Creación de un villano

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—¡No me sigas, maldición! —Le expresó nuevamente fuerte el peli verde.

¿Quién pensaría que ahora se invirtieron los papeles? En el pasado Bakugo Katsuki, fue una persona muy mal hablada pero eso lo hacía para demostrar algo otra personalidad, realmente era una máscara que utilizaba para que no terminara buleado, como lo era Izuku Midoriya.
El pecoso desde joven fue maltratado por sus compañeros no les importaba que terminara dañado ya sea física o mentalmente, disfrutaban verlo llorando a mares y suplicando que lo dejaran en paz pero nunca se detenían. Katsuki no sería parte de ese show fingió fortaleza, se hizo grosero, el que fueran ambos personas sin poderes no permitiría verse de esa manera tan horrible, tan solo pensar que terminaría como Izuku se le revolvía el estómago, que se mirará tan patético y que no hiciera nada para defenderse mientras él, en el primer intento que le pusieron la mano encima no dudó en responderlo y dio a entender que nunca se dejaría pisotear por nadie, se ganó el respeto y todos mantuvieron su distancia. Así que él solo observaba a lo lejos como el pobre pecoso sufría violencia pero no podía hacer nada suficiente tenía con sus cargas como para ahora cuidar de ese chico.
No lo iba a negar le daba un poco de sentimiento pues ambos crecieron juntos, ambos tenían sueños, ambos tenían algo que cumplir pero a la vez ambos eran muy diferentes. Izuku era la clara señal que de no tener voluntad, de no tener voz, de ser una persona patética que permitía que lo dañaran.
Una vez terminada la secundaria se fueron a preparatorias distintas, mientras que el peliverde continúa en Japón, el rubio decidió estudiar en el extranjero para irse a una preparatoria técnica en análisis clínicos y de ahí ya podría llegar a una universidad no estando en blanco en el área de la salud y podría adaptarse con más facilidad.
Entonces no se mirarón por muchos años, sin saber que los caminos de ellos se cruzarían nuevamente. El día que Katsuki regresó a Japón y caminó por las calles en ese atardecer fue a la casa de su infancia, sus padres ya se habían mudado a un lugar mejor pues siempre les mandó dinero al ser profesionista y sus vidas mejorarón considerablemente porque nunca dejaron de trabajar y continuaban en el mundo de la moda.
Antes de llegar a su casa está la colonia donde vive Izuku olvidando toda la información se lo topó de frente como si fuese el destino, era realmente decepcionante observar que ese chico de ojos brillantes de esa sonrisa resplandeciente se había ido por completo, es más ni se miraba completamente bien de salud, estaba con ropa holgada, una capucha donde le tapa gran parte de su rostro que consideraba bello rostro en su vida juvenil, estaba llena de curitas y pequeñas gazas cubriendo heridas y con unas considerables ojeras debajo de sus ojos.
—Kaachan— lo nombró un poco confundido.

Bakugo se limitó sonreírle.
—¿Cómo estás? — le preguntó no siendo lo más inteligente, pues la vista era demasiada obvia.

El chico lo tomó como burla y frunció el seño, su rostro se desfiguró no era una expresión que él conociera se miraba lleno de ira, de rabia no había luz solo oscuridad. Era otra persona, no era Izuku, no era el pequeño Deku que él conoció. El pequeño de que él había dejado hace bastantes años atrás ignorando por completo.

El peliverde pasó a un lado golpeándolo con su hombro, el rubio quedó confundido pero lo ignoro pensando que simplemente tenía una vida llena de mierda como para detenerse a contestarle o alguna jodida cosa por hacer.

Al llegar a casa, grande fue su sorpresa pues encendió la tele para escuchar algo de ruido mientras se dedicaba a limpiar un poco de polvo que mantenía los muebles. Se enteró que el hermoso niño ahora era un villano ¡Qué gracioso es la vida! En fin de cuentas Izuku siempre pensó en hacer el bien, sabía que no podía hacer un héroe pero al menos pensaba ser policía, algún guardia, tal vez de detective, algún gente, un espía, algo que podría ayudarle a la sociedad y todo eso fue descartado, pues ahora se escondía donde podía y todo eso le está cobrando factura, su piel pálida, esas ojeras, nada se miraba bien físicamente, nada saludable.
En la tarde fue a la antigua casa de Izuku, hablo con su madre con rato, le contó que su muchacho no termino sus estudios, pero en primer grado se defendió por primera vez a uno de sus agresores, cegado en la rabia lo empujó y el cráneo recibió un mal golpe ocasionando su partida de inmediato.
No importo el historial de cuando daño le hizo antes, ahora el peliverde era el culpable y termino en una prisión juvenil, ahí conoció a personas muy interesantes que le enseñaron a defenderse con palabras, a cubrirse con sus brazos y a pelear. Así que cuando salió, era otra persona, la sociedad lo miraban como un asesino, no como una víctima de bullying y eso provocaba que cada día estuviera más solo.
Era difícil la escuela que lo aceptaba y se lo hacían buscaban cualquier pretexto para expulsarlo y conseguir empleo también era muy complicado Entonces por la necesidad que es sobrevivir por primera vez se incluyó en Una pandilla dónde hacían de las suyas para poder obtener dinero inició de cosas sencillas robando asaltando y el mirar que nunca fue era suficiente efectivo después empezó a secuestrar al punto que terminó siendo prácticamente una persona que era contratada para eliminar objetivos en pocas palabras otras personas y ganaba mucho mejor económicamente pero con ello terminó su vida ya no era una persona era un renegado de la sociedad.
Toda esa información que le dio inco le hizo saber a Katsuki que estaba en comunicación,
miró ciertas cosas inusuales de su casa como cuando ingresó al baño había dos cepillos de dientes, al pasar por el zapatero tenía todavía calzado de varón, el botiquín estaba abierto y en la basura estaban los empaques de curitas y gasas. Entonces realmente nunca abandonó su madre todavía iba a visitarla pero al parecer con sus precavidas precauciones.
En esa misma semana, Bakugo se encontró a Izuku, en un pésimo estado ya no podía mantenerse de pie, estaba bajo la luz de la luna conteniendo el dolor.
Katsuki se aproximó con con una velocidad inusual pues miraba que se estaba deslizando al punto de impactar con el piso, cuando lo alcanzó sujetar sintió algo frío en su cuello encontrándose con una navaja que sostenía sobre su yagular.

—¡Hey! Tranquilo nerd, soy yo.

Entre pequeños jadeos bajo la mano y poco a poco su conciencia se iba desvaneciendo. Katsuki lo nombraba pero aún así no logró mantenerlo consciente.

Al despertar el peliverde enfureció al darse cuenta que tenía de nuevo ese maldito collar que utilizó en su juventud, el rubio lo había traicionado aunque no esperaba menos eso lo había hecho también en su adolescencia estaba en un hospital en uno bajo supervisión policiaca.

A los segundos ingresa su antiguo amigo de infancia.
—Despertaste. — expreso con un poco de alivio.

Su respiración se hace irregular, su mirada si fueran dagas Bakugo estuviera muerto.
—¿Por qué me trajiste aquí? — pregunta con una voz nada amable.

Katsuki se aproxima a leer los aparatos y observar su mejoría.
—Porque a diferencia de cuando te veías  hace unas semanas ahora tienes moretones en el rostros, aparte de anemia y algunas costillas rotas. Todo eso yo no puedo arreglarlo en casa necesitaba equipo médico.

—Prefiero morir a de nuevo estar encerrado entre barrotes.

—Bueno en fin de cuentas esa decisión no la tomé yo — Termina sus anotaciones y regresa al pecoso —fue tu madre ella prefiere verte sobre esos barrotes a tener que enterrarte. — El cuerpo del chico se sobresaltó y empezó a sentirse culpable —Mira sé que suena fatal pero no es tan malo, ahora si tienes un abogado que puede auxiliarte claro que tienes que poner de tu parte, pero negociamos para que estés bajo a prisión domiciliario. Por el momento necesito que sí estés aquí porque repito necesito los aparatos y para estarte revisando constantemente pero una vez eso resuelto regresarás a la casa de tu madre o si lo prefieres a mi casa.

La ira del chico no se va fácilmente al parecer ya es parte de él.
—¿Y por qué mierda sería tu casa? En serio que hay algo que no funciona en tu cerebro.

—Yo digo para que tu madre esté tranquila al fin de cuentas ella tiene una vida pero como gustes.

—para mi madre nunca seré una carga.

—y para mí tampoco pero vamos dejala respirar, Déjame ayudarlos déjame contestarte un poco de lo que no hice en el pasado.

Izuku agarra uno de sus almohadas y se lo tira con fuerza en el rostro.
—¡Jodete!

El rubio controla las ganas de reírse.
—Te entiendo, te daré tiempo para pensar por el momento ¿gustas dar un recorrido por el pasillo?

El pecoso no lo pensó dos veces pues analizaría las instalaciones para poder se escapar en cuanto tenga la menor oportunidad. Sin contar que el rubio estaría tras sus pasos y ahora estaba frustrado observando, cómo tenía a un patito detrás de él.

—no me sigas maldición! — expresó fuertemente.

Katsuki ignoró esas palabras, aún sostenía el suero con una pequeña sonrisa seguía al pecoso a todos lados, porque en la infancia Izuku lo seguía a él y ahora era su turno de cuidarle sus pasos.

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Si miran un error ortográfico, avísenme por favor 🫶🏼

~Naty Bemon 🫀

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