Capítulo 7

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Las palabras de Harry resonaron en el aire, dejando a Severus atónito. Se quedó mirando a Harry con incredulidad y asombro. A lo largo de los años, había sido testigo de la tenacidad y la valentía de Harry, pero nunca había esperado que sus sentimientos se dirigieran hacia él de esta manera.

Sin embargo, Severus no era conocido por su ternura ni por su capacidad para lidiar con las emociones humanas. Caminó hasta ponerse justo delante de Harry. Su mirada cambió a una irónica e incluso cruel y su rostro se endureció aún más.

-Vaya, siempre tan decidido a hacer elecciones... cuestionables. -Una pequeña risa cargada de burla hizo eco en la estancia.- Amar a un hombre como yo, demuestra que tu sentido común a veces brilla por su ausencia. Pero supongo que la necedad siempre ha sido una característica suya, ¿verdad?- 

Harry, sintiéndose devastado, luchó por contener las lágrimas que amenazaban con desbordarse.  Sus palabras habían caído en oídos sordos, y ahora, solo quedaba esperar a que Snape terminara de jactarse.

-¿Amor has dicho...?- Preguntó con un deje de crueldad mientras en su interior sentía cómo cada palabra que pronunciaba le rasgaba el alma. Sabía que debía ser cruel para proteger a Harry, aunque eso significara herirlo profundamente. -...estás tan perdido en tus fantasías que no puedes ver la realidad. No hay amor aquí, solo lástima por un chico que insiste en aferrarse a un cadáver, a un hombre que jamás podrá corresponder a tus ilusiones.-

Se dio la vuelta y empezó a caminar hasta su habitación.- Eres patético...- Sentenció, antes de cerrar la puerta de golpe.

Harry, con las lágrimas cayendo de sus ojos, se quedó en silencio, sin saber cómo responder a las palabras hirientes de Severus. Cada una de ellas le había golpeado como un puñal en el corazón, dejándolo sin aliento y sintiéndose completamente indefenso. Finalmente, todo lo que pudo articular fue un débil "lo siento..." cargado de tristeza. Sin mirar atrás, se dio la vuelta y salió de la casa.


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Ethan se encontraba justo en el umbral de la entrada del hotel, una estructura majestuosa que se alzaba con imponente presencia cerca de la estación de tren. La seguridad que ofrecía aquel lugar y el cálido resplandor de las luces exteriores lo habían llevado a bajar momentáneamente su guardia. 

Sin embargo, como si hubiera emergido de las sombras mismas, Victoria estaba justo parada detrás de él.

Su varita se alzó rápidamente, una extensión de su voluntad implacable, y las palabras del hechizo "Petrificus Totalus" resonaron en el aire, llenas de una autoridad que no se podía cuestionar. En un instante, Ethan quedó congelado, como una estatua viviente, completamente incapaz de moverse o articular palabra.

La mirada de Victoria, fría y calculadora, se encontró con la de Ethan mientras se aproximaba a él. Sus ojos eran dos abismos de incertidumbre, y parecían contener secretos que nadie más podría entender. Con una sonrisa burlona en los labios, deslizó una bolsa oscura sobre la cabeza de Ethan. La tela opaca bloqueó por completo su visión, sumiéndolo en la negrura total y la confusión.

 -¿Creías que no iba a seguirte a ti también? Iluso...- Su voz era suave y venenosa, como una serpiente susurrando promesas mortales. Con un gesto de su varita, elevó a Ethan en el aire y lo hizo flotar suspendido en la oscuridad de la noche, como si fuera una marioneta en manos de un titiritero, desapareciendo en la penumbra.


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Bajo la Sombra de los Errores. (Snarry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora