Juelitte....
Despierto sobresaltada por el ruido que proviene de la sala, un largo bostezo escapa de mis labios mientras me estiro todo lo que puedo en la cama, la luz tenue del amanecer se filtra por las cortinas entreabiertas, y el reloj de pared me informa que son las 6:30 a.m. Me levanto a regañadientes, dejando que mis pies toquen el suelo frío de madera, con pasos somnolientos, me dirijo hacia el baño, pero antes de entrar, busco la ropa que tengo pensado ponerme, opto por un par de pantalones beige y una camisa negra con la palabra "love" estampada en ella, dejo la ropa cuidadosamente doblada sobre la cama y finalmente me sumerjo en la ducha.
El agua fría cae sobre mi cuerpo, arrancando cualquier resto de sueño que pueda quedar, mientras lavo mi larga cabellera, el vapor del agua caliente me envuelve, y siento cómo poco a poco la energía vuelve a mí, salgo de la ducha y me envuelvo en una toalla, luego comienzo a vestirme con la ropa elegida previamente, hago una coleta alta con mi cabello y empiezo a preparar mis cosas para el día. Observo el reloj nuevamente, y esta vez marca las 7:10 a.m. sin tiempo que perder, agarro mi mochila y salgo corriendo de la habitación, cruzando el pasillo para llegar a la sala, ahí, encuentro a mi madre y mi abuela desayunando juntas, me acerco a ellas con una sonrisa para besar sus frentes y saludarlas.
- Buenos días - digo con una sonrisa mientras me uno a mi madre y mi abuela en la mesa del desayuno -
- Buenos días, mi cielo - responde mi madre con cariño-
- Buenos días, hija - añade mi abuela con una calidez que solo ella puede transmitir -
Agarro un pan tostado, consciente de que estoy corriendo contra el tiempo.
- Me voy porque ya se me hizo tarde - menciono apresuradamente -
Mi madre no puede evitar soltar una risa - ¿Cuándo será el día en que llegues a tiempo? Si saliera en las noticias que te cayó un rayo, sería porque ese día milagrosamente llegaste a tiempo - bromea con una sonrisa traviesa.
Río, sabiendo que tiene razón - Eres mala, mamá, los milagros suceden, ¿sabes? ¡Cuídense! - me despido con una sonrisa antes de salir corriendo de casa, lista para enfrentar otro día lleno de desafíos y aventuras, pero con el amor de mi familia en mi corazón.
Estoy en la parada y para mi sorpresa, llego a tiempo justo cuando el autobús se detiene, subo a bordo y paso mi tarjeta sin problemas antes de tomar asiento, el motor ruge mientras el autobús se pone en marcha, y mis ojos se posan en la ventana, observo la ciudad en movimiento por un buen rato: personas alegres paseando a sus mascotas, niños corriendo y parejas enamoradas disfrutando de su tiempo juntos, un suspiro escapa de mis labios mientras reflexiono sobre la vida y las oportunidades que aún esperan ser descubiertas.
Finalmente, me levanto de mi asiento y me dirijo hacia la puerta de salida para bajarme en la siguiente parada, mientras piso la acera, me encuentro nuevamente frente al gran edificio de periodismo, soy periodista, pero hasta ahora, mi trabajo se ha limitado a investigar el lugar de los hechos y nadie parece creer en mi capacidad para más, es injusto y lo admito, lo detesto profundamente, sacando mi resumen del día, sé que esta vez espero que otros no tomen mi trabajo como el suyo, determinada a demostrar mi valentia, ingreso al imponente edificio y me dirijo hacia el último piso, donde me espera una reunión importante que podría ser el punto de partida para cambiar mi situación.
Las puertas del ascensor se abren y lo primero que mis ojos captan es el caos que reina en la oficina, personas alteradas van de un lado a otro, algunos están inmersos en llamadas telefónicas frenéticas, mientras que otros buscan desesperadamente archivos importantes, entre el bullicio, alguien me saca de mi ensimismamiento con un grito que resuena como un martillazo.
- Juliette, ¿qué haces aquí parada como una estatua? ¡Ven rápido! - exclama, evidenciando su molestia -
- Buenos días, ¿en qué puedo ayudarlo en este momento? - respondo con voz apacible, manteniendo la calma a pesar de su enojo -
Él aprieta los puños y su ceño se frunce - ¿Dónde están los malditos papeles que te mandé a redactar? - pregunta de manera brusca -
Insegura, intento recordar - Ayer se los entregué, señor, los dejé en su escritorio - contesto, tartamudeando ligeramente -
Pero mi respuesta no parece calmar su furia - Eso es extraño, porque si me los hubieras dado ayer, los habría encontrado de en estos momentos.
Mi voz se vuelve un susurro - Pero yo se los di - afirmo con firmeza -
Él me mira con desconfianza - Tienes cinco minutos para buscar esos papeles antes de que comience la reunión, ¿entendiste? ¡Estás despedida si no lo haces!-exclama en un tono elevado -
- Claro que si - respondo con voz temblorosa mientras asiento, el tono elevado de su voz me llena de ansiedad, pero no hay tiempo para dudar -
Mi jefe se aleja bruscamente y yo me quedo parada en medio del bullicio de la oficina, los susurros de mis colegas hablando sobre mi supuesta ineficiencia llenan el aire, pero decido no prestarles atención, en lugar de eso, me concentro en la tarea que tengo entre manos y me apresuro a buscar los papeles, la presión es abrumadora, pero finalmente, los encuentro a tiempo, corro hacia la sala de reuniones y coloco los documentos sobre la mesa, tratando de recuperar mi compostura antes de que la reunión comience, a pesar de los comentarios negativos y las críticas injustas, estoy decidida a demostrar mi valía y a ganarme el respeto de mis colegas y superiores.
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Secretos Oscuros en el Corazón
De TodoQuien diría que ese tipo iba a ser un empresario muy reconocido en todo el mundo y tras de toda esa fachada era el mafioso más despiadado del mundo y que una simple chica iba a ser su debilidad y su miedo más profundo si descubre quién es en verdad...