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–¿Te mensajeas con Jasper? –preguntó Spencer de la nada.
Me di la vuelta con la caja de cereales en la mano. Era viernes a media mañana, no teníamos clase y, en resumen, estábamos desayunando en mi casa porque nos la pasábamos juntos desde que nos hicimos amigos.
–¿Qué?
Él levantó mi teléfono y me mostró la notificación mostrando el nombre que se mostraba en la pantalla.
–¿Por qué estás viendo mis mensajes?
Una sonrisa pícara se formó en sus labios.
–¿Por qué? ¿Hay algo que no pueda ver?
–No dije eso –estaba por tomar mi teléfono, pero Spencer se levantó de su silla y estiró el brazo hacia arriba alejándolo de mi alcance.
–Pero... ¿qué haces? Quédate quieto, hombre –intenté quitárselo, pero seguía moviendo el brazo de un lado al otro para que no pudiera alcanzarlo.
–No.
–Al menos dime que puso –me rendí cruzándome de brazos y volviendo a por el cereal, para luego meterme un puñado a la boca.
Desbloqueó el teléfono –sí, se sabe la contraseña–, y entró a su chat.
–Dice, "¿Estás libre esta noche?". Uuuh, ¿por qué querrá saber eso? –sonrió pícaro.
–Dile que voy a estar ocupada –dije ignorándolo y yendo a la heladera por la leche.
–"Para ti no, ¿qué tienes en mente?" –volteé rápidamente en cuanto lo escuché. Spencer me dedicó una sonrisa malvada de labios cerrados –. Enviar –dijo y apretó la pantalla.
–Dime que no hiciste eso.
–No lo hice.
Cerré los ojos implorando paciencia.
–Te odio.
–¡Oh, ya respondió! Que rapidez.
–Spencer dame...
–"Un amigo hará una fiesta en su casa ¿quieres ir?" –leyó –. Claro que quieres ir –dijo como si fuera obvio, y comenzó a taclear.
Escuché como vibraba en un nuevo mensaje y él volvía a escribir.
–Spencer...
–Dame un segundo.
Me acerqué a él intentando volver a quitarle mi celular, pero se apartó impidiéndomelo.
–Spencer...
–Un segundo más.
–¡No, no te doy un segundo! ¡Dámelo!
–Listo. Apronta la vida. Iremos a una fiesta –dijo tranquilamente dejándose caer en la silla y devolviéndome mi teléfono.
[...]
Ya era de noche, casi las once.
Tomé un pantalón de tiro bajo y un top rojo de encaje que resaltaban mis pechos. Me maquillé un poco finalizando por un labial rojo tentación. Sí, no olvidaba nuestra charla de la otra noche en su auto.
Para que me dejaran salir hasta más tarde claramente no hablé con mi madre, sino con mi padre. Él no tuvo problema con los horarios, ya que sabía que estaba algo grande para eso, pero sí me pidió que me cuidara.
–...y sabes que si sucede algo, solo tienes que llamarme.
–Lo sé –le di un abrazo, pero antes de salir por la puerta volvió a hablar.
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Un Juego De Seducción
RomanceAlgo que Keira Porter no esperaba un martes por la noche era que su mejor amigo llegara a su casa con el plan de ir a un bar, o que acabaría aceptando solo por los tragos gratis. Lo que tampoco esperaba esa noche, era tener uno de los besos más efu...