Star Wars: Darth Hassan

#9 Kamino: perseguidor.

#9 Kamino: perseguidor.

"Diablos", Gabriel prácticamente escupió estas palabras.

Una hermosa mujer rubia saltó del caza y un sable de luz colgaba de su cinturón. Un Jedi. Gabriel miró a Shaak Ti, quien lo miraba con clara aprensión. ¡No es de extrañar! Estaba muy enojado con ella en este momento. ¿Cómo pudieron los Jedi localizarlos? Seguramente había usado alguna técnica de la Fuerza para traer refuerzos aquí.

Sin embargo, si eso fuera cierto, habrían enviado un escuadrón completo de clones y a todos los Maestros Jedi para una misión de rescate. ¿Que vieron? Sólo un luchador y un Jedi sin ningún apoyo, lo cual era muy poco para una misión de rescate. Lo más probable es que enviaron a la rubia aquí específicamente para Jango. Era poco probable que un niño de diez años pudiera hacerle algo a un usuario adulto de la Fuerza.

"Hassan", dijo el cautivo suavemente, "no hice nada. No he usado la Fuerza desde que me capturaste".

"Bien..." Gabriel exprimió estas palabras de sí mismo.

Intelectualmente, entendió que ella no estaba mintiendo, pero la ira aún no disminuía. Exhaló lentamente todo el aire de sus pulmones y cerró los ojos, calmándose. Aunque tenía poco tiempo, un pensamiento extraño se apoderó de su mente. ¿Por qué Shaak Ti no intentaba escapar? Ni siquiera hubo un intento por su parte. Sin embargo, Gabriel decidió pensar en ello más tarde.

"Hassan", el Togruta se dirigió a él nuevamente cuando pasó junto a ella, "Te lo ruego, no mates a los Jedi. Sólo atraerás más problemas".

"¿Qué es para ti?" Gabriel respondió irritado. "¿Está preocupado por mí?"

La Togruta quedó desconcertada por tal pregunta, pero aun así abrió la boca para responder. Sin embargo, Darth la interrumpió.

"Hablaremos más tarde."

Gabriel caminó hasta el final del barco, presionó un botón y bajó la rampa. Descendió lenta y pesadamente hasta el hangar, donde una hermosa Jedi rubia activó su sable láser sorprendida. Gabriel se volvió hacia ella, extendió su mano hacia la nave y luego usó la telequinesis para cerrar la rampa.

"¿Secuestraste al Maestro Ti?" preguntó la mujer con la mayor calma posible, aunque Gabriel todavía sentía la excitación que emanaba de ella.

"Si quieres descubrirlo", dijo el Sith, desenvainando sus sables de luz, "derrótame".

Casi no había otros seres en el hangar, sólo grandes barcos y cajas de metal esparcidas. Hassan y los Jedi se miraron, dando vueltas. Desde fuera, parecía como si la figura oscura envuelta en una capa simplemente estuviera jugando con la hermosa rubia, quien lo entendía perfectamente. Sin embargo, no se apresuró a ceder a sus emociones.

La niña atrajo con fuerza una pesada caja de metal hacia ella, atrayéndola hacia los Sith. Gabriel, notando un proyectil acercándose a él por el rabillo del ojo, lo detuvo en el aire con un movimiento de su mano y luego envió un débil movimiento de Fuerza hacia la chica que cargaba, deteniéndola en seco.