Capítulo 12: Peleas De Familia

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Se me había olvido el horrible sonido que hace la alarma. Cuando suena por la mañana estiro el brazo y la apago, me cuesta un par de intentos, pero finalmente logro que ese incordio de sonido cese.

Entierro la cara en la almohada y dejó escapar un largo suspiro. Me gusta bailar, aunque la pereza que me da levantarme por las mañanas para ir al conservatorio no se quita con nada.

Al final desisto y me levanto de la cama. Procuro no hacer mucho ruido, ya que apenas son las ocho de la mañana y Erik todavía está dormido. Voy al baño y me cepillo el pelo y los dientes, no desayuno, no suelo hacerlo cuando voy al conservatorio. Termino de prepararme y cojo la mochila que ya dejé preparada anoche, salgo de casa y cierro la puerta.

Al salir a la calle agradezco a mi yo del pasado por haber cogido una chaqueta. Por primera vez en mi vida voy bien de tiempo, así que no tengo porqué correr. Apenas me cruzo con nadie, y las pocas personas con las que lo hago están corriendo o paseando al perro.

Cuando llego no me lo pienso dos veces y entro, me cambio en el vestuario con el resto de mis compañeras, las cuales no se molestan ni en saludar, hace tiempo que yo también dejé de hacerlo, estaba cansada de no obtener respuesta.

—Señorita Baikal —me llama la señora Denis cuando salgo del vestuario, no parece enfada, algo raro en ella, sino preocupada.

—¿Pasa algo? —pregunto al llegar a su altura.

—Sé que esto de bailar te gusta mucho, y eres muy buena, pero no puedes seguir viniendo aquí —me dice sin remordimientos. La miro como si no entendiera a lo que se refiere.

—N-no entiendo… —empiezo a hablar, pero las palabras se me atascan en la garganta y no soy capaz de pronunciarlas.

—Daira, lo que quiero decir es que ya no puedes venir, no has pagado los últimos dos meses —aclara al ver que no la sigo. Y entonces es como si mi mundo entero se viniera abajo, como si el muro que la sostenía se tambalea, para segundos después caerse y destrozarlo todo.

—N-no es verdad, es… una broma… no p-puede —tartamudeo cuando consigo terminar de entender sus palabras. No puedo irme del conservatorio, bailar es mi mundo, es lo único bueno que tengo en vida.

—Lo siento mucho, de verdad —me dice la señora Denis y posa una mano sobre mi hombro —pero tienes que recoger tus cosas e irte.

La vida es como una carrera de obstáculos, llena de problemas y complicaciones, que es mejor esquivar. Sin embargo, lo más probable es que te los lleves por delante sin poder evitarlo haciendo que te caigas. Pero lo más importante de caerse es levantarse y seguir. A veces va a costar más y otras menos, algunas dejarán heridas más profundas y otras tan solo pequeños rasguños, sin embargo, no puedes parar, porque tienes que llegar a la meta, da igual si llegas el primero o el último, lo importante es que lo has conseguido, has superado todos los obstáculos que tenías en el camino, y si cuando llegas a la meta todavía te duelen las heridas, no te centres en lo que has dejado atrás, sino en lo que hay delante, en las personas que te han acompañado hasta el final, no en las que te han abandonado por el camino.

Levanta la mano de mi hombro y se aleja, dejándome ahí de pie, sin saber que camino coger para seguir avanzando. Quiero volver atrás, regresar dos meses antes y pagar el conservatorio, sin embargo, ese camino ya no existe. Solo queda ir hacia delante, porque conforme pasa el tiempo la zona en la que me encuentro es más y más pequeña. Llegados al punto en el que esa zona desaparece no me queda otra que dar un paso adelante y adentrarme en nuevo camino en el que el ballet ya no es el tema principal.

Dejo a un lado la tristeza que ha llenado mi cuerpo al enterarme de esto, y recojo mis cosas del vestuario para salir del conservatorio sin mirar atrás. Recorro el camino a casa pensando o en nada y en todo a la vez, es como si hubiera tantas incógnitas que no supiera ni cuál de ellas resolver primero. Ando de forma automática, me sé el recorrido de memoria, sé dónde está cada piedrecita y cada grieta.

El atardecer que nunca vimos (Borrador)  (En pausa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora