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Domingo 24 de junio 2018, 17:26 P.M. Colegio Técnico de Magia Metropolitana de Tokio.

—Tienes que estar de broma.
—Me temo que no.

Irina se encontraba en el despacho de Yaga nuevamente, esta vez porque había sido el propio hombre quién la había llamado, pero no estaban solos en esta ocasión, ya que Gojo estaba sentado en uno de los sillones que estaban frente al escritorio, al lado de la mujer.

La pelirroja llevaba en Japón algo más de una semana y, durante todo ese tiempo, había seguido intentando suprimir a Sukuna, aunque esta vez por diferentes métodos, ya que La Caja de Pushkin había quedado totalmente inservible.
Tras la pequeña conversación, si es que se podía llamar así, que había tenido con Satoru en su segundo día, este no había aparecido más en las sesiones con Itadori, aunque lo correcto sería decir que no se había puesto a la vista de la muchacha, ya que esta había podido sentir su presencia por fuera de la sala cada vez que había empezado el ritual para intentar exorcizar a la maldición de grado especial y, una vez había dado la sesión por terminada, su presencia desaparecía.

Irina se había encontrado en su habitación cuando un mensaje del director había aparecido en su móvil, pidiéndole que fuera a su despacho de inmediato, y así había hecho, apareciendo menos de cinco minutos después. La muchacha no sabía muy bien por qué había requerido de su presencia tan repentinamente, y su confusión había crecido aún más cuando había entrado a dicha estancia, viendo que Gojo ya estaba ahí sentado, esperando. Pero lo peor seguía sin ser la presencia del peliblanco, sino la noticia que le acababa de dar su antiguo profesor.

—¿Por qué querrían algo así? —La mujer, que no llevaba las gafas puestas esta vez, se había pasado una mano desde las sienes hasta la nariz.
—Quieren que monitorees a Itadori Yuji de cerca, y la mejor forma es quedándote aquí en Japón hasta el momento de la ejecución.

Irina quería morirse ahora mismo, había vuelto a Japón con la certeza y con la esperanza de que se volvería a ir tras unas pocas semanas tuviera o no tuviera éxito en la misión que le habían encomendado, pero ahora los peces gordos querían que se quedara en Japón durante un tiempo indeterminado, ya que nadie sabía cuánto tardaría Yuji en encontrar e ingerir el resto de dedos de Sukuna, con la intención de vigilarlo junto a Gojo. Sí, junto a Gojo, porque viendo que el chamán era profesor de Itadori, esto significaría que estarían juntos una gran cantidad de tiempo. Pero, aún así, ni siquiera pasar tiempo con el odioso hombre era lo que más molestaba a Irina.

—No entiendo por qué ahora exigen que me quede en el país cuando fueron ellos los que me echaron en primer lugar. —Irina había apartado la mano de su cara por fin, apoyándola en la mesa mientras miraba fijamente al director.  
—Prefieren tener a dos hechiceros de grado especial, al fin y al cabo se trata de Ryomen Sukuna. —La muchacha hizo una mueca.
—Todos sabemos que con Satoru es suficiente. —Por mucho que le molestara nombrar al peliblanco, lo que había dicho era verdad, era una estupidez negarlo. Yaga entrecruzó los dedos de sus manos, apoyándolas en el escritorio e inclinándose hacia delante.
—Da igual lo que sepamos, Irina. Los altos cargos han hablado y eso es lo que se hará, quieras o no. ¿Lo has entendido? —Yaga se había puesto serio, viendo que era la única manera de que se diera el tema por zanjado. La joven se había mordido el labio, conteniéndose y aceptando la situación, por lo que el hombre siguió hablando. —Bien, pues tema solucionado. Se te pagará por tu trabajo aquí, así que no te preocupes por el dinero. Ahora, fuera de mi vista, los dos, me molestáis. —Finalizó.
—¿Huuuh? ¿Y yo qué he hecho ahora? —Habló Satoru por primera vez desde que Irina había entrado. Sus gafas de sol se habían escurrido por el puente de su nariz, dejando ver el intenso azul de sus ojos, además, también llevaba el pelo hacia abajo. De esta forma, se parecía más a la imagen que Irina recordaba de él, de cuando eran más jóvenes.
—¡Fuera! —Volvió a insistir Yaga, provocando que la muchacha chasqueara la lengua y se levantara de golpe, siendo la primera en salir de la habitación, dando un portazo a sus espaldas.

Cenizas del Tiempo (Gojo Satoru x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora