29. decisiones

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"¡George!" gritó Hope mientras caminaban hacia la puerta. "¡George!"

"¿En escoba?" repitió Fred. "Hope, tardaremos mucho"

"¡George!" seguía ella.

Finalmente, su prometido apareció en la escalera.

"¿Qué ocurre?"

"Tengo que salir" le dijo con el bolso en la mano. "Es Louise"

Fred vio la contrariedad en el rostro de George.

"¿Qué? ¿Salir a dónde?"

"Está herida en la Madriguera" informó Fred con la ansiedad a tope. "Tenemos que ir pronto, Lee no sabe tratarla"

"¿Por qué están en la Madriguera?" preguntó George bajando las escaleras.

"Maldición, George. No lo sé. Solo sé que tenemos que llegar ahí ya"

"Tomaré una escoba" intervino Hope, mirando a George a los ojos como queriendo calmar sus preocupaciones.

"¿Estás loca? No puedes viajar"

"¿Por qué demonios no?" preguntó Fred, ya desesperado. "¿Y por qué no podemos aparecernos?"

"Que vaya mamá" sugirió.

"¿Qué?" Fred estaba a punto de tirarse el cabello. "Hope sabe más. ¿Qué diablos te ocurre?"

"Georgie" Hope dio un paso adelante y le puso una mano en el pecho. "Hablamos de esto. Estaré bien. No me pasará nada en escoba"

"Hope..."

Ella le dirigió una mirada distinta, más cargada, Fred casi podía ver la presión que ejercía con la mano sobre el corazón de su hermano.

"Hablamos de esto" repitió.

George suspiró pesadamente.

"Iré con ustedes"

"Tardaremos mucho en escoba" intercedió Fred.

"En escoba o no va" le dijo George muy firme.

"¿Por qué...?"

"Estamos perdiendo tiempo" interrumpió Hope.

Bien. Para ese punto, a Fred le daba igual, siempre y cuando se pusieran en marcha.

Tía Muriel tenía un montón de escobas que, si bien viejas, eran incluso mejores modelos que las Barredoras que los gemelos tenían en casa. Tomaron dos del montón, ya que Hope no sabía volar sola, y luego de prometerle al señor Weasley que se comunicarían con él para hacerle saber que estaban bien, partieron rumbo a Devon en medio de un cielo despejado.

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Lee creía que Louise Lester iba a morir desangrada bajo su cuidado. Estaba seguro de ello.

Le había envuelto la pierna con una gasa que había encontrado en los cajones de la cocina, principalmente para no ver el desastre de jirones de carne que era su pantorrilla. Si además hacía algo por curarla, era pura casualidad.

Louise estaba apenas consciente. Tenía el rostro pálido y sudoroso, una mezcla que incluso Lee podía adivinar como peligrosa.

Llevaba tres horas de espera angustiante junto a ella cuando vio las dos figuras negras descender del cielo y aterrizar en el césped frente a la casa.

Corrieron hacia la puerta, donde Lee ya los estaba esperando y poniendo al corriente sobre los sucesos que los habían llevado ahí.

"Fuimos al departamento... La tienda, la tienda estaba... Y luego llegó..."

lo llamaré amor - fred weasley fanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora