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El sudor cae por sus frentes, se desliza y perfila cada contorno de sus respectivos cuerpos, que ahora unidos, se desconoce donde comienza y termina el otro. Jaemin está enérgico, casi eufórico, el pecho le sube y baja y aún así con todo el esfuerzo que está realizando mientras el otro se encuentra postrado en la cama, aumenta la velocidad y Jeno tiene que sostenerse de algún lado, aprieta su piel rogando por un poco de misericordia, intenta detenerlo, apaciguarlo; busca algo en sus ojos, alguna luz que le indique cuan consciente está de su presencia. Si Jeno es Jeno o es otro más, si está imaginando a otro debería decírselo antes de que todo culmine.

Sus piernas tiemblan y sus respiraciones agitadas se entremezclan. La rigidez abandona sus cuerpos y los relaja con una efímera pero intensa sensación de irrevocable placer. 

Jaemin, exhausto, cae desplomado encima del cuerpo del otro quien aún se aferra a su piel como gato asustado. Levanta la cabeza con la intención de besar sus labios pero no logran encajar.

Es imposible sincronizarse, complementarse, en otras ocasiones donde el sexo no esté envuelto, y es porque Jeno y Jaemin no están en el mismo nivel, jerarquía, no se sientan ambos a cada costado de Dios, uno siempre está por debajo. Jaemin es un agujero negro que todo lo absorbe y Jeno, es este pequeño asteroide que flota y se deja llevar por quien sea más fuerte que él. 

¿Quién es él para resistir al que lo tira y desgarra para hacerlo suyo?







Su vida monótona y aburrida es perfecta para alguien como Na Jaemin, quien no desea las grandes aventuras o la interminable adrenalina de un día a día incierto. Pero anhela que alguien lo desee, a este monótono y aburrido chico, que alguien lo desee, lo obligue, manipule, lo desmiembre entre sus manos y luego lo vuelva a armar.

No está seguro si ya se cansó de que Jeno solo sepa obedecer y nunca cuestionarle, o, solo se cansó de Jeno y toda su entrega.

Antes solía consolarle la idea de la entrega absoluta de otra persona, pero ahora parece emocionarle más cambiar de roles y ser él quien viva por el otro. Es imposible que sean ambos los que se entreguen, no es complementario, no funciona así.

Sale de su casa y viaja a la ciudad contigua con el propósito de eliminar la angustia que le causa su esposo. Para por museos, le provoca gracia, busca algo o alguien a quien entregarse y va a los lugares en los que su encanto es lo poco que sucede, la tranquilidad y la extrañez.

Se encuentra con diversas pinturas, una más aburrida que la otra, se convence que él podría hacer algo mucho mejor. Jeno y él tomaron clases de pintura en la universidad como un curso extracurricular, a ambos les agradaba la idea por lo que pasaban sus fines de semana entre el mareante olor del óleo y los techos altos del salón.

Hay murmullos y gritos ahogados, es un museo hay que guardar silencio, frente a un gran cuadro que ocupa casi todo el alto de la pared, hay un hombre que debe medir la mitad de éste, imitando la imagen a sus espaldas. Un niño con un cuchillo sujetado frente a su pecho, si hace la suficiente presión morirá, si no lo hace, el dolor lo inmovilizará y humillará frente a toda su gente.

Jaemin primero piensa que debe ser algún tipo de performance artístico, el arte no es solo pinturas, dibujos y esculturas, el arte son escritos, cantos, teatro, bailes y movimiento. El arte es el cuerpo y lo que puede uno hacer con ello.

Cuando el chico grita y toma vuelo con el cuchillo de gran tamaño, se detiene en seco sin poder atravesar su pecho. Sí, debe ser un performance. ¿Verdad?

Hacen contacto visual y Jaemin siente escalofríos, el hombre le apunta con el cuchillo y Jaemin piensa que está a punto de ser víctima de un ataque.

—Usted, apuñáleme —dice con una voz rígida.

—¿Eh?

—Necesito que me apuñale. Tengo que morir ahora. 

La gente alrededor lo mira juzgándolo. Entra una mujer de estatura baja con lentes y el cabello alborotado.

—Huang Renjun, le vamos a pedir que se retire de nuestra galería, por favor. No puede estar comportándose de esta manera.

El aludido frunce las cejas y carraspea, apuñala su pintura, justo en el pecho del niño y mira a todos con un profundo odio, y se va.

Jaemin todavía tiene el corazón en la boca.

—Qué horrible situación, él es un chico tan talentoso y lo tira todo a la basura por sus arrebatos de locura ¿No es algo muy penoso? —pregunta una señora abanicándose. Jaemin solo la mira.

¿Qué es un artista si no está loco?
¿Todos los locos son artistas?
¿Por qué está tan impregnada esa creencia de que uno debe caer en la insanidad para ser un buen artista?

—Que sepas que todo esto es tu culpa —Jaemin quien ha seguido al artista inconsciente de los pasos apresurados que daba, se queda corto de aliento.

—¿Disculpa?

—No te voy a disculpar, puedes rogarme y todo lo que quieras pero no lo haré. Si me hubieras apuñalado no habría sufrido tan humillación y no habría matado al niño.

Debe estar loco. Jaemin busca la manera más eficiente de huir de la situación a pesar de que ha sido él quien la ha perseguido, pero cuando ve al hombre mirar el semáforo, esperar a que cambie la luz y los autos empiecen a adquirir velocidad para cruzar, en el momento exacto tirarse, abalanzarse sobre uno y morir, esta vez sí, morir; Jaemin no puede no estirar su mano y atraer su cuerpo, más pequeño que el suyo, hacia él en busca de algo que no sea asco en sus ojos.

Ese es el día que conoce a Huang Renjun.
El día que el artista le deja un ojo morado.


El día en que Jaemin lo abandona todo.





—Jeno, dime que me amas.

Jaemin está sentado sobre la cama mientras su esposo junta las sábanas aún en desnudez.

—Te amo, Nana.

Toma esas palabras y las estruja en su cuerpo, en su vientre, en su frente, tratando de hacerlas suyas, tratando de sentir más de lo real. No logra nada, a pesar que Jeno puede que lo diga con toda la sinceridad del mundo. Quizás es que no quiere sentir nada, que hay un escudo sobre las cosas que recibe de su esposo, que ya no quiere recibir nada de él. 

Piensa en Renjun; ha de estarse congelando en el maletero del auto

la última cena [nomin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora