𝐊𝐎𝐒𝐄𝐋𝐈𝐆. || Tokyo Revengers.

26

Nuevamente el frío me envolvía, froto mis manos en busca de calor, sonrió ligeramente mirando a mi alrededor, escondido detrás de un árbol escuchaba la reunión de Toman, siempre jugaron limpio a diferencia de otras pandillas, supongo que es una de las cosas que te hace amarla.

Espero a minutos antes de que termine para largarme de ahí pasando desapercibido en todo momento, me escabullo entre las sombras hasta llegar unas calles más lejanas, donde Kakucho me espera apoyado sobre su motocicleta. No tarda en subirse en esta y yo le sigo subiéndome detrás de el, pronto arranca la motocicleta y avanzamos por las calles frías y solitarias, no tardamos más de veinte minutos cuando llegamos al destino, bajándome de un salto sin esperarlo me dirijo al sitio de reunión, las frías paredes de la bodega crean un ambiente desagradable. Ahí en medio se encuentran el resto, algunos sentados sobre cajas y otros de pie, cuando me ven ingresar no tardan en enderezarse algunos e Izana es el primer en hablar.

— ¿Y bien? ¿Qué tal están? — alza una ceja mientras me cuestiona, cruzándose de brazos en una posición de superioridad, yo no me dejo y le imito sin bajar el mentón, nunca lo bajen ante nadie.

— Bueno, es como les había dicho antes, ellos piensan seguir con esta guerra aun cuando no tienen a los altos mandos, mientras tengan a Mikey no se rendirán.— explique encogiéndome de hombros.

El tarda unos minutos en responder, puedo observar como intercambia miradas con Kisaki y me desagrada por completo cualquier mierda que planeen. Frunzo el ceño sintiéndome inquieto con cada minuto que pasa, hasta que Kisaki comienza a hablar, sin mirarme está vez.

— Entonces, lo único que tenemos qué hacer es quitarles a Mikey — aquello me alerta, enderezándome trato de dar un paso, pero un golpe en mi espalda baja me hace caer de rodillas, y antes de darme cuenta Hanma me tenía inmovilizado. — No te preocupes, Kenichi, no lo lastimaré a él, tú nos ayudarás en esto.

— Kisaki, cuida a Emma. — es lo ultimo que escucho previniendo de Izana antes de sentir un fuerte golpe en la nuca, que me obliga a caer en la oscuridad.

(...)

Mi celular suena en mi bolsillo otra vez, y lo ignoro sabiendo que es Emma quien llama. Acelero mis pasos y pronto comienzo a distinguir dos figuras que cada vez se hacen más claros, identificando a Emma junto a Manjiro, cuando llegó frente a ellos la fémina no duda en lanzarse a abrazarme, no tardo en correspóndele, miro por sobre su hombro a Mikey y doy un simple asentimiento con la cabeza, el no reacciona.

— Vamos Keni, queremos presentarte a alguien.

La sonrisa de Emma me transmite cariño, el día estaba nublado con una pequeña brisa corriendo por los lugares. Camino junto a ambos hermanos Sano intrigado hacía donde nos dirigimos y a quién querían presentarme. En silencio avanzamos por las desoladas calles de la zona.

Sólo bastaban horas para que todo él caos se desate en la tierra y aquello aunque no me involucrará más me ponía inquieto.

No recuerdo la última vez que pude estar tan tranquilo sin nada en mi mente que este revoloteando. Durante estas últimas semanas se ha sentido la tensión que ha crecido al paso de los segundos. Mis sueños se han interrumpido a mitad de noche por distintas razones y una de ellas es el chico que me acompaña a junto a la fémina en este instante.

No lo malinterpreten, sólo le hice prometer que me llamaría cada vez que tuviera una pesadilla.

No sabía que Manjiro tuviera tantas pesadilla acechandolo por las noches.

Mi mente por alguna razón recuerda una extraña palabra que encontré en un diccionario el día de ayer mientras terminaba la tarea de literatura.

Koseling. Sensación de calidez y simpatía que surge de compartir pequeños placeres con gente cercana.