CAPÍTULO 8 TODO LO PERDIDO

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CAPÍTULO 8

TODO LO PERDIDO

-¡Oh Gura! deberías estar agradecida- Comentó Susei mientras cepillaba los pies de la chica furiosamente.

-Antes mis estados psicópatas solo eran saciados con sed de sangre, pero ¿sabes? la tortura de cosquillas tiene un extraño encanto que puedo extender por días enteros- Las plantas de los pies de Gura estaban enrojecidas de tantas veces que el cepillo se había frotado contra ellas. Gura había sido prisionera de Suisei desde que la había descubierto en los pasillos aquella noche. La pobre chica estaba ahora en una cama atada con correas que cruzaban su cuerpo en el pecho, las caderas, los muslos y las piernas. Era imposible escapar a las cosquillas asi sometida como estaba. Una venda en los ojos le impedía ver y la mordaza le impedía hacer demasiado ruido.

Suisei había saciado su instinto sádico haciéndole cosquillas de las más distintas formas. Lo había hecho con plumas, pinceles, cepillos, uñas, la lengua, los labios y hasta había utilizado pumas entrenados para lamerle los pies sin descanso.

-Pronto, querida Gura, seré el poder tras el poder. Guerras se desatarán a mi alrededor. Sufrimiento y llanto por doquier. ¿Comprendes?- Gura estaba destruida en la cama sintiendo cosquillas de las formas más diversas y sádicas que Suisei tenía para ofrecerle. Estaba empapada de sudor, de lágrimas y de otros fluidos variados. Ni siquiera podía rogar o suplicar, su mordaza no le daba tan siquiera esa satisfacción. Totalmente inmovilizada y frustrada no podía hacer más que dar gritos ahogados tras la mordaza.

Hakos entró a la celda secreta donde estaban torturando a Gura sin la más mínima muestra de piedad. Cuando Suisei deseaba descansar dejaba salir a las panteras de la jaula para que continúen la lamida de pies que arrancaba tantos gritos inaudibles en la joven Gura.

Las panteras salieron a hacer lo suyo mientras Suisei se disponía a hablar con Hakos. La lengua rasposa de los gigantes felinos se desplazó desde el talón hasta los dedos. Las plantas de los pies de Gura ya estaban sensibles por las horas de cepilladas, por tal razón las lenguas de las panteras fueron especialmente tortuosas mientras su humedad y aspereza transmitían sensaciones de enloquecedoras cosquillas al lamer.

-Mañana Sora dará el anuncio. Me escogerá como reina. ¡¡¡Soy tan feliz!!!!- exclamó Hakos dando aplausos de felicidad.

-Vas a tener que hacerle cosquillas a mucha gente, ¿no? ¿Y si prácticas con Gura el juguete?- Le preguntó a Hakos refiriéndose a la prisionera. La pelirroja que se apresuró a decir.

-No, ya sabes que no me gustan esas cosas raras de cosquillas, si no me ve Sora prefiero no hacerlas, además... pobre chica. ¿no piensas dejarla en paz?- Hakos no sabía que alguien la estaba escuchando fuera de la celda con el corazón hecho añicos al enterarse que estaba realmente solo en el mundo con sus pasiones fetichistas.

-¡AHORA!- Gritó el chico a lo que sus soldados tumbaron la puerta.De entre los soldados que apuntaban a las chicas con el filo de las lanzas se abrió paso el príncipe despechado. Aquel terrible dolor en el corazón le iba a ayudar a madurar con el tiempo. Pero en aquel momento estaba iracundo y molesto..

-GUARDIAS LIBEREN A ESA CHICA... Y ¡USTEDES DOS! ¡SERÁN SOMETIDAS A LA PENA DE COSQUILLAS PERPETUAS! PONGANLAS EN LA MISMA CAMA Y DEJEN QUE LAS PANTERAS SE DIVIERTAN CON SUS PIES!!!- Señaló a ambas mujeres que palidecieron al comprender aquel destino que les aguardaba

El Harem de las cosquillas (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora