Joven amo

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—E... espera... Kaachan~ — expresó el joven esclavo peliverde.

Pero Bakugo, al estar tan acostumbrado a obtener lo que él quiere, ignoró completamente sus palabras y lo echó al hombro, al mirar la resistencia de su esclavo.

Bueno, en realidad Izuku es el esclavo de todos en esta mansión. El joven Bakugo era hijo de los dueños que desde su adolescencia lo han utilizado también de manera sexual. Eso es algo normal dentro de sus costumbres. Así que Izuku ya sabía lo que le iba a pasar, ya conocía muy bien al joven amo, su expresión y el aroma que emanaba significaban solo una cosa: sexo.

Así que el rubio Alfa lo dirigió directamente a su recámara y le ordenó que hiciera un nido.  Obedientemente, Izuku empezó a tomar prendas para acomodarlas uno a uno. No sabia por qué, pero para Katsuki le daba cierto placer ver esas acciones, cómo acomodaba cada pieza tan delicadamente para después terminar todo desordenado porque lo destruía mientras lo poseía con fuerza.

Era un misterio cómo el pecoso soportaba los celos de su joven amo, cuando en realidad es un beta, además de que podía percibir el aroma de todos y eso no era normal dentro de su casta. Incluso no tenía problemas al recibir los nudos del Alfa, al contrario, lo excitaban de una manera increíble y le gustaba sentirse anudado a él. Tal vez porque sentía un poco de control o le fascinaba pensar cómo él podía controlar a un Alfa siendo solo un simple beta, y peor aún, un beta esclavo. Esto despertaba los instintos del Alfa dominante, entonces estaba satisfecho y sabía que iba a disfrutar lo que durara este proceso.

Después de la acomodada de matriz que le dio Katsuki, Izuku se apresuró a ducharse y regresar a sus deberes, ya que no se los perdonaban a menos que el rubio interviniera, pero eso no lo ayudaba mucho, al contrario, le generaba muchos enemigos porque al final, no era más que la puta abre piernas del joven amo.

—Estás de vuelta. — Le dice Ochako, su camarada omega. — Sí que apestas. — Le dice burlándose del chico.

—No seas grosera, me bañé antes de venir.

—Izuku, apestas a alfa, por eso nadie se te acerca. Realmente eres el juguete favorito del joven amo.

—¿Crees que pronto me deje? Ya vamos para once meses de esta manera.

—No lo sé, Deku. Se ve muy a gusto a tu lado. No voltea a mirar a nadie.

El peliverde hace un puchero. Debe admitir que entre el trabajo y complacer al joven amo, lo está volviendo loco. Esa misma tarde estaban sirviendo la comida para todos los superiores del lugar. El pecoso era el único autorizado para poder recibir al caprichoso de Katsuki, lo cual al llegar a su lado, el joven no dudó en tomarlo de la cintura y jalar para sentarlo de golpe sobre sus piernas. Izuku no se sentía halagado como otros estarían; era más bien vergüenza, no sabía cómo reaccionar. Realmente no le gustaba que le sucedieran esas cosas.

Katsuki pega su rostro con el del beta para frotar y dejar más su aroma, mientras suelta un leve ronroneo.

—Katsuki, déjalo trabajar. — Le ordena su madre.

El rubio gruñe sutilmente, pero igual, lo deja ir. No sin antes besar una de sus mejillas, que tanto le gustaba morder desde niño.

—Debes controlar más tus impulsos, si hubiera invitados y miraran esas acciones, pensarían que estás enamorado de un esclavo.

—Y si lo estuviera, ¿qué? No les incumbe.

—Katsuki...

—Lo sé, lo sé — lo interrumpe al escuchar la voz molesta — no será mi pareja oficialmente, pero puede ser mi concubina.

—No sería justo ni correcto para tu esposa.

—Lástima, ya tomé mi decisión. — concluye con su sonrisa arrogante.

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