22. separados

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Louise terminó en Londres.

Pensó en la capilla amarilla. Lo intentó, pero cuando los nervios la traicionaron y la capilla no aparecía en su mente, su cabeza la llevó al único lugar en que no tenía que pensar para llegar ahí.

Genial. Estaba en el maldito Londres, donde las únicas personas que conocía eran sus padres, probablemente estaba lleno de mortífagos y no tenía idea de qué había pasado con Fred. ¿Por qué no podía recordar esa estúpida capilla?

¿Qué cojones iba a hacer? Ni si quiera sabía si lo de los rastreadores era verdad. Bien podía serlo. ¿Cómo si no los había encontrado Alistair?

Se puso a caminar para obtener un mejor entendimiento de dónde estaba. Los almacenes muggle le resultaron extraños al principio, hasta que vio la tienda de ropa abandonada y entendió: había llegado a San Mungo.

Por qué su mente había pensado en ello primero, no tenía idea. Quizás su primer instinto era siempre acudir con Hope, pero sólo Merlín sabría dónde estaba su mejor amiga. Esperaba que con George...

Entonces lo recordó: sus padres no eran las únicas personas que conocía en Londres. Tenía otro lugar donde ir.

Caminó veinte minutos en medio de la noche, mirando por encima de su hombro y confiando en que nadie la seguía. Cuando llegó al Caldero Chorreante, se lo planteó mejor.

¿Qué se encontraría dentro?

A nadie le llamó la atención el gato pardo que se escabulló dentro del local, así como a nadie le llamó la atención cuando salió por la puerta trasera y entró al Callejón Diagon cuando alguien más pasó por el pasadizo en la pared de ladrillo.

Una vez en el Callejón, Louise sólo tenía que buscar.

No sabía dónde vivía Lee, pero a nadie le llamaba la atención un gato paseándose por las ventanas.

.    ✧

Cuando despertó y sintió las sábanas de algodón que lo rodeaban, lo primero que hizo la mano de Fred fue buscar a Louise.

Pero no la tenía. No había llegado a ella. Se extendió para alcanzarla en el último segundo y había fallado. Mierda. ¿Dónde estaba? ¿Se había quedado en el tren? ¿Alistair la tendría bajo su poder?

Sólo pensar en haber dejado sola a Louise le retorcía el estómago. Creía haberla visto desaparecer cuando él lo hizo, pero todo había ocurrido tan rápido que no podía estar seguro, y necesitaba estarlo.

Miró a su alrededor: estaba en una habitación vieja y oscura, con papel tapiz de flores cubriendo las paredes como probablemente lo hacía hace más de un siglo. Estaba en la casa de tía Muriel.

En la mesita de noche junto a la cama encontró su varita. Se estiró por ella cuando escuchó una voz que lo interrumpió.

"Expelliarmus"

Su varita saltó de su mano y cayó al suelo, a los pies de la cama, lejos de él.  Fred trató de lanzarse por ella, pero cuando escuchó la voz de nuevo, le tranquilizó reconocerla.

"¿Qué crees que estás haciendo?"

Su padre apareció junto a la puerta. Se veía sucio y cansado, y lo miraba esperando una explicación.

"¿A dónde vas, hijo?"

"¿Y Louise?" le dijo con los ojos desesperados.

Arthur lo miró confundido.

"¿Louise?"

"Louise, papá" le dijo exasperado. "Louise. Estaba con ella en el tren. Nos aparecimos juntos aquí. ¿Dónde está Louise?"

lo llamaré amor - fred weasley fanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora