Llegó el fin de semana y con él, la fiesta.
Si no supiera que la promesa de Leah iba en serio, cuando me dijo que confiaba en mí y que no había problema alguno que fuera con Harol y Tatiana, me hubiera sorprendido y me obligaría a no bajar la guardia en ningún momento por si acaso aparece de improvisto.
Sé que hablo mucho de ella, pero es que mi vida gira en su entorno.
Veo los árboles pasar mientras estamos en el auto de mi amigo, eran las 10:20 de la noche, íbamos temprano y eso que me impactaba.
—... deja ya de insistir, Tina. La chica con la que estoy saliendo no va a venir.
— Te dejaría en paz si no estuvieras tan misterioso — río por lo bajo.
Estos dos eran un caso.
Tatiana era la única amiga que Angelina me dejaba tener, quizás porque nunca dejé que me alejara de ella.
Ella estaba con un pantalón negro ceñido a sus piernas y un top con escote caído en el pecho de color verde musgo. Su cabello negro estaba amarrado en una cola alta y sus ojos azules estaban sombreados de un verde del mismo tono de la camisa.
Su sonrisa no era tan deslumbrante como la de Leah, pero igual seguía siendo muy linda.
La miro y veo que ella está mirándome aún con una sonrisa de oreja a oreja plasmada en la cara, me bastó cinco segundos apartar mis ojos de los suyos.
Ya casi llegábamos a la fiesta y moví mi pierna con impaciencia, la música ya nos llegaba, música de la buena, pero me era imposible tener expectativas positivas para la noche a pesar de que se escuchara tan bien la festividad.
Saco mi paquete de cigarros del bolsillo junto con mi encendedor y en el momento en que iba a encender uno, la mano de Harol me detiene.
— En el auto no — me pide —, ya casi llegamos a la fiesta así que dile a tu angustia que se calme.
Suspiré y decidí hacerle el caso.
[***]
La fiesta estaba en su punto, era casi ya media noche y la gente estaba vuelta loca.
Estábamos en el patio trasero, iluminando la oscuridad con la luz fluorescente de la piscina.
Tina estaba al otro lado del mueble en el que nos encontrábamos hablando con Isa, uno de nuestros pocos amigos, y Harol estaba demasiado drogado tomando en cuenta de que era demasiado temprano, me pregunto cuánta cantidad de cada cosa tuvo que poner en sus venas para estar en ese estado tan moribundo.
Lo vigilo, pero me aburro.
No he bailado con nadie desde que llegué porque oigo la vocecita de Angelina reclamándome inconscientemente, aunque ella no esté aquí; no me he acercado a nadie porque siento su mirada despectiva en mi nuca, aunque ahora mismo ni siquiera haya alguien mirándome; no he bebido nada de nadie porque escucho sus dientes rechinar desde la distancia, aunque la cerveza me llame disimuladamente.
Me estaba volviendo loco y eran apenas las 12:40 de la mañana... de aquí no nos iríamos hasta pasadas las 4. Eso era seguro.
Tendría que adaptarme a las masas para disfrutar, pero luego de un receso, claro está.
Me levanto del mueble con fastidio, ni siquiera podía usar el celular porque no tenía a quién escribirle, todos mis amigos estaban en aquella fiesta y en serio me daba miedo socializar, quedar como un idiota por intentarlo y recordar las palabras que Leah me dedicó hace un tiempo "¿ves? Te lo dije Fax, todos son unos idiotas, no necesitas a nadie más que a mí, ellos te defraudarán, yo nunca te veré como un tonto"
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Hasta que la muerte llegue
Romansa"El amor no reclama posesiones, sino libertad" Él amaba a su chica. Ella no se amaba ni a ella misma. Él creía que moriría por su chica si se lo pidiera. Ella aguantaría todo lo malo solo para que él sobreviviera. Dicen que cada uno tiene sus demoni...