𝙲𝚊𝚙í𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟹

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Decidí seguir sus pasos, manteniéndome en las sombras, a una distancia segura. Mi mente comenzó a maquinar las posibilidades. ¿Qué secreto ocultaba esta joven? ¿Cómo podría su vida estar entrelazada con la mía? La curiosidad me impulsó a continuar observándola mientras la noche en Venecia guardaba sus propios secretos, sea cual fuera la razón, sabía que mi curiosidad me llevaría a descubrir más sobre ella y, tal vez, a entrelazar nuestros destinos de maneras que no podía ni imaginar en ese momento.

No tenía intenciones siniestras; simplemente sentía curiosidad por la chica y su historia, a medida que avanzaba por las calles, notó que la chica parecía cada vez más desesperada, y eso hizo que me preocupara aún más por su bienestar.

Finalmente, llegó a un edificio de ladrillos rojos, abrió la puerta con manos temblorosas y entró apresuradamente, me detuve en la acera de enfrente y observó cómo la puerta se cerraba tras ella. 

Aunque no sabía nada de ella ni de su situación, me encuentro intrigado por esta joven camarera. Una parte de mí sentía que debía ayudar de alguna manera, pero también sabía que mi mundo y el de ella eran muy diferentes. La decisión de si cruzar o no esa línea sería un dilema que tendría que enfrentar en el futuro. Por ahora, simplemente me quedó parado en la oscuridad de la noche, preguntándome sobre el destino de la chica que por segunda vez me la había encontrado inesperadamente.  

Cuando estaba a punto de marcharme, noté a la chica que acompañaba apresuradamente a su abuela, quien lucía bastante debilitada, quería ofrecer mi ayuda, pero estaba preocupado de que al involucrarme, pudiera causarle más molestias o lastimarla aún más, después de pensarlo detenidamente, decidí tomar un enfoque más cuidadoso y considerado, me acerqué a la chica con calma y amabilidad, asegurándome de que no pareciera una amenaza y le ofrecí ayuda.

- Buenas noches, ¿necesitan que las ayude? - digo preocupado.

- Buenas noches - dice la chica con desconfianza - no gracias - dice aferrándose fuertemente a su abuela para seguir el camino.

- En serio, puedo ayudarlas.

- Necesito llevarla al hospital - dice preocupada.

- Claro, ¿tienen vehículo?

- No, y los taxis no pasan por este lugar - dice preocupada.

- Bien, entonces será de la otra forma - miro a mi alrededor y noto un automóvil estacionado cerca, me acerco al vehículo y comienzo a buscar algo para romper el vidrio, encuentro un ladrillo y lo lanzo sin dudarlo, rompiendo los vidrios de los asientos. - Las llevaré al hospital, no se preocupen por los daños, yo los pagaré.

Luego de que ambas se suben al carro, enciendo el vehículo sin necesidad de las llaves, solo uniendo unos simples cables, conduzco rápidamente hacia el hospital.

Finalmente, llegamos al hospital y la chica se baja del vehículo junto a su abuela, estaciono el carro adecuadamente y bajo para ayudarles a llegar a la puerta del hospital, los enfermeros salen rápidamente para asistirlas, la chica comienza a hablar con ellos, y yo me quedo parado, observando en silencio, después de un rato, la chica se acerca a mí y me habla.

Muchas gracias, ¿tú eres el chico de la tarde, verdad? De verdad, gracias, lo del carro, yo lo pagaré - dice soltando el aire.

No te preocupes, el mismo, sobre el carro, yo fui el causante de dañarlo, así que asumo la responsabilidad - digo mirando hacia la salida.

Ya te puedes ir, igual me quedaré aquí porque van a hospitalizar a mi abuela, está muy mal de salud. Gracias. ¿Cuál es tu nombre? -pregunta intrigada.

Está bien - dudo un momento sobre si decirle mi nombre, ya que no quiero que me reconozca como el empresario más conocido, pero finalmente decido revelarlo - Soy Dante.

- Dante, gracias, yo me llamo Juliette - dice con una sonrisa.

Lindo nombre, Juliette. Me tengo que ir - me despido mientras me dirijo hacia la salida del hospital.

Adiós, vete con cuidado - dice Juliette con una sonrisa.

Asiento y salgo del hospital, me dirijo al mismo lugar donde había tomado prestado el vehículo. El dueño estaba visiblemente enojado por el daño a su carro, me bajo del automóvil y me acerco a él.

- Buenas noches, ¿cuánto quieres por el daño a tu carro? - le pregunto en tono serio.

Quiero 500 dólares. Te llevaste mi vehículo y lo dañaste - dice enojado, mirándome con desconfianza. - Dudo que puedas pagarlo.

- Te puedo dar mil - respondo con orgullo.

Claro - dice, mirándome de arriba abajo.

Saco el teléfono de mi bolsillo y llamo a mi hermano.

- Ven por mí y trae mil dólares. Me encuentro en la calle del Paradiso.

- Maldito, ¿qué haces allí? Está bien, voy para allá. Espero que no te hayas metido en problemas grandes - responde mi hermano.

- Apresúrate.

Espero a que mi hermano llegue y doy un gran bostezo mientras observo al señor, quien se muestra desconfiado y molesto, finalmente, veo el carro estacionarse y mi hermano baja con un maletín, se acerca a mí y me entrega la maleta.

- ¿Qué hiciste hoy? - pregunta mi hermano.

Ayudé a unas personas - respondo sin darle demasiada importancia. Luego, me acerco al señor y le entrego el maletín.

Aquí está su dinero, espero que lo disfrute y procure no hablar más de esto, o se meterá en problemas - advierto al señor, quien traga en seco y asiente en confirmación.

- Vámonos - le digo a mi hermano, dirigiéndome hacia el vehículo y subiéndome.

- Claro - responde él, subiéndose al carro.

Conducimos lejos de ese lugar, dejando atrás la noche llena de incidentes. Mientras nos dirigimos a la mansión, no puedo quitarme a Juliette de mis pensamientos, me siento atraído por ella; su sonrisa es cálida y su belleza es cautivadora, sacudo la cabeza para intentar despejar mis pensamientos cuando mi hermano me habla.

- Ya llegamos, ¿por qué estás tan perdido? - pregunta con curiosidad.

- No es de tu incumbencia - respondo bruscamente mientras me bajo del carro.

Mi hermano ríe y dice: - No pues, gracias. Ya no me vuelvas a llamar maldito, me interrumpiste en algo sagrado.

- Cállate, no quiero escuchar tus cochinadas - digo con disgusto. - Vete con cuidado.

Observo cómo mi hermano se va y entro a mi cálida casa, me dirijo a mi habitación, donde me deshago de la ropa y me meto en la ducha, mientras el agua cae sobre mí, mi mente sigue regresando a la imagen de la sonrisa sincera de Juliette. Me relajo un poco antes de salir y ponerme un cómodo short, me recuesto en la cama, mirando al techo, y suspiro profundamente.

- Maldición - murmuro para mí mismo, el agotamiento finalmente me vence, y el sueño me invade, mis pensamientos se llenan de la enigmática chica que conocí esa noche.









Secretos Oscuros en el CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora