Capitulo XII

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El pelinegro aún seguía corriendo para llegar a su destino, se preguntaba a dónde se había ido la muchacha, pues de la nada se detuvo y se dirigió a otro lugar.

— ¿Que habrá escuchado? — Se preguntó, mientras se detenía porque ya había llegado — Da igual, mientras la misión se cumpla.

El muchacho ingreso a la aldea, habían algunas casas estaban destruidas y todos se trataban mal entre todos. ¿Que había pasado ahí?, Parecía que en vez de un demonio los propios lugareños habían echos todo eso.

¿Que es esto? — Pensó el ojiazul mientras deambulaba por las calles de ese pueblo todo sombrío — ¿Acá hay un demonio?

— Disculpa. . . — Escuchó la voz de una niña que jalaba su Haorī, volteo hasta ella y la observó — ¿Viniste a matar al demonio?. . .

— ¿Lo has visto? — Preguntó secamente y no porque quisiera sino porque así le salio — Soy un cazador de demonios, ¿Has visto a uno?

— Sale todas la noches y se come a las personas. . . — Susurro mostrando una cara de terror mientras temblaba — Ayer se comió a una familia entera, solo sobrevivió un niño. . . tengo miedo de que nos mate a mi y a mi familia. . .

— Tranquila, mataré al demonio — Dijo el muchacho caminado en búsqueda del ser — Tiene que salir ya. . .

Luego de unos minutos merodeando, la gente ya no estaba circulando por las calles, como si todo mundo hubiera desaparecido, como si todo el mundo se hubiera esfumado.

El muchacho se quedó parado en medio de la aldea, no había nadie por los alrededores. Sabía que era por el demonio, tal vez aparece a esa hora y por eso todos se escondían, salió de sus pensamientos cuando escucho una voz llamarlo.

— ¡Oye! ¡Tu! — Escuchó que le gritaban en un susurro, por lo que volteo a ver quién era, un niño que estaba detrás de una cabaña destruida se asomó por los escombros — ¡Oye tonto! ¡Ya va a salir el demonio, escondete o te comera!

Entonces ya va a salir. . . — Pensó mientras ignoraba al niño, cerró los ojos un momento pero los abrio rápidamente al sentir que alguien tiraba de su Haorī — ¿Eh?

— ¡Vamos, no te puedes quedar parado ahí! — El niño que había visto se encontraba jalandolo para que se esconda — ¡No te puedo dejar morir!

— ¿Que. . . — El pelinegro se sorprendió al escuchar al niño, se veía tan delgado y frágil que parecía que en cualquier momento se iba a romper, se notaba asustado, pero aún así tuvo la suficiente valentía para salir a ayudarlo y eso lo dejo sin palabras — Porque?...

— ¡No seas tonto! — Dijo viendolo de reojo, luego se volteo y se detuvo — El demo-

— Vaya, vaya. . . — Escucharon ambos, y al voltear sus rostros vieron al ser más horrendo que sus ojos pudieron ver — ¿Que tenemos aquí?, Premio doble. . .

— ¡El... demo... — El niño no podía hablar del miedo, sus ojos estaban cristalizados y sentía un gran nudo en la garganta. Giyūū por un momento se vio reflejado en el al recordar su prueba de selección en la cuál murió su mejor amigo, al cual no pudo ayudar — me va... a matar!

— ¡Correcto! — El demonio con gran velocidad se dirigió a ellos, el niño cerró sus ojos pues sus piernas no respondían y el pelinegro rápidamente sacó su katana — ¿Ahhhh? ¡Un cazador de demonios y no es nada más y nada menos que un pilar! ¡Que suerte la mía!.

— Oye — Llamó el muchacho al infante sin verlo, pues se había colocado delante de él para protegerlo — Vete de aquí, yo me ocupare de él.

— Pero. . . — Murmuró este con miedo. — Yo. . . no, si te mueres será mi culpa. . .

•[Gélido]• || «Giyūū Tomiōka Y Tú»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora