I. Porque los amigos también lastiman.

Capítulo 8: Los demonios de Chenle.

No podía más, acababa de desechar el mísero vaso de agua que había tomado hace poco, su estómago era tan frágil con sus sentimientos que decidió no quedarse atrás y enfermarse. Ahora no podía comer nada sin vomitarlo enseguida. Estaba tan pálido y con pocas energías, lo había tomado como excusa para saltarse más días de clases. Aunque se tratara de su cobardía que lo acorralada en esas cuatro paredes, temerario a los ojos ajenos y los murmullos.

Salió del baño de su habitación y volvió a recostarse en la cama, mirando al blanco techo, sus audífonos estaban a todo volumen, tratando de apaciguar sus quejidos lastimeros, no quería tener pena de si mismo ¿Desde cuándo su vida se fue a la ruina? Se estaba ahogando en una gota de agua, siendo él un chiquillo sensible.

Sunyoung no había tenido problema con su repentina mudanza, ella le dió la gran bienvenida y dijo que se sintiera libre de hacer lo que quisiera, que era su nuevo hogar. Aunque no sabía si su padre le había dado detalles exactos, tal vez Sunyoung se enoje cuando sepa la verdad de su confusa sexualidad y decida echarlo.

Su celular era un caos, llamadas perdidas por parte de JiSung y Mark, correos y mensajes amenazandolo y diciéndole la basura que era por agredir a Donghyuck, otros diciéndole que era un simple maricón y que se cuidara
Todo había sido como una gran avalancha, JiSung y su rechazo, el odio que tenía sus amigos por él, su madre repugnandolo y queriendolo muerto.

Tenía un gran dolor de cabeza.

Esa tarde Sunyoong había hecho
las compras mensuales, así que se escabulló a la cocina y tomó todo lo que vio y regresó hacía su habitación, esa noche comió cada una de las cosas que había encontrado, su cerebro solo se callaba en ese momento. Las devolvió en el silencio de su baño y las horas se hicieron infinitas y su insomnio estaba más vivaz que de costumbre. La casa se estaba hundiendo en las sombras de la alta noche, y su habitación se estaba volviendo más y más oscura. Se levantó lentamente de su cama y caminó hasta la puerta del baño y se miró en el espejo.

Su mirada estaba vacía de esperanza.

Parecía cansado y exhausto. Su cabello se veía desaliñado y sus ojos parecían apagados. Sintió como si el peso de las acciones ajenas estuvieran sobre sus hombros, y no sabía cómo seguir adelante. No tenía nada que lo hiciera sentir mejor.

Y sonaba mal, pero estaba su padre.

Su mente comenzaba a estar repleta de pensamientos oscuros. No tenía nada en lo que creer, y todo parecía estar en vano.

"¿Cuál es el sentido de seguir?", pensó.

Su cabeza estaba inundada de preguntas, y no había respuestas en ninguna parte.

¿Qué es lo peor que podría pasar?", se preguntó. Entonces, en ese momento, sintió una punzada de dolor en su corazón. Se dio cuenta de que nadie más que su padre lloraría, su madre saltaría de alegría, lo quería muerto y ya no tenía amigos a la cuenta.

Se quedó quieto frente al espejo, intentando capturar una imagen de esperanza en sus ojos, pero no vio nada más que una oscuridad vacía y su fea cara. No se veía nada más que un futuro incierto, un futuro sin esperanza y sin salida. Él era un náufrago en un océano sin costas, y no sabía dónde encontrar alivio. 

El estruendoso sonido del espejo siendo roto dañó el armonioso silencio de la madrugada, había tirado su celular directamente al objeto, en un vano intento de dejar de verse, comenzaba a llenarse de enfado. Consigo mismo por ser sensible, con su madre por dejarlo, con sus amigos por ser tan malditamente malos con él, con todos por apuntarlo.

Los gritos y golpeteos de Sunyoong lo hicieron caer en el presente nuevamente, sus ojos estaban llenos de lágrimas, el lavamanos comenzaba a llenarse de sangre.

¿Qué había hecho?

—¡Chenle! ¡Chenle! —alguien que no pudo reconocer lo tomó de sus hombros, alejándolo del lavamanos. De pronto sintió su cuerpo en el frío piso del baño. La mujer lo estaba auxiliando.

— Cariño mírame, la ambulancia está por llegar, no dejes solo a papá ¿Sí?