「 Dー ... Y Destrozó Vuestro Mundo. 」

74 7 0
                                    


Se acercó a pasos lentos y sonrisa desquiciada, esperando hacer sufrir con la incertidumbre.
La parte principal del Armagedón planeado era que un ángel se transformaría en el nuevo Anticristo, bueno, no es un Anticristo como tal sino que, Aziraphale, inyectaría la sangre de este en el ángel elegido.

- Muriel. - Nombró, Uriel se acercó a él para entregarle el recipiente y una jeringuilla. - Fuiste una buena ángel..

- Espera, angelito ¿qué planeas? - Desvió sus ojos ámbar con pasmo hacía la ángel a su lado que de inmediato la alejaron de él para sujetar cada miembro. - ¡Ángel no lo hagas, hazmelo a mi!

- No Crowley, tú ya no eres un ángel. - Sonrió, y sin embargo sus ojos parecían suplicar piedad. - Necesito un ángel, uno que decidió al demonio antes que al cielo. - Con la jeringuilla cogió la mitad de la sangre en el recipiente, le entregó el resto a Metatron (el único que no movía ni un pelo) y apretó la jeringa disparando este un chorrito de sangre al cielo que, tan rápido como salió, se evaporó. - Levanten la manga.

Miguel siguió sus órdenes, en el fondo era la única que estaba en contra de seguir a Aziraphale, lo odiaba con su ser y alma y aún así, si desobedecía, podía ser la nueva Anticristo.
Insertó la punta con delicadeza en la piel morena y poco a poco fue soltando la sangre, mostrándole a Crowley una escena espantosa que le rememoraban su caída. Muriel intentaba patalear con sus fuerzas agotadas por la fusión en la sangre, sus alas se desplegaban y retorcían sin conseguir apartar a nadie mientras se desplumaban con cada soplo, y sus iris marrones (casi negros) se dilataban cambiando de un color rojo oscuro, podía asustar a cualquiera que lo viese mas los ángeles habían abandonado el cielo para empezar la guerra con los demonios en la Tierra, en principios habían decidido pelear sobre el mar pero Dios optó por Irak, otra vez.

- ¡Muriel!

Cuando pudo reaccionar se soltó del agarre de Sandalphon y otro ángel que no conocía aún, sin embargo, en el instante en el que cayó sobre sus rodillas y manos perceptó arena en vez de suelo blanco propio del cielo. Temía levantar la mirada por si era lo que pensaba, mal que le confirmó los gritos que pegaba Muriel mientras seguía transformando los árboles en arena, las casas en polvo y las personas en humo. Aún cuando sabía lo que pasaba a su alrededor, no quería mirar y ver los fantasmas de Nina o Adán por ejemplo, ni él siendo un demonio soportaría eso.

Cuando escuchó las tierras agrietarse mostró sus alas para no tocar el suelo que ahora era un vació al infierno, literalmente.

Por un momento pensó que Aziraphale era más cruel que la omnipotente, no obstante, era ella la que planeó realmente todo esto, sino ¿cómo iba a preferir Aziraphale el cielo antes que él? Era imposible ¿verdad?...

- ¿Verdad? - Susurró con la boca seca sin dejar de mirar el fondo negro de la grieta mientras sus alas lo alejaba de ahí hasta lo que supuestamente era Tadfield. Solo una casa quedó casi hecha polvo y era la de Adán que quedó protegida (solo un poco) antes de fallecer. - Aziraphale.. - Llamó suplicando que apareciera más antes que tarde, siguió suplicando en su cabeza entretanto tocaba el suelo y la pared  prácticamente apunto de caer. - ¿Qué hago ahora? - Mumuró intentando aguantar las lágrimas.

- C-Crowley..

Esa voz, dueño de su corazón demoníaco y la mayoría de sus pensamientos volvió a aparecer con un tono teneroso, tímido y no sabía porqué, bueno a ver acababa de destruir el planeta entero y provocar la extinción humana pero no sintió ningún remordimiento haciéndolo ¿por qué iba a sentirlo ahora? Claro que no podía preguntarselo, de nuevo tenía miedo a mirar. No sabía como hacerlo sin que se sienta rechazado, no quería rechazar a su ángel porque sabía que no era culpa suya.

DーSIN HISTORIA (Escritos de Dios: La oscuridad y la luz no se tendrán)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora