Capítulo 9

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Sujetó a Harry fuerte mientras lo cargaba, llevándolo hasta la entrada de la casa. Abrió la puerta como pudo y la cerró. Harry seguía totalmente embobado por los besos de Severus. No se separaban ni un segundo.

Siguió cargándolo hasta que llegaron a la habitación de Severus. Allí, más aposta que otra cosa, tropezó con la cama, haciendo que Harry se cayese en esta.

Severus se puso encima suya, poniendo sus manos a los lados de este para no estrujarlo y siguió devorándolo. Repartió varios besos por el rostro de Harry, quitándole las gafas en el proceso, y dejándolas en la mesita de noche.

-Snape...- Susurró Harry. Sus ojos estaban nublados, y su rostro enrojecido.

-Shhh...- Volvió a acercar su rostro al del más joven. Puso uno de sus dedos en la boca de este. 

-Puedes tutearme...y eso significa que puedes llamarme por mi nombre.-

Acaricio su rostro una vez más, antes de volver a besarlo.

Severus concentraba todo su ser en darle atención a Harry. Sabía que el tiempo se les echaba encima. Y él, durante todo el enfrentamiento con Victoria, tomó una decisión. Una de las muchas importantes en su dura vida.

Harry soltaba pequeños gemidos al notar la lengua de Snape en su cuello. Lo saboreaba con gula. De vez en cuando daba pequeños mordiscos, dejando las marcas de sus colmillos en la piel blanquecina.

Empezó a molestar la ropa. Severus, con la delicadeza que lo caracterizaba, levantó un poco a Harry, quitándole la camiseta blanca que llevaba puesta. Con suavidad, acariciaba cada parte de piel nueva que se presentaba ante él. Lamía y besaba con una lentitud sufrible. Adoraba ver el rostro de Potter. Como se retorcía abajo suya, pidiendo más de ese contacto.

Harry no aguantaba mucho más, quería sentir por completo a ese hombre. Le agarró del cuello de la camisa y lo alzó de nuevo, besándolo lujuriosamente.

Severus no pudo contener una pequeña risa dentro de sus labios. Notó su impaciencia, y quería que lo disfrutase al máximo. Se apartó lo suficiente, rozando sus narices en un toque cariñoso.

-La paciencia es una virtud, Harry...tranquilízate y disfruta.-

Harry no pudo más que soltar unas pequeñas lágrimas, producto del placer y la inmensa felicidad que sentía en aquel momento. -Severus...te amo. Llevo tanto...tanto tiempo esperando esto que...¡¡ahh!!- 

No pudo terminar la frase. Severus se abalanzó sobre su cuello de nuevo, arrancándole gemidos cada vez más intensos. 

Estuvieron un buen rato regalándose caricias, susurros cargados de amor, besos que arrebatarían la cordura de cualquiera.  

Severus no podía aguantar mucho más, y Harry se encontraba en la misma posición que él. Agarró el borde del pantalón del muchacho y fue bajándolo, lenta y tortuosamente, junto con los boxers, dejando por el camino besos y mordidas que parecían no saciarle. Se quedó contemplando la vista unos segundos, quedando grabado en su retina el cuerpo angelical de Harry. Era totalmente perfecto, a pesar de algunas cicatrices que había marcadas en su piel, lo vio como el ser más perfecto del universo.

Al ver como Severus se quedó anonadado, Harry se sonrojó a más no poder y se tapó las cara con las manos. Estaba totalmente a merced de ese hombre. Al mayor le pareció un gesto super tierno. Se acercó de nuevo a su cara, apartando despacio sus manos.

-Eres el ser más precioso que e visto y veré en mi vida...- Dijo rozando sus labios. 

Harry se derritió totalmente ante ese comentario. Vio injusto que Severus aún llevase la ropa puesta. Así que, con nervios pero con bastante prisa, deshizo a Snape de aquellas prendas y lo dejó en el mismo estado en el que se encontraba él.

Bajo la Sombra de los Errores. (Snarry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora