaron rápidamente y yo estaba tan nerviosa por mi nueva experiencia con la pequeña Venecia

—¿Llevas la bolsa?.— cuestioné a Roier y él asintió mostrándome una gran bolsa qué traía en sus manos

Después de contarle lo que había hecho lo tomó por sorpresa; al principio se alteró por saber que había estado en el hospital sola pero luego parecía que estaba más tranquilo

—No recuerdo la parte de tu lista de cosas por hacer que mencionara una hija.— exclamó mientras llegábamos al hospital

—Solo serán unos días y no me quería quedar sin ayudarla.— dije con una pequeña sonrisa

Cruzamos los pasillos hasta llegar a la sección de pediatría, revisé mi celular para comprobar que estuviéramos llenado al lugar correcto

—Busca la habitación 1108.— pedí y él asintió

Caminamos unas cuantas habitaciones hasta que por fin llegamos, abrimos la puerta y una enfermera estaba con la pequeña Venecia.

Al verme entrar corrió hacia mí y nuevamente extendió sus brazos como si quisiera que la cargara. Estaba a punto de hacerlo pero Roier se adelantó y la cargó

—No puedes cargar tanto.— recordó y reí

No sería la primera vez que la cargaba pero preferí omitir eso.

La enfermera se acercó a nosotros y nos sonrió

—Ustedes deben de ser quienes cuidarán a nuestra Venecia durante unos días.— dijo y asentí —Cuidenla bien y encarguense de que coma bien, la tendrán que traer de regreso al hospital cuando finalice el día.—

—Tranquila, nosotros nos encargamos.— dije riendo

Salió de ahí no sin antes mirar con ternura a la pequeña que estaba en brazos de Roier.

—No entiendo porque tienen aquí a esta niña.— dijo Roier mientras le hacía cosquillas a Venecia, ella reía

—Sus padres la dejaron.— susurré cerca de su oído, quería evitar que ella lo escuchara

Sabía que existía los orfanatos pero por la condición de la pequeña habían decidido dejarla en el hospital para seguir estudiando y cuidando su retraso

—Ni siquiera parece que estuviera enferma.— dijo y tenía razón

Salimos de la habitación y todos nos sonreían al ver que nos llevamos a Venecia, yo había escuchado que durante todos los años que se hizo este programa de apoyo nadie se la había llevado porque era difícil por ser tan pequeña y por su enfermedad, por eso además todos los enfermeros le habían tomado mucho cariño a la pequeña, ahora que veían qué salía se alegraban por ella

Cuando por fin salimos del hospital miré a la pequeña, parecía asombrada

—Vamos a invitarte a casa, es un lugar hermoso.— dije y ella también sonrió un poco

Tomamos un taxi y le dimos la dirección. Ver como ella se aferraba a Roier mientras ambos veían la ventana se me hizo una de las escenas más tiernas así que simplemente saqué mi celular para fotografíar eso.

—Te voy a cobrar por cada foto.— se burló mirándome

—Ponle el precio que quieras, esto lo vale completamente.— respondí con una sonrisa

Seguimos con el viaje hasta que por fin llegamos a la casa, pagamos y bajamos. Roier bajó a la pequeña que corrió directamente a la puerta como si supiera que ese era el lugar

—¿Cuál es el plan?.— cuestionó mientras íbamos hasta la puerta para abrirla y dejar que Venecia entrara

Vimos como corrió hasta que se encontró con Mushu, el perro se acercó a olerla y después ella prácticamente lo agarró del pescuezo para llevárselo

—Ayudemos a Mushu.— dije sabiendo que podía lastimarlo

Roier se acercó a la pequeña para quitarle al perro y ella empezó a llorar, no recordaba que podía hacer eso

—¿Y ahora qué?.— pregunté si saber que hacer

Él solo se agachó hasta quedar a la altura de Venecia

—Que mis ojos se despierten, con la luz de tu mirada yo...— empezó a cantar

Fué inevitable no recordar cuando la cantó en directo y yo estaba enferma, él me la había dedicado así que ahora se sentía como una caricia al alma

La pequeña Venecia dejó de llorar al escuchar su cantó

—Mulán, es tu turno.— susurró Roier y me acerqué con ellos

—A Dios le pido.— canté haciendo el coro

Seguimos cantando esa canción y cuando terminó la pequeña ya estaba más tranquila

—No habla pero si llora, anotado.— se burló de la situación —Espera ¡la bolsa!.—

Habiamos llevado al hospital una bolsa llena de cosas para calmar a la pequeña para cualquier conflicto qué hubiera en el camino

Fuí por ella y cuando la abrí saqué una paleta para dársela a Venecia

—¿Crees que le gusten las películas?.— pregunté y Roier cargó a la pequeña para dejarla en el sofá, ella seguía entretenida con su paleta

—A todos nos gustan ¿no?.— cuestionó en respuesta y reí

Nos sentamos con ella y puse "Enredados", era de mis películas favoritas.

Mientras pasaba yo cantaba todas las canciones y Roier me empezaba a grabar, yo no le decía nada.

Cuando ya íbamos por la mitad miré de reojo a mi novio, la pequeña se había quedado dormida sobre él

—Creo que ya me quiere.— susurró

Al menos esto me estaba dejando ver una faceta de Roier como padre, quizás en otra vida podría ser posible...

—La cargaré y la llevaré a mi cama.— avisé levantándome para cargarla

Él asintió dejándome hacerlo, me sorprendía qué no me dijera nada. La cargué y la abracé para llevarla hasta mi habitación, la dejé en mi cama con cuidado y la cubrí

Acaricié su mejilla y sonreí un poco

—Estos días seremos una familia.— escuché a Roier, entró detrás de mí —Y aunque me siento temeroso sé que lo haremos bien.—

—Hablas como si realmente fuera nuestra hija.— me burlé

—Será nuestra hija.— dijo y reí

Tomé mi celular para subir la foto que le había tomado en el taxi, esa donde estaba con la pequeña.

Pasaron algunos segundos hasta que la gente empezó a comentar; había muchas reacción al respecto pero la mayoría decían que Roier se veía muy lindo.

—Subí tu foto.— avisé y él se acercó para ver los comentarios

Todos pensaban que Venecia era mi hermanita y que lo había llevado a conocer a mi familia por fin, eso era lo que más risa me causaba.

—Mira este.— pidió deteniendo los comentarios y leí

—"Tripon, tripona y tripita".— leí en voz alta

Ambos empezamos a reír causando qué la pequeña abriera los ojos de inmediato, al parecer tenía el sueño ligero