Hacía solo un par de horas que el sol había salido para dar paso a otra calurosa mañana de junio, la chica casi había olvidado el calor del verano japonés y más después de haber estado en Serbia hacía apenas unas semanas, el contraste era bastante grande pero su cuerpo se había adaptado bien al repentino cambio, como si sus músculos y huesos tuvieran memoria propia. Aún así, no se sentía muy entusiasmada en ponerse el uniforme de la escuela de nuevo, aunque el que hiciera calor solo era una mera excusa para posponer el momento de vestirse con el atuendo.Ijichi le había hecho llegar el uniforme la noche anterior, dando por hecho que estaría obligada a ponérselo mientras se quedara por ahí. Irina estaba de pie, brazos en jarras, frente a su cama, mirando fijamente el uniforme que estaba extendido sobre esta, como si así pudiera prenderle fuego con la mirada y tener una razón válida para seguir llevando su ropa. La pelirroja desvió la mirada hacia el reloj que descansaba sobre su mesita de noche, tenía que darse prisa o llegaría tarde y, al contrario que cierto hombre de pelos blancos, no le gustaba hacer esperar a la gente, por lo que, soltando un suspiro, comenzó a vestirse a regañadientes, saliendo de su habitación a paso ligero una vez se acabó de preparar.
Irina andaba por el camino que había por encima del campo de atletismo, su larga falda del uniforme ondeando a cada paso que daba, dejando ver sus piernas al tener esta aperturas a cada lado para facilitar la movilidad, sus botas de tacón dejando huellas en la tierra. La mujer se ajustó sus gafas de sol sobre los ojos, mirando hacia la explanada y viendo que ya había tres personas esperando mientras hablaban entre ellas. La pelirroja supo enseguida de quienes se trataban.
—¡Oh! ¡Irina-san! ¡Hola! —Itadori había sido el primero en verla de nuevo, girándose hacia ella y saludándola con una sonrisa en el rostro, provocando que los otros dos jóvenes que lo acompañaban también se volvieran a mirarla.
—Buenos días, Itadori. —Saludó de vuelta la mujer, bajando los escalones de piedra hasta llegar a los tres.
—¿Irina...-san? —Esta giró la cabeza, mirando a Megumi, que le devolvía la mirada con la boca entreabierta, totalmente pillado por sorpresa con el inesperado reencuentro. Irina le sonrió con cariño.
—Hola Megumi, no pensaba que te fueras a acordar de mí. —Antes de que el joven pudiera contestar, alguien habló primero, interrumpiéndolo.
—¿Huh? ¿De qué va todo esto? ¿Por qué la conocéis y yo no?Irina se giró esta vez hacia la única chica del grupo, su pelo castaño le llegaba un poco por debajo de su barbilla, su postura altanera gritaba por todos lados que le prestaran atención y que no la dejaran fuera de lo que estuviera pasando. La pelirroja sonrió inmediatamente, asombrada con la actitud de la joven, que intercambiaba la mirada entre los tres, cruzándose de brazos de manera defensiva.
—Lo siento. Soy Tokei Irina, es un placer.
—Kugisaki Nobara. —Se presentó la muchacha, descruzándose de brazos. —¿Tú también eres profesora aquí?
—Umm, no exactamente. Os diré más en cuanto venga Satoru... que veo que llega tarde.
—Suele llegar siempre tarde.
—Huh... Algunas cosas nunca cambian, supongo.
—¿También conoces a Gojo-sensei?
—Irina-san fue compañera de Gojo-sensei cuando tenían nuestra edad. —Explicó Itadori, encantado de saber algo que su compañera no sabía. —Ha estado viajando por el extranjero durante mucho tiempo, ¿no es genial? —El muchacho parecía más orgulloso de las hazañas de la mujer que ella misma.
—¿De verdad has estado en el extranjero? —Kugisaki la miraba ahora intensamente, habiendo llamado su atención completamente. Irina soltó una carcajada.
—Sí, así es. —Los ojos de la joven parecían brillar.
—¿Has estado en Europa?
—Sí, en varios países. He estado en Noruega, Finlandia, Alemania, Suiza, Grecia, Rumanía, Eslovaquia, —Irina comenzó a contar los países con los dedos —España, Italia, Reino Unido, Francia, Albania, Malta, Luxemburgo... ¡Oh! Y acabo de volver de Serbia.
—¿¡Francia!? ¿Has estado en París? ¿Y cómo es el Coliseo Romano? ¿De verdad es tan grande como en las fotos? ¡Oh! ¿Y es cierto que el chocolate suizo es el mejor del mundo?
—¿Existe el Jorobado de Notre Dame? ¿Hay vampiros en Rumanía? ¿Viste gladiadores en el Coliseo?
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Cenizas del Tiempo (Gojo Satoru x Lectora)
FanfictionNueve años después de que Tokei Irina fuera exiliada de Japón, recibe una llamada que hará de su regreso algo inminente. La mujer de cabello carmesí no solo tendrá que lidiar con la maldición de grado especial, Ryomen Sukuna, sino que también deber...