Memorias de Lord Edmund de Berguiana

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7 años tenía cuando vi por primera vez a Amelia.

Después del entrenamiento con mi padre, terminé exhausto, me dirijo a la cocina para comer algo que sacie mi hambre, encuentro en la mesa una cesta de manzanas y agarro una, doy un gran mordisco y voy a mi habitación para bañarme, pero al pasar por la sala de estar, observo a mi madre sentada en el mueble con una pequeña bebé en sus brazos, mi madre mira  con cariño a la criatura.

Mi madre no es mujer de mostrar sus emociones, es extraño ver un gesto de afecto por su parte ¿Quién es esa bebé? Me acerco curioso, madre intenta calmar al pequeño bebé que llora desconsolado.

__ ¿De quién es ese bebé? –Le pregunto a madre colocándome a su lado, miro al bebé con recelo.

Mi mama sonríe e inclina al bebé para que vea su rostro, al mirar las mejillas sonrojadas, ojos llorosos y rostro redondo con rastros femeninos, es que me doy cuenta que es una niña.

__Es la hija de una amiga, esta algo enferma y no puede cuidarla por el momento, asi que me ofrecí a cuidarla ¿No es demasiado linda?

Me fijo en el rostro lloroso de la pequeña y hago una mueca.

__No me gustan los niños llorones –Replico con disgusto.

Madre se ríe y recuesta a la pequeña en su hombro, da suaves golpecitos en su espalda para calmarla.

__Llora porque extraña a su madre, ella nunca se ha separado de su hija desde que nació. Además, cambiarás de opinión cuando tengas tus propios hijos.

En la alta sociedad, los niños no suelen ser criados por sus madres, es normal que nos críen los sirvientes o tener una Nana, incluso mi madre no se le permitió atenderme. Los padres de esta niña deben ser pobres si no pueden permitirse contratar a una Nana para su hija

__Es trabajo de las mujeres la crianza de los niños, no de los hombres –Me cruzo de brazos.

__Oh ¿eso crees? –Mi madre se levanta y me obliga a cargar al bebé, no puedo ocultar mi desagrado cuando la sujeto. La bebé abre sus párpados y se fija en mi, sus ojos son de un azul cielo, debo admitir que tiene una mirada muy impactante, la pequeña deja de llorar, extiende sus pequeños brazos a mi dirección y sonríe, miro a la pequeña confundido por su cambio de humor.

__Se calmo… --Susurro viéndola, concentrado en su pequeño rostro.

Mamá suelta una risa.

__Tal parece que le agradas Edmund.

Ahora que ha dejado de llorar, admito que se un poco adorable.

__ ¿Cuál es su nombre? –Pregunto, la bebé agarra mi dedo con su pequeña mano.

__Amelia…

En una tarde soleada, una pequeña bebé logro dejar una profunda impresión en mi, se sentía cálida entre mis pequeños brazos y pensé en ese momento, que era la única bebé que no me desagradaba.

El tiempo transcurrió y la guerra con la frontera fue empeorando, mi padre pasaba meses completos en la zona de conflicto con las tropas, tenía 14 años y quería participar en la guerra, pero primero tendría que casarme para asegurar un heredero a mi casa.

La guerra estaba acabando con grandes familias, si algo llegara a ocurrirle a mi padre, es mi deber sucederle en el campo de batalla, es por eso que como único heredero de la casa Berguiana, debo asegurar mi linaje.

__Hoy dibuje una mariposa ¿Quiere ver mi dibujo Duque? –La pequeña rubia me pregunta emocionada.

La miro con aburrimiento deseando terminar este encuentro.

El Duque Demente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora