‡Peligroso Omega‡[KOOKJIN]

*25*

Seokjin

Con un gemido, abrí los ojos. Tardé un momento en darme cuenta de dónde estaba exactamente. Al principio, no reconocí los muebles pesados y oscuros, ni siquiera la forma de la habitación. Poco a poco, como las escenas de una película, fui recordando los últimos días.

La habitación de Kook. Mi calor inesperado. Sexo intenso, alucinante, increíble.

Me llegó el olor a beicon y mi estómago rugió con fuerza en la quietud de la habitación. Me moría de hambre. Y estaba sediento. Me sentía reseco, un poco deshidratado y simplemente asqueroso. Tenía la piel cubierta de babas secas y semen.

Cuando intenté mover las piernas por encima de la cama, unos músculos que ni siquiera sabía que existían gritaron con fuerza.

Volví a caer sobre el amasijo de sábanas y mantas y gemí. Mi estómago volvió a rugir y lentamente conseguí levantarme. Me palpitaba el agujero, sintiéndome usado y maltratado, y cada paso que daba me obligaba a hacer una mueca de dolor.

Al ver una sudadera hecha jirones tirada perezosamente sobre una silla en un rincón, conseguí ponérmela por encima de la cabeza. Estaba nadando en ella, y la parte inferior me cubría el trasero y la parte superior de los muslos. Pero estaba caliente, era suave y olía a Kook.

Después de usar el baño para vaciar la vejiga, bajé suavemente por el pasillo hasta el final de la escalera. Cada escalón que bajaba hacía que me doliera más el agujero, y avanzaba despacio. Había bajado la mitad, agarrándome a la barandilla y deteniéndome en cada peldaño cuando Kook apareció silenciosamente delante de mí.

Juraría que el hombre era en parte gato. A veces aparecía y desaparecía sin hacer absolutamente ningún ruido.

"Hola a ti", me sonrió cálidamente. Parecía recién duchado, con el pelo oscuro aún húmedo en las puntas. Llevaba un short holgado, su enorme y musculoso pecho desnudo, y mi polla dio una pequeña sacudida, pero eso fue todo. Mi polla estaba tan agotada como el resto de mí. "¿Cómo te sientes?"

Sinceramente, sentía las piernas como gelatina, los músculos me chirriaban, el agujero me palpitaba, me sentía magullado y tenía frío. Lo último era una reacción normal al final de mi celo, pero el resto de mis síntomas eran nuevos. Sin duda, provocados por pasar un celo con un alfa, y no sólo conmigo mismo y un surtido de juguetes térmicos. "Dolorido".

Asintió con la cabeza, me abrazó y me encontré agarrado a su cuello para salvar mi vida. 

"Me sorprendería que no lo estuvieras. ¿Qué tal si desayunamos y luego nos damos un buen baño en mi enorme bañera?"

Había visto la bañera cuando usé el cuarto de baño, y parecía gloriosa. Una monstruosidad profunda, ancha y con chorros de porcelana blanca reluciente.

"Sí, por favor." Acurrucando la cabeza en el pliegue de su cuello, dejé que me llevara hasta la mesa del comedor y me depositara suavemente en una silla. Olía a limpio, a cítricos y a Kook. Todas las cosas que me gustaban. Miré a mi alrededor y vi el interior de su casa por primera vez.

Habíamos pasado casi todas las noches de las dos últimas semanas juntos, pero siempre en mi casa de la ciudad. La casa de Kook era una gran cabaña de troncos. La madera brillaba cálidamente a nuestro alrededor. La planta baja era en su mayor parte de planta abierta, con el salón, el comedor y la cocina juntos.

Los muebles eran funcionales, pero también cómodos y acogedores. Las paredes estaban adornadas con abundantes fotos enmarcadas de su familia y pintadas de gris claro. Había toques de color por todas partes. Cojines cerceta en los sofás, mantas verdes muy cómodas en los respaldos de las sillas.