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29 de diciembre, 2005

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29 de diciembre, 2005.

Las secas pisadas sobre el frío cemento duro son lo único que se escucha en el sitio, el edificio abandonado causa escalofríos en la espalda del joven Baji. Inquieto se remueve en su sitio, recordando el cómo llego ahí, los recuerdos sobre lo sucedido la mañana de navidad no dejan de dar vueltas en su cabeza, y con ello los siguientes sucesos que le hicieron tomar aquellas decisiones que lo llevo a dejarToman hace solamente unas horas. El reloj en su muñeca marcan las diez de la noche en punto, exactamente esta era la hora en la que habían acordado reunirse, él llegaría en cualquier momento.

Díez horas antes.

La tensión en la casa de los Baji's era palpable en el aire, ambos adultos no habían arreglado la situación luego de aquella fuerte discusión en el hospital, Kenichi, estando entre ambos, no sabía exactamente qué hacer para solucionar, había intentado de todo, conversar con ambos por separado, juntarlos a conversar, encerrarlos en una habitación hasta que se arreglarán, prepararles una cena romántica, incluso intento llevarlos a terapia de pareja —lo cual terminó horrible—, nada había funcionado, de hecho, parecía que había empeorado la situación en esos tres días.

Las mañanas habían dejado de ser agradables, no se hablaba ni mucho menos bromeaba, el joven había estado todos los días durante todo el día solo en casa, sus padres salían temprano y volvían tarde. Se estaban evitando claramente, ignorando, y con ello, también ignoraban a Kenichi.

Las oscuras ojeras de aquella mañana se hacían presente bajo los apagados ojos hinchados de Kenichi, las noches eran eternas últimamente desde que no podía coincidir el sueño. Su piel pálida era una muestra clara de que tampoco se encontraba alimentándose bien, su teléfono vibraba casi todas las horas, y un montón de llamadas perdidas tenía en las notificaciones. Toman había estado intentando de contactarlo fallidamente, el adolescente no tenía ánimos para hablar con nadie luego de navidad y había decidido ignorar a todo el mundo, siendo quizás egoísta con sus amigos que solo querían saber de él.

Pero él no tenía energías, sentía que cada día era más pesado y recién estaba empezando el martirio para él. El fuerte sonido de su celular sonando lo despertó de su ensoñación.

Eran las nueve de la mañana, un día sábado, estaba solo en casa porque sus padres habían dicho con rapidez que estarían todo el día fuera por temas del trabajo. Algo que nunca antes había sucedido.

Suspiró profundamente, ignorando la décima llamada de Chifuyu, rechazándola para que deje de sonar. Recostado en su cama, empezó a eliminar cosas de su móvil sin saber que más hacer, fotografías, números, música, chats, etc.

Estaba absorto en el celular cuando un mensaje de un número desconocido aparece en su pantalla, no muy largo, era breve y conciso, su contenido le hizo fruncir el ceño y enderezarse.

𝐊𝐎𝐒𝐄𝐋𝐈𝐆.  || Tokyo Revengers.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora