Felix prefiere alejarse de los alphas, pero cuando se trata de una pelea, no le tiembla la mano a la hora de atacar. Siendo el líder de una pandilla quien controla el distrito, ha tenido serios problemas, sin embargo, nunca ha perdido una disputa.
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Zona roja.
—¡Esos malditos hijos de perra si no me ven la puta cara, creen que pueden hacer lo que quieran en el distrito! —comenta Felix golpeando la mesa, al enterarse de que estaban ingresando droga sin su permiso. Los alphas que estaban dentro de su distrito al parecer han estado dialogando con otras pandillas para que dejara su puesto de líder, no querían que un omega fuera quienes les diera órdenes, porque se sentían humillados.
El beta simplemente asiente y no responde nada, se recuesta en la pared y mira los fajos de billete que estaban en la mesa.
Felix siempre ha tratado de que los enfrentamientos con otras pandillas no se den, de lo contrario, tendrían a la policía acechándolos más de lo normal, así que ha tratado de hablar y llegar a acuerdos, pero no les ha gustado para nada, ellos envidiaban a su amigo, porque Felix tenía una de las entradas más importantes y era la capital donde se recibía la mayor parte de droga que provenía de dos países latinoamericanos.
—Este lugar no es lo mejor para ti, deberías esperarme —sugiere Felix. Ahora estaban en la zona roja en una casa vieja que tenía un sótano, justo ahí, eran sus encuentros con la pandilla, pero el omega rara vez dejaba que Seungmin lo acompañara, no le gustaba que algunas miradas se enfocaran en él.
—Donde tú estés, ahí estaré siempre —le sonríe coqueto el beta y Felix desvía su mirada para luego sonreírle. De vez en cuando Seungmin se dejaba mostrar de esa manera, con esos ojos intensos que podían seducirte o con sus caricias repentinas; y a pesar de eso, ambos sabían su límite, y es que su relación no trazaría más allá de la amistad.
El beta sabía que si un día Felix le faltara, no soportaría seguir viviendo, y lo mismo ocurría con su amigo, si un día tomara la valentía de suicidarse, Felix tampoco sabría cómo seguir adelante, por eso se ha mantenido, tratando de levantarse todos los días con un poco de ánimo.
Con la autoestima no tan quebrado, pero siempre con el pensamiento de "no quiero que mi mejor amigo me vea muerto, quiero que me vea su lado, sonriendo" Felix era la única persona con la que se hablaba, el resto eran simples palabras cruzadas y los dejaba en visto a excepción de su novia.
Por las escaleras, el sonido de las pisadas se hace más fuertes, Seungmin observa como el resto de la pandilla ingresan al sótano, Minho junto con Jungwon estaban mirando el celular, mientras que Yugyeom y Sehun estaban en silencio. Los chicos se saludan de puño, Felix los recibe con una sonrisa y luego se sientan alrededor de la mesa.
—Es raro verte por aquí, Seungmin —murmura Jungwon.
—Solo quería acompañarlo por esta noche —sus ojos conectan con los de su mejor amigo y le sonríe.
—Hoy tu novia me pregunto por ti, ya que no le contestabas los mensajes —comenta Yugyeom hacia Seungmin a lo que el beta rasca su nuca con incomodidad y siente la pesada mirada de Felix.
