✘ Blitzø - Oc M ✘

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Llegué con una gran sonrisa orgullosa al negocio

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Llegué con una gran sonrisa orgullosa al negocio.

—Adivinen quién les vino a salvar el día de comer mierda en el almuerzo —anuncié en cuanto entré, y dejé las bolsas de comida encima de la recepción—. Conseguí un dinerito extra, y como lo considerado que soy, quise comprarles el almuerzo en ese nuevo y caro restaurante de aquí en la otra calle. No me lo agradezcan.

—Igual nadie lo iba a hacer. —comentó Loona, dejando su teléfono de lado y destapando la bolsa.

Mi sonrisa no podía desaparecer de mi rostro, hasta que me dí cuenta de la alta música que sobresalía de la oficina de mi jefe.

—¿Qué, qué es eso? —pregunté confundido, más para mí que para ella.

—Música. ¿Qué no escuchas?

—Obvio que sé que es música, estrella de la NASA —solté.

Ella se rió un segundo por mi comentario y empezó a devorar como un animal la comida que había traído.

Me acerqué a la puerta de la oficina, y la música se escuchaba aún más alta que sentía que se me iba a reventar el tímpano si lo seguía escuchando en un volumen tan elevado. ¿Era necesario que estuviera tan alto?

Toqué la puerta tres veces y muy fuerte, pero al parecer no me escuchó, porque no me contestó. Así que abrí la puerta de un golpe y pude ver a Blitz, sentado en su escritorio con una súper corneta a su lado.

—Como fueeee que me dejaste de amaaaaar. —cantó acorde a la canción, y no sabía si su tono de voz decaído y deprimido sonaba así porque quería apegarse a su papel de esposa despechada o en realidad estaba deprimido.

—¡Blitz! —le grité fuerte, pero él siguió cantando y aún no me veía—. ¡¡¡BLITZOOOOOOOOO!!!

Esta vez él se espantó, y cuando se dió cuenta de mi presencia, le bajó al volumen para hablar conmigo.

—¿Ahora qué quieres? ¿Qué no ves que estoy intentando desahogarme con mi playlist de canciones tristes?

—Señor, está en el trabajo.

—¿Yyyyy? Este es mi propio negocio. Puedo hacer lo que quiera aquí.

—Pero piense más en los demás. La música aturde. Al menos no la ponga tan alta.

—Lo que sea —quiso dejar la conversación hasta allí, así que le empezó a volver a subir el volumen a su corneta.

—¡Oiga, ¿es necesario que le tenga que subir tanto?!

—¡El volumen nunca es suficiente cuando se escucha música de Mon Laferte! ¡Ahora largo!

—¿No quiere que le traiga unas alas de pollo que traje de...?

—¡Largo! —se montó en su escritorio, y seguidamente, me arrojó su teléfono en dirección a mí.
.
Cerré la puerta rápido, y pude lograr escuchar cómo su teléfono se destrozó al estrellarse contra la puerta.

ONE-SHOTS [Helluva Boss]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora