Capítulo 8 - Silbé una canción pensando en ella

6 1 0
                                    


Geon:

‒ ¿Te lastimaste?

Me puse de pie y fue lo único que se me ocurrió preguntar, pero ella no me respondió, no sé si porque no me escuchó o porque se llenó de vergüenza, pues su cara estaba roja fosforescente, y se fue corriendo, supongo que a su dormitorio. Por instinto, di un paso para ir tras ella, pero Cho me tomó del brazo y me detuvo

‒ No te preocupes Geon-ki, ella no te entiende, no habla nuestro idioma, deja que yo voy

Me senté nuevamente, pues no era buena idea seguirla. Cho se dirigió a la habitación donde se encerró y golpeó la puerta

‒ ¿Sí?

‒ ¿Estás bien, te lastimaste?

Desde dentro se escuchó una voz de aplicación que decía palabras que no entendí, supongo que fue el traductor que ella utilizaba y era la frase dicha por Cho en español

‒ Si – respondió casi en un murmullo, pero eso lo entendí

‒ Ok

Cho, volvió al sillón

‒ ¿Se encuentra bien? – le pregunté

‒ Si, está bien, así que quédate tranquilo

Quería interrogarlo sobre ella, que me dijera todo, su nombre, su edad, que hacía aquí, de donde era, y todo lo que se me pudiera ocurrir, pero, en lugar de eso, me quedé con todas esas dudas y callé. Así que nos metimos nuevamente en el partido, aunque ya no pude concentrarme. Cuando llegamos al entretiempo me disculpé para poder retirarme

‒ Disculpen chicos, pero me retiro, estoy verdaderamente cansado y ya no me sostengo erguido, necesito dormir

‒ ¡Qué pena!, pero están trabajando duro estos días, así que te entiendo. Que descanses

‒ Gracias por todo amigos, luego me cuentan como terminó el encuentro, quien ganó. Déjenle mis saludos a la joven y díganle que me alegro de que no se haya lastimado – estreche sus manos y me retiré

Tomé rumbo a mi casa nuevamente, estaba a unos quinientos metros de allí. En otro momento lo hubiera hecho corriendo, pero realmente estaba muy cansado. Así que metí mis manos en los bolsillos y silbé una canción pensando en ella, mientras caminaba y recordaba su rostro

Narrador:

Durante el desayuno en casa de los auxiliares, Tae y Haneul, la otra chica que vivía con ellos, se encontraban trabajando, ya que su día libre no coincidía con el de Dana y Cho, así que solo ellos se encontraron en el desayuno

‒ Buenos días ¿Te encuentras bien, Dana? ¿te lastimaste anoche? – preguntó Cho cuando Dana se sentó a la mesa

‒ Buenos días Cho – saludó en coreano, pues era de lo poco que había aprendido en esos meses, pero ya luego se valió del traductor, así que continúo hablando en español – perfectamente, solo tengo un rasguño

‒ Me alegro – y sonrió aliviado – Geon-ki me pidió que te diera sus saludos y su alegría de que no te pasara nada

‒ ¿Le dijo eso? – casi escupe el sorbo de café que tenía en su boca

‒ Eso me dijo, sí

‒ ¿Cómo es posible que lo invitara a venir a la casa sin avisarme previamente? Fue una vergüenza encontrármelo así de sorpresa, quise morir. Es Park Geon-ki, no es cualquiera...

Ella hablaba sin detenerse y muy rápido, tal y como lo hacía cuando se ponía nerviosa, así que Cho, le tomó la muñeca para que se calmara

‒ Si no hablamos despacio, no le damos tiempo al traductor y esta conversación no se entiende

‒ Tiene razón y le ruego disculpas

‒ No tienes por qué disculparte, ahora dime más despacio

‒ Gracias – tragó saliva y también un sorbo más de su café – solo le preguntaba ¿cómo es que Park Geon-ki estaba anoche aquí?

‒ Yo estoy aquí desde el comienzo, lo conozco desde que era pequeño y cuando estaba nervioso siempre lo puse a mirar el futbol, aunque fueran encuentros antiguos, con eso lograba que se descargara y luego se tranquilizara.

‒ ¡Ah...!

‒ Anoche vino sin invitación, supongo que buscando un poco de esa calma, pues está muy nervioso, bueno todos lo estamos

‒ ¿Y cuál es el motivo?

‒ ¿Es que no lo sabes?

‒ Recuerde que me manejo con traductor, algunas conversaciones se me pierden y poco me entero de las cosas

‒ Te pondré al tanto entonces, así puedes cumplir mejor con tu trabajo – tomó un respiro y continuó – ellos se empiezan a ir para cumplir el servicio militar el año que viene, se irán por turnos, así no queda sin ningún miembro su fandom, pero antes están trabajando en un nuevo disco y una serie de conciertos para despedirse por algo así como dos o tres años, que es lo que les llevará cumplir a todos y poder volver a reunirse como grupo.

‒ ¡Oh, madre mía!, no tenía idea de eso...

‒ Es comprensible, pero ahora ya lo sabes

‒ ¿Park Geon-ki, será el primero en enlistarse?

‒ El orden aún no lo sabemos, ellos deben ir presentando la solicitud de revocación de aplazamiento para que les den una fecha de ingreso. Pero no sé si es que no lo resolvieron aún, o simplemente no quieren decirlo, para no generar más caos entre sus fans

‒ Es una pena que los obliguen a semejante cosa en pleno siglo XXI – rezongué

‒ No, no lo es. Somos una cultura muy diferente a la tuya Dana, y tenemos una amenaza constante en el norte, hay que estar preparados

‒ Tiene razón, disculpe Cho. Me gustaría poder ayudarlos mucho más

‒ Tranquila niña, tu solo concéntrate en hacer bien tu trabajo y con eso ya los estás ayudando mucho

‒ Bien, eso haré, lo prometo – se puso de pie y palmeó el hombro de Cho – solo le ruego que no olvide avisarme si Park Geon-ki nos hace una visita nuevamente, aunque sea quisiera peinarme y tratar de no romper nada más – y ambos rieron

‒ Te avisaré, tenlo por seguro, incluso se quedó con ganas de conocerte – esas palabras paralizaron a Dana, quien ya se encontraba caminando rumbo a la puerta de salida

‒ ¿Eso le dijo?

‒ No precisamente, pero se le notó y mucho, ya quería ser él quien golpeara tu puerta para ver como estabas y, como no lo dejé, se marchó casi de inmediato, no sin antes dejarte su saludo.

‒ Pues hubiera dejado que la golpeara...

‒ ¿Para qué? Tú ya parecías lo suficientemente avergonzada, creí que era lo mejor


Más que un ÍDOLODonde viven las historias. Descúbrelo ahora