Scarlett se encontraba buscando helado de frutilla en la nevera. Admitía que amaba estar sola en casa porque podia estar casi desnuda, encerrada y nadie le diría nada. Tomó el helado en sus manos y lo apoyo sobre la mesada de mármol, fue en busca de una cuchara y cuando se dio la oportunidad de clavar la cuchara en aquella mezcla suave, el teléfono a su lado comenzó a sonar advirtiendo que alguien quería hablar con ella, o con sus padres. Para desgracia del emisor los encargados de aquella chica de diecisiete años no se encontraban y no estarían en toda una semana.
Semana que utilizaría para muchas cosas.
Tomo el teléfono rosado entre sus dedos pintados delicadamente con un color carmín, jugo con un mechón de pelo y espero que alguien hablara desde el otro lado del aparato.
- Mmm, hola... - Hablo con duda mientras que con su otra mano retiraba la tapa del helado. Scarlett solía tener una voz que apretaba pantalones (dicho por otros), sus gestos y tonos no solían ayudar en el alivio de los muchachos. Gimió cuando el sabor a frutilla llego a su lengua aliviando el calor natural que poseía esta misma.
Se poda escuchar una respiración al otro lado de la conversación, por lo que al no obtener una respuesta volvió a hablar más firme.
- Hola. ¿Con quién hablo? - Preguntó y del otro lado sonó un gruñido de negación en contra de su cuestionamiento.
- Esa pregunta es mía. - Se escucho una voz ronca y quizá distorsionada. Scarlett lamio su dedo cuando junto algo de helado que había caído en su pecho. - ¿Con quién hablo? - Quizá fue burlón, o quizás no. No le dio tanta importancia.
Lamio sus labios y bufo.
- Llamaste... tendrías que saberlo. - Llevo la cuchara a su boca y volvió a hablar al no recibir respuesta. - Estas hablando con el amor de tu vida, se podría decir. - Bromeo en un ronroneo. Su voz le daba un cosquilleo.
- Scarlett, - Su nombre se deslizo por su lengua y la chica pestañeo confundida sacando una mini risa. - no trates de jugar conmigo. - La voz del otro lado le hablo con un tono superior tras el sonido electrónico que poseía.
Casi la hizo sentir chiquita. Casi.
- ¿Estoy jugando? - Lamio el metal frio.
La respiración tras el aparato se escuchó más fuerte por unos segundos y mientras esperaba obtener una respuesta se dio media vuelta para buscar alguna fruta en el refrigerador.
- Mmm, - Hizo un sonido de afirmación. - y no te gustaría que yo ganase. Eso te lo aseguro.
Tomo un durazno mientras que tenía el teléfono sobre la mesada en altavoz. Mordió la fruta e iba a volver a donde se encontraba anteriormente.
- No, no, no. No pienses en dejar de darme esa vista. - Demando en un gruñido.
Scar freno en seco mientras que su corazón se aceleraba y su sangre se bombeaba más rápido en sus venas. Penso en hacerle caso y quedarse de espaldas, pero ella solo se hacía caso a si misma.
Se encamino a la mesada y apoyo sus brazos tomando el aparato entre sus manos, cuando hizo esto comenzó a ir en dirección a la sala de estar. Giro por segunda vez y ya podia oír el sonido de la tv encendida, abrió la puerta que daba fin al pasillo extenso y solo mantenía el teléfono en sus manos sin contestar. Cuando iba a tomar asiento se dio cuenta de la falta de su helado y volvió a la cocina.
- Amor, - Alargo el apodo con burla mientas que caminaba. - volví.
- Maldita perra estúpida, voy a matarte. - Contesto al instante.
- ¿Sueles ser así siempre? Quisiera avisarte que soy bastante masoquista la mayoría del tiempo. - Se rio un poco sin darle importancia. Realmente no le importaba, estaba acostumbrada a amenazas hacia su vida, vida, vida sexual... lo que sea.
Llego a la sala y se sentó sobre el sofa. Acomodo su cabello dejando a la vista su cuello y reprodujo la película 'Halloween'. Colgó la llamada y la idea de llamar a alguien que la acompañase no tardo en rondar por su mente, duro poco tiempo reflexionando la idea y entonces comenzó a marcarle a uno de sus muchos visitantes nocturnos, Billy Loomis.
- ¿Bonita? - Parecía sonar confundido y algo acelerado, acorralado. - Mm, hola.
- Amor, hola... ¿Interrumpo algo? - Cuestiono con algo de burla bailando sobre su lengua. Ella sabía que había una posibilidad de que el chico se encontrara con su novia, pues, era pleno sábado en la noche. Perfecto para tener una noche sin aliento.
- Yo... sí, se podría decir que algo así. - Podia jurar que se escuchaba como las hojas de algún patio crujían bajo sus pies.
- ¿Estabas en alguna cita super mega romántica de tu pene contra su vagina? - Él soltó una risa. Sin que respondiera, prosiguió. - Ven a casa, estoy sola. Y aburrida... Y jodidamente caliente.
- Mierda.
- Ok. - Comenzó a dejar ver su actitud caprichosa. - Llamare a alguien más, no te molestes en venir.
- No seas una perra. - Contesto al instante mordiendo su labio dudoso. - Estoy en camino, Scar. Hablo enserio. - Hablo reacio a dejarla en manos de alguien más.
Dejo que el silencio reinara en la llamada y desde su lado Billy suspiro rodando los ojos. Scarlett era así con absolutamente todos y por más fastidiadas que las personas se mostrasen por ello, siempre cedían ante ella.
- Amor, bonita, princesa, bebe... - Trato de llamar su atención. - Necesito besarte, no estes enojada conmigo. Por Favor.
- No. Me enoje, William.
- Mentirosa, puedo ver tu linda sonrisa en tus labios. - Se podia oír la suficiencia en su voz.
- ¿Ah? - Se acomoda mejor sobre el sillón y, al contrario, su sonrisa simplemente se engancha más. Comenzó un juego en su mente, es que esa era Scarlett, siempre viéndole la diversion al peligro, al misterio, divirtiéndose con los escalofríos, los gritos de su corazón aterrado, un decir. Claro, nunca temía. - ¿Acaso me observas? Muero de miedo.
- Mmm. - Parecía flotar en su propio juego. Jugando con su propia cordura.
Ella jugaba con su maldita cordura, y le encantaba. Se dejaba y eso lo arruinaba.
- Puede ser, quizás este viendo a mi bonita chica en este momento.
La pelinegra mantuvo su atención en el aparato y su mano comenzó a deslizarse por sus curvas. Paso por sus muslos brillantes y se deslizo sobre su abdomen, llegando a sus senos acariciándolos sobre su pequeña blusa de seda rosada. Siguió con sus caricias mientras tiraba su cabeza en el respaldo de aquel costoso sillón rojo carmín. Comenzó a subir su blusa y hablo en un ronroneo. - ¿Estas mirando? Concentrate.
- Estoy concentrado. En serio, lo estoy. - Hablo casi sin voz.
- Entonces deja de ser un niño y entra, ahora. - Colgó la llamada aun con su cabeza recostada y con los ojos cerrados, sonriendo mientras escuchaba la puerta abrirse de forma apresurada. Habían dos opciones obvias, era Billy o un asesino... opto por la que le convenia que fuese. Sus piernas se habían flexionado hacia ella subiendo al sillón mientras que su cuello se recostaba en el sillón y su respiración era calurosa. Parecían minutos aquellos segundos hasta que sintió una presencia tras ella y una mano rodear su garganta de forma posesiva. Sonrió y disfruto de aquel tacto abriendo los ojos para observar al chico. - Tardas mucho, amor. - Hizo un puchero y no tardo en levantarse de su lugar para estar frente a él. - Estoy desesperada... y me hiciste esperar. - Jugo con el cuello de su atuendo mientras lo observaba remojar sus labios. - Chico malo.
- Perdon, linda. Estaba algo... ocupado.
- ¿Con? - Finge interés comenzando a levantar la remera del contrario, una vez fuera, sus dedos comienzan a jugar con el botón de su pantalón.
Él comienza a besar su cuello dejando pequeñas marcas sobre su suave piel y la toma haciendo que sus piernas rodeen su cintura. Besa cada parte de su rostro hasta llegar a sus labios rosados. - Temas menores. - La chica asiente.
Ya distraída, perdida en sus labios.
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MASOCHISTIC | billy loomis and stu macher
Hayran KurguLas manos se deslizaban por su piel, agarrando su cuello, robandole el aliento con cada segundo. El pulso subía, bajaba y volvía a subir constantemente acompañando las agujas del reloj. Ellos comenzaban a sentir la humedad salir de ella, mojandola c...