Por Henry.

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BOSQUE ENCANTADO:


"Emma, baja de ahí". gritó Regina. Emma estaba a mitad de camino de trepar un árbol gigante. Llevaban días vagando por el bosque, sin rumbo alguno y ya se estaba hartando.

"Quizá si me dijeras adónde vamos no tendría que tomar cartas en el asunto".

"Ya te lo dije...quiero llegar a la cima de esa montaña para saber dónde estamos" Regina echaba humo ante la impaciencia y estupidez de la rubia.

"Dijiste que sabías dónde estábamos" se quejó. Era verdad. Regina había atravesado el bosque como si tuviera una brújula que debían seguir. Emma tardó unos días en darse cuenta de que no sólo no tenía idea de hacia dónde se dirigían, sino que tampoco sabía cómo regresar a Storybrooke.

"Está bien, señorita Swan, puede que no sepa exactamente a donde vamos, pero me imagino que esa montaña de ahí nos dará algunas respuestas sobre nuestro paradero. Si tienes alguna idea mejor soy toda oídos... aunque dudo que lo hagas". Regina resopló y se alejó del árbol dando pisotones.

"Oye, no puedes gritarme como si fuera estúpida cuando fuiste tú quien nos tuvo caminando en círculos una eternidad. Esa montaña está a días, tal vez semanas de distancia" Emma saltó del árbol y amortiguó el impacto doblando expertamente las rodillas en cuclillas. Alcanzó a la furiosa morena y la agarró por la muñeca.

"Si tanto quieres ir a la cima, iremos a la cima". Emma apretó más el agarre y se giró hacia la zona montañosa. Su pie izquierdo se estiró para dar un paso hacia delante cuando ambas desaparecieron en una nube de humo. Reaparecieron segundos después en la cima de dicha montaña.

"No me toques", Regina se soltó bruscamente. Ni siquiera se había dado cuenta de que se transportaron, en cambio Emma estaba boquiabierta al ver el lugar que las rodeaba. La morena seguía demasiado ocupada con su rabieta que seguían sin percatarse de donde estaban.

"No sé de dónde sacas el pensamiento de que puedes..."

"Regina."

"Y después de todo esto todavía tienes el descaro de interr..."

"¡Regina!"

"¿Qué?" Regina rugió.

"Mira". Emma levantó el brazo y señaló con el dedo índice hacia el frente. Fue entonces cuando Regina se dio cuenta de que estaban sobre un pico de la montaña y delante de ellas había un valle que abarcaba cientos de kilómetros.

Ante la conmoción de darse cuenta de repente de dónde estaban, Regina dio inconscientemente un paso adelante. Miró hacia abajo, los lados no eran exactamente verticales, y habría sido un desafío subir hasta ahí. Se inclinó un poco más para intentar ver mejor una sección nivelada en la ladera de la montaña. Parecía la entrada de una cueva. Se apoyó un poco más en la punta de sus pies. De repente, la roca sobre la que se apoyaba se desprendió y perdió el equilibrio. Cuando Emma se dio cuenta del balanceo de la morena, saltó del acantilado tras ella. La rodeó en el aire con sus brazos y las dos se transportaron a un lugar seguro.

Aterrizaron en una roca plana, la entrada a la cueva, que Regina había visto momentos antes. Ella no había dicho una palabra en todo el tiempo, ni siquiera un grito, su cuerpo había quedado sumido en un tenso silencio.

"¿Estás bien?" Pregunto la rubia sin aliento, giró el rostro de Regina para verla a los ojos, su mirada estaba inundada de horror por lo que acababa de ocurrir.

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