Todo estaba oscuro.
Lentamente, muy lentamente, los rayos de luz empezaron a filtrarse. Emma entrecerró los ojos cuando sus pupilas se ajustaron a la claridad. Todo lo que vio era azul. Un azul infinito. Giró la cabeza y sintió que la arena le picaba en la mejilla.
A un palmo de distancia vio a otra persona tumbada en la arena. La rubia se apoyó en su codo y estiró la mano para girar el rostro de la persona hacia ella. Era Regina.
De repente, todo volvió a su mente. Storybrooke. Henry. Despertar en el Bosque Encantado. Besar a Regina. Pelear con Leopold en el pasillo. Ser apuñalada por su espada. Atravesar el espejo...espera, ¿apuñalada?
Se miró el abdomen. Su camisa estaba hecha trizas y dejaba al descubierto la mayor parte de su vientre. Era plano y tonificado. Torció un poco la columna para ver mejor su costado; no había ninguna herida abierta ni sangre goteando. Lo único que quedaba era una débil cicatriz.
"¿Regina?" habló Emma. Tenía la garganta seca a causa del inmenso calor que hacía. La mujer en la arena se removió ligeramente antes de ponerse de lado. Entrecerró los ojos y parpadeó rápidamente para adaptarse al brillante sol.
"¿Emma?" Regina la vio directamente a los ojos, Su frente se contrajo mientras se debatía entre si se trataba o no de una ilusión. "Emma", repitió contenta después de que la rubia pusiera suavemente la mano en su rostro, ahuecando su mejilla. Emma tomo a Regina en sus brazos y rodó sus cuerpos en la arena.
"Te amo" se apresuró a decir la rubia en un suspiro de alivio, "Debí habértelo dicho y no lo hice. Te amo" Una pequeña sonrisa se formó en los labios de Regina mientras sus ojos miraban a la bella mujer frente a ella con extremo cariño.
"Yo también te amo". Susurró. Se llenaron de tiernos besos llenos de amor y al separarse segundos después, se sonrieron con ternura.
"¿Dónde estamos?" preguntó Emma cuando por fin se dio cuenta de que no estaban en el lugar donde se suponía que debían estar después de atravesar el espejo, Storybrooke. Miró a su alrededor. Era en una playa. El océano infinito tocaba el horizonte y más allá. El sol era cálido, pero no sofocante, y soplaba una brisa fresca. La pared de un acantilado a unos treinta metros de la orilla los restringía en la playa.
"No tengo ni idea. ¿Dónde está Hen...?"
"¡Mamá! ¡Má!" Henry llegó corriendo por la orilla, levantando arena a su paso. Tenía el pelo lleno de sal y despeinado por el viento. Sus brazos se balancearon de un lado a otro se lanzó contra las mujeres que seguían sentadas en el suelo. Las envolvió en un abrazo y los tres se estrecharon con fuerza.
"¿Dónde estamos?" preguntó el chico al separarse. Su rostro era de pura felicidad, ajeno a cualquier posible molestia por despertarse en una playa cualquiera. Estaba tan abrumadoramente emocionado de tener a sus madres de vuelta, que los demás no importaba.
"No tenemos ni idea", respondió Regina mientras se ponía en pie y limpiaba la arena de sus pantalones. Tendría que cambiarse de ropa. Hacía demasiado calor para llevar pantalones negros. Emma hizo lo mismo y empezó a levantarse también.
"Emma, ¿qué ha pasado con tu herida?" Henry pinchó la cicatriz que se había formado en su costado.
"Yo... no lo sé. Recuerdo que entré en el espejo y luego me desperté aquí".
"Exacto, por eso no entiendo qué salió mal". añadió Regina.
"Bueno... ¿deberíamos mirar a nuestro alrededor e intentar averiguar dónde estamos?". Preguntó Henry, con una gran sonrisa en su rostro. Se había despertado un poco lejos de la playa, pero por lo que había visto en lo que encontró a sus madres, el lugar parecía impresionante. Ahora quería explorarlo.

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The Lost Princess
FanfictionRegina está atrapada en un matrimonio sin amor y su corazón aún llora la muerte del hombre que ella amaba. Cuando Emma, la princesa perdida, llega a su castillo, Regina descubre que es posible que todo el tiempo en el que ella había estado viviend...