ASESINO // Jane x Jeff //

#12

Jane Arkensaw estaba encima del escenario bailando de la manera mas sensual que habia visto. Movía sus caderas de un lado al otro mientras sus manos pasaban por cada lado de su cuerpo. Su cabeza se movía al ritmo de la lenta música y su cabello negro y largo la acompañaba.

Todos los hombres que estaban sentados por el bar silbaban, gritaban u otros simplemente se quedaban mirando embobados, al igual que yo.

Si, estaba embobado, a la vez excitado. Verla ahí con aquella ropa, con ese rostro y esos movimientos me volvieron loco, y hasta entre mis pantalones se notaba como aquella estúpida mujer me ponía.

Por demás de todos aquellos sentimientos, algo me molestaba. Me molestaba demasiado. Me molestaba el hecho de que todos esos hombres la estuvieran viendo de esa forma. Solo yo quería tenerla así, no era justo. Me daban ganas de matarlos a todos, uno por uno.

—Allí esta. La hermosa mujer que buscabas. — me decía el barman. —¿Sabes? Esto me recuerda a la primera vez que te ví. — terminó, mientras se reía.

—¿Desde cuando hace esto?—

—Oh, no hace mucho. Creo que es su tercera vez allí. Pero lo hace increíble, no se de donde lo aprendió. El bar se llena cuando le está por tocar a ella. —

Más rabia me dio.

—Bueno amigo, te dejo. Tengo que seguir atendendiendo.— se despidió, seguido de irse.

Terminó el show. Todos aplaudieron, silbatos y gritaron. Algunas mujeres miraban enojadas, otras también fascinadas.

—¡Cierto, lo de Sally!— exclamé, para mi mismo.

Y así me puse de pie para ir a donde eran los vestidores, tras de él escenario.

—¿Y tú a donde crees que vas, niño? — exclamó un guardia de seguridad, que se encontraba en la puerta que daba para ir a los vestidores. —Aquí se encuentran las artistas, no puedes entrar. —

—Mira, amigo. No quiero discutir. Adentro está mi novia. —

—Pues mándale un mensaje para que salga.—

—Ya te dije que no quiero discutir. —

—Ya Cállate, niño. Vete de aquí. —

Seguido de eso di un paso más hacia el y lo ahorqué, mientras bajaba mi mascarilla. Por suerte la gente del lugar no se dio cuenta, porque el siguiente show estaba empezando.

—Me dejas entrar o te matare aquí mismo.—

El pobre hombre asintió y me abrió la puerta. Me subí la máscara nuevamente y entré.

Empecé a caminar por el pasillo hasta que vi a mi querida Jane en la puerta de una habitación mientras un hombre en el pasillo estaba arrodillado ¿rogándole?.

—Por favor, Señorita. Deme su número de celular. Le puedo dar todo lo que me pida. —

—Ya te dije que no.—

—Nadie la podría atender como yo lo haría. ¿Qué puede perder?.—

Viejo de mierda.

Decidí acercarme.

—Oh, amor. Estuviste estupenda allí arriba. Eres fabulosa.— exclame, mientras caminaba. Jane se dio cuenta de mi juego, y me siguió.

—Mi cielo, te estaba esperando...¡muchas gracias! Te amo tanto.—

Al llegar a ella, empuje suavemente al viejo y la abracé.

—Lo siento. Mi pareja llego, ¿podría dejarnos un momento a solas?— seguido de eso entró, a lo que parecía ser, su vestidor.

–Yo recomiendo que se vaya. La voy a hacer gritar..Si sabe a lo que me refiero.— le guiñe el ojo. Se le notó el enojo, a lo que me empecé a reír mientras entraba a la habitación y cerraba la puerta detrás de mi.

—¿De que te ríes?— exclamó la pelinegra, sentada en el tocador retocandose el maquillaje.

—Si hubieses visto la cara de ese viejo...Que increíble.—

—Que asco, de verdad. — me miró. —¿Qué querías? —

—¿Eh?, ¿Yo? —

—Si viniste hasta aquí fue por algo, ¿no?—

—Cierto. ¿Donde estabas? —

—¿Acaso ahora te preocupas por mi? ¡Qué te importa!—

—Claro que no me importas. —

—Entonces, ¿Qué mierda quieres?—

—Cálmate, no te enojes. Mañana es el cumpleaños de Sally, me pidió que te busque y te invite. Será allí en la Creepyhouse, en la tarde; ojalá puedas ir. Sally esta muy emocionada. —

—Oh, mi quería Sally...— mi querido Jeff — Es tan dulce. —

—si, lo es. Por eso te andaba buscando. Ni creas que porque te extrañaba. Que asco.—

—Cállate. Si eso era todo puedes irte. —

—¿Iras?—

—Si tengo tiempo, si. —

—Que bueno que te encuentres bien, Jane. —

—Si, claro. —

—¿Te vas a tu casa? Te acompaño, para que no vayas sola. —

—¿Desde cuándo tan caballero? Ya lárgate. —

Y así salí de aquella pequeña habitación. ¿Quién se creía que era? Aquella estúpida...¿Como podría tratarme así? Si todo eso paso hace años.