Esperando Tiempo...

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Todo el día, sin descanso, habían recorrido montes y ríos; el camino serpenteante hacia su destino volvía cuesta arriba, mirando a la montaña Yunyin. El escabroso camino había vencido a los caballos, y la pesada marcha dejó sin aliento a la pequeña Zorra quien, rezagada, resoplaba sin fuerzas. La luz del sol del atardecer arrebolaba las nubes indicando el final del día.

Ya a pie, solo la férrea determinación de Duobing sostuvo el cuerpo de su amigo en la espalda. Sin pensar en nada más que llegar pronto al hogar de la señora Qi, no mostró signos de debilidad al atravesar la espesura del bosque. Avanzó escuchando el fluir de un arroyo a su lado, el canto de los pájaros al volver a sus nidos; sintiendo el latido intermitente de Li Lianhua. Paso a paso mantuvo su marcha constante, sin hablar, sin descansar, sin voltear atrás...

La noche arrojó sus primeras estrellas, y con ella, una luz artificial se pudo notar al final del camino. ¡Habían llegado!

El pabellón Yunju se alzaba con elegancia entre la flora de la montaña

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El pabellón Yunju se alzaba con elegancia entre la flora de la montaña. Sin embargo, se podía percibir como su estructura, ahora solitaria, añoraba los ajetreados tiempos pasados.

La visión de su destino concedió a Fang Duobing un gran alivio. Apretó el paso de la emoción, y corriendo con sus últimas fuerzas hacia la puerta, gritó.

-¡Señora Qi, ya estoy aquí! -Su voz salió más áspera de lo que pensó y notó por primera vez lo sediento que estaba.

-Señora Qi! -No tuvo que seguir llamando ya que la puerta se abrió de inmediato.

-Xiaobao, al fin llegaste...- La señora Qi se detuvo en seco al mirar a los amigos. -Bueno, bueno, entremos rápido, no hay tiempo que perder- avanzaron hasta la primera habitación, ya preparada con una cama bien arropada.

-A este paso, a ti también te tendré que salvar...- Le frunció el ceño a Duobing mientras ayudaba a recostar a Li Lianhua.

-No se de qué habla, señora Qi. Yo me siento bien...- Un mareo inoportuno detuvo su respuesta. Se sostuvo del borde de la cama y sacudió la cabeza. El alivió que había sentido trajo consigo una debilidad inesperada; el peso del día y el esfuerzo del viaje, cayeron sobre él como un mazo de plomo, destruyendo su equilibrio y amenazando con dejarlo en la inconciencia. Se resistió todo lo que pudo ya que sabía que aún Li Lianhua no estaba a salvo. No quería descansar hasta estar seguro...

-Señora Qi, no se preocupe por mí- intentó sonar sereno -Por favor, revise a Li Lianhua.

-No me molestes ahora, sé lo que tengo que hacer- Miró hacia la puerta abierta. -Cierra cuando salgas.

-Pero...

-Nada de peros, no hay tiempo- Lo miró con severidad. Duobing obedeció resignado y salió.

    Se mantuvo de pie ante la puerta cerrada

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Se mantuvo de pie ante la puerta cerrada. Sus ojos miraban fijamente los patrones ondulantes que se formaban en la madera. Su cuerpo; brazos, piernas, y sus parpados se volvían cada vez más pesados, pero no se sentó; presentía que, si lo hacía, no podría levantarse...

Sosteniéndose en la pared, intentó escuchar qué es lo que pasaba adentro, pero no lo logró.

Por mera costumbre, llevó su mano hacia el costado en busca de su espada, la que no encontró.

-¿Buscas esto? -Se volteó al escuchar la voz familiar de A'Fei. Se sorprendió de ver a Zorra entre sus brazos, y dos espadas en su espalda. Ambos parecían muy cansados...

-A'Fei...-Se detuvo cuando un sonido abrupto resonó en la recamara. Sin pensar, entró tambaleante a la habitación, seguido por A'Fei y Zorra ya en pie. Buscó a Li Lianhua y al borde de su cama lo miró expectante. Sus mejillas sonrosadas estaban enmarcadas en una expresión relajada. Su respiración acompasada indicaba un sueño profundo. Extendió su mano hacia la muñeca de Li Lianhua; percibió su pulso por unos segundos, para corroborar su aparentemente buena condición: ¡Esta sano! Está a salvo...

Una nueva oleada de cansancio lo invadió, pero no le importó. Se dejó embriagar por la felicidad al saber que su amigo ya no moriría... ya no moriría...

Se volteó con una sonrisa hacia la señora Qi.

 -Señora Qi, no sabe cuánto le agradezco

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-Señora Qi, no sabe cuánto le agradezco...-Se detuvo en seco al contemplar el rostro de la mujer. No lo había notado hasta ahora. La señora Qi, con una expresión cansada, se mantenía sujeta al borde de la cama. Su semblante, ahora amable, se notaba mucho mas añoso que hace solo unos minutos antes; su cabello blanco caía despeinado sobre su rostro arrugado. Respiró con dificultad un momento antes de mirar al grupo; sonrió antes de hablar:

-Ya está hecho- su voz fue casi un susurro -no se preocupen, ahora el pequeño Xianyi estará bien-Miró con ternura al chico tendido en la cama. Aunque no compartían la misma sangre, lo consideraba su propio hijo, y haría todo lo que fuera por él, incluso, a costa de su propia vida.

-Señora Qi...-Duobing, cansado, la miraba con preocupación.

-Solo tengo una última petición- Sacó un sobre de su bolsillo.

-Cuando despierte y pregunté por mí, yo ya no estaré. Dale esta carta de mi parte...- Duobing tomó el sobre tembloroso, notó su visión borrosa por el cansancio y las lágrimas. Lo intentó, pero no pudo decir palabra alguna.

La señora Qi cerró los ojos y, en lo que pareció un segundo eterno, cayó sin vida a los pies de la cama.

La Casa de Loto. Mysterious lotus Casebook FanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora