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Aaron

Odio las reuniones.
Siempre me dejan más tenso de lo que siempre estoy.
¿Y mi humor?
Uf, en estos momentos estoy que echo humo por las orejas.

Si hay algo que deteste más que a las reuniones, eso sería las personas que no cumplen con su trabajo y que aún así se creen superiores solo por tener un puesto de trabajo más grande que el de otros.

Odio que por ser menor que muchos aquí crean que pueden manipularme y jugar conmigo. Lo detesto.

Justo ahora me dirijo a mi oficina para relajarme un poco y al menos empezar a revisar los informes que me fueron dados en la reunión improvista de hoy.

Cuando estoy a punto de llegar a mi acogedora oficina escucho una voz femenina.

–Buenas noches, señor Turner – me saluda Miriam, la joven pasante de secretaria.

–Muy buenas noches, Miriam – le devuelvo el saludo y está me sonríe –¿Alguna otra reunión para mañana? – pregunto y la verdad es que deseo que su respuesta sea negativa.

–Em...no que yo sepa – dice y yo celebro mentalmente –, pero le llevaré el itinerario que tenía para mañana antes de retirarme– dice y sonríe con dulzura.

Asiento con la cabeza y me doy vuelta para entrar a la oficina.

Una vez estoy dentro de esta me dirijo al asiento detrás del escritorio y me siento en este.

Suspiro pesada y cansadamente mientras me dispongo a aflojar la corbata.

Inhaló profundamente y me estiro en el asiento, me sueno el cuello para aliviar un poco la tensión – cosa que no funciona – y abro la laptop para empezar a corregir unos documentos.

Mientras hago mi trabajo se pasan las horas bastante rápido hasta que un toque en la puerta me hace salir de mi pequeño bucle.

–Adelante – concedo y Miriam se asoma por la puerta.

–Señor Turner, su hermano está en la línea – anuncia y asiento.

–Gracias, Miriam.

–No hay de que señor.

Se retira y me acerco al teléfono para tomar la llamada.

Quién sabe que querrá ahora

–Mar...

–Voy camino al hospital – suelta de golpe y mi voz se apaga –, mamá está internada.

Me pongo de pie en un salto.

–¿Que paso? – pregunto preocupado.

–No tengo ni la más mínima idea, solo se que no debe de ser algo bonito.

–Joder– murmuró apretando el puente de mi nariz con el dedo índice y el pulgar mientras cierro los ojos fuertemente.

–Hermano – habla Marcus al otro lado de la línea –, necesito que te pongas en marcha, el hospital es el mismo de la última vez.

–¿Y yo como coño me voy a acordar cuando fue papá quien nos llevo? – espeto irritado y preocupado a partes iguales.

–Ya envio la dirección – anuncia y cuelga.

Un par de minutos después me llaga un mensaje suyo con la dirección del hospital.

Salgo corriendo de la oficina sin mirar atrás a pesar de que Miriam me llama.

Ni siquiera sé lo que estoy haciendo, pareciera que me moviera en automático.

Solo pienso, oro y espero.

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⏰ Última actualización: Sep 19, 2023 ⏰

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