capítulo 14#

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Poco a poco voy recuperando la consciencia y abro los ojos con dificultad, mi alrededor se ve borroso pero por el balanceo me doy cuenta que estoy dentro de un carruaje,al orientarme, me doy cuenta que me encuentro acostada en las piernas de un hombre que acaricia mi cabeza.

__Has despertado justo a tiempo -Murmura ese hombre con voz suave.

Pestañeo varias veces y logro reconocer el rostro del Duque, tiene una mirada tranquila. Intento levantarme pero él me lo impide empujándome del hombro, causando que vuelva a caer en sus piernas.

__No te levantes tan rápido, debes esperar que desaparezca los efectos del sedante de tu cuerpo -Me dice en tono cariñoso acariciando mi mejilla.

Alejo mi rostro de su toque.

__ ¿Cuánto tiempo me has mantenido inconsciente? -Antes de desmayarme, tenía puesto ropa de hombre, pero me doy cuenta que ahora cargo puesto un largo vestido de color blanco.

__Un día y medio. Te veías tan hermosa durmiendo... Estaba muy preocupado cuando escuché que desapareciste ¿Qué hubiera pasado si no fuera llegado a tiempo? Esos tipos pudieron haberte hecho cosas horribles.

Lo miro con odio queriendo golpear su rostro de hipócrita.

__ ¿Crees que soy una tonta? Llegar justo a tiempo ¡Ja! No me hagas reír... Usted ya había llegado cuando esos hombres me tenían sometida, pero no intervino de inmediato, espero en las sombras a que estuviera en una situación sin salida para aparecer.

Cuando estaba sometida por esos delicuentes, me di cuenta que había un hombre observado la situación desde la sombra de los árbol, pero creía que era un cobarde que no me ayudaría.

Pero no... era el Duque.

Edmund queda en silencio unos segundos y luego suelta una fuerte risa, se ríe a carcajadas agarrando su cabeza, sus ojos brillan de entusiasmo y locura.

__ ¡Eres inteligente Amelia! ¡Ninguna mujer se puede comparar contigo! -Deja de reírse y sus ojos fríos me ven con frenesí--. Tienes razón, ya había llegado, pero quería saber si eras capaz...

__ ¿Capaz de qué? -Pregunto.

El dedo del Duque acaricia mi cuello.

__De matar para sobrevivir -Dejo de respirar-. Y no lo dudaste, mataste a esos hombres con tanta frialdad que me excito, no podía dejar de observarte, cubierta de sangre con ojos asesinos y dispuesta a morir peleando ¡Sencillamente espléndida!

__Estas enfermo... ¡Quiero irme! -Me levanto tan rápido que me mareo.

El Duque me sujeta de los brazos.

__Ya no puedes volver a huir Amelia -Susurra en mi oído causándome escalofríos.

El carruaje se detiene, el Duque abre la puerta y me agarra del brazo obligándome a salir, es de noche y solo veo árboles a mi alrededor, solo hay una pequeña cabilla, pero está situación me hace sentir en peligro y retrocedo deseando escapar.

__ ¿Dónde estamos? -Pregunto preocupada al comprender que estamos en un lugar apartado.

El Duque me da una de sus sonrisas escalofriantes.

__ ¿No es obvio? ¡Vamos a casarnos! -Me revela.

__¡No! -Doy la vuelta para escapar pero rápidamente soy dominada por él.

El Duque me sujeta con fuerza y me obliga a entrar en la capilla con él, grito y pataleo en vano, por primera vez tengo la ganas de llorar por impotencia.

__ ¡Suéltame! ¡No quiero esto! ¡No me hagas esto! ¡Por favor! -Me resigno a suplicar.

Sigo golpeando su pecho pero él ni se inmuta, me arrastra al altar y noto algunas pocas personas en el lugar. Un padre, algunos soldados del Duque y en un rincón... a una pequeña mujer que logro reconocer...

El Duque Demente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora