Las festividades estaban cerca, habían pasado meses desde el cumpleaños de eunchae y ya solo faltaban un par de días para Navidad. Ya se sentía aquel alegre y pintoresco ambiente por todo el lugar, ambiente que ya había contagiado a ambas al punto de que minji cedió a comprar un par de cuernos de venado y una nariz roja para disfrazar su auto quien ahora recorría las calles de la ciudad como si fuera uno de los renos de Santa.
Minji y eunchae también habían comprado un árbol de Navidad hace varios días después de visitar a hanni y lo decoraron juntas con ayuda de oreo el perro que jennie le había dado a su nieta por su cumpleaños y que ahora por fin tenía un nombre.
También compraron un pequeño árbol de Navidad sintético que iba perfecto para la habitación de hospital de hanni, la niña solo tuvo que hacer un pequeño puchero y mover sus pestañas para que las enfermeras le permitieran colocar el artículo sin una autorización.
Ahora ambas se encontraban entrando a la oficina del doctor, al fin eunchae no tendría que usar más su yeso y estaba más que feliz de que se lo quitaran, bañarse y hacer todo lo habitual que se había vuelto muy complicado.
-Buenas tardes eunchae¿Emocionada porque al fin te sacaré el yeso?- preguntó el doctor apenas la vio entrar a su consultorio.
-Sí- gritó feliz corriendo a sentarse frente al doctor- al fin podré bañarme bien.
-Pues sólo déjame ir por un par de cosas que voy a necesitar y vuelvo- dijo sonriente el hombre poniéndose de pie- Señora kim por favor tome asiento- le dijo educado.
La chica hizo caso a lo dicho y tomó asiento junto a eunchae quien lo podía ocultar lo feliz que estaba en aquel momento, el doctor llegó un momento después con una pequeña sierra de mano de forma circular en la punta, los ojos de ambas se abrieron en par al ver la máquina.
-¿Eso es seguro?- preguntó la chica preocupada.
-Casi al cien por ciento, solo eunchae no puede hacer ningún movimiento mientras esté llevando a cabo el corte- la pequeña asintió con la cabeza entendiendo lo que debía hacer.
-Bueno entonces comencemos- el doctor enchufó su máquina a la corriente y arrastró su silla junto a eunchae para luego tomar el yeso en una de sus manos y encender la máquina con la otra.
-Espere- lo paro minji- ¿no va a pasar nada malo, cierto?
-En lo absoluto- dijo riendo- ahora voy a comenzar- dijo encendiendo la máquina nuevamente y acercándola al duro material.
-Espere- volvió a pararlo minji preocupada- ¿No hay otra manera de removerlo?
-Pues podría dejarlo remojar en agua durante un largo periodo hasta que este se vuelva aguado y luego podemos jalarlo sin embargo siempre aquello termina en un desastre.
-Me gusta esa idea- dijo algo nerviosa- prefiero el agua.
-Pues si eso es lo que quiere...
-Sí- se apresuró a responder- es lo que quiero
-No te preocupes minji prometo no hacerle daño a eunchae.
-Pero...
-Mamá- la interrumpió, haciendo que el corazón de la chica saltara dentro de su pecho- todo va a estar bien- quiso tranquilizarla- deja que me quite el yeso así podemos ir a ver a Oreo donde la abuela jennie.
-Esta bien mi amor- dijo sonriéndole, jamás se cansaría de escuchar a eunchae decirle mamá- siento mucho la interrupción- ahora le hablo al hombre, puede seguir.
-Gracias- dijo regalándole una sonrisa y encendiendo su máquina para comenzar a cortar el yeso sobre el brazo de la niña, solo le tomó unos segundos hacer un corte vertical sobre la dura superficie y luego usar un par de pinzas para abrirlo y liberal el brazo de la pequeña, eunchae Miró su brazo curiosa y noto cómo estaba de un color diferente al otro y se veía mucho.
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no me rendire
Novela JuvenilMinji sentía que tenía una vida perfecta en aquel momento, se había ubicado en la cima de un pedestal que ella había construido con sacrificios y esfuerzos. Cuando su padre murió y su gran amor decidió abandonarla, toda su atención se ubicó en el ne...