Maktub ||02||

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Una mes casi completo llegaba a su final y estaba a pocas horas de completarse. Tauriel se había adaptado con mucha facilidad a los aldeanos metkayina y rápidamente entro en labor de su función, todos estaban contentos con su trabajo y en alguna ocasión se lo mencionaban a su Olo'eyktan.

——Padre—Tsireya se encontraba adornando su cabello con una hermosa flor con tonalidades amarillas y naranjas—¿dónde está Ao'nung?

——Se encuentra en la aldea con la Tsahik Tauriel—le respondió a su pequeña hija acercándose por sus espaldas.

——Se a levantado temprano, normalmente suele dormir un poco más—ella soltó una risita—supongo que es de su agrado la señorita Tauriel.

Tonowari mostró un semblante divertido al escuchar las palabras de su hija menor.

——Pero...—Tsireya terminó de arreglar su accesorio florar para dirigirle la mirada a su padre—¿por qué nuestra Tsahik se comunica mediante el lenguaje de señas?—bajo sus orejas.

——Es algo que los metkayina desconocemos—opto por ponerse en cuclillas para alcanzar la estatura de su hija—solo el pueblo Ta'unui conoce ese porque.

Tsireya realizó un pequeño puchero.

——¿Por qué no podemos saber ese “porque” nosotros, padre?—pregunto manteniendo sus orejas abajo.

——En ocaciones las personas prefieren guardar silencio—levanto su brazo izquierdo y posó su mano con sumo cuidado en el hombro de la niña.

——¿Por qué?—se mostraba curiosa ante lo dicho por su padre.

Tonowari guardo silencio por unos escasos sengundo formulando una respuesta adecuada para que su hija lo entendiera de la mejor forma posible.

——Muchas veces nos lastima recordar lo que sucedió, por ende optamos por callar y tratar de olvidar—dejo un beso corto en la frente de Tsireya.

——Pero si le duele tanto ¿quien puede aliviar ese dolor?—los ojitos de la niña se cristalizaron—¿no sería eso más doloroso?, guardarlo... aqui—con uno de sus dedos señaló la parte izquierda de su pecho. Justo donde se hubica el corazón.

El mayor crispó sus orejas y en su rostro se dibujo un semblante compasión ante la respuesta de Tsireya, aunque fuera aún una niña era una persona muy emocional.

——No te pongas triste mi pequeña flor de mar—Tonowari tomo a su pequeña en sus brazos para cargarla y ponerse de pie—puede que sea doloroso pero con el tiempo, y las personas correctas todo lo sufrido puede calmarse. Una vez logrado eso al recordarlo o relatarlo ya no será un peso en el corazón.

𝐌𝐚𝐤𝐭𝐮𝐛 || 𝐓𝐨𝐧𝐨𝐰𝐚𝐫𝐢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora