Pretty Doll → a.i

Tres

//-Yo me encargaré de cremar tu cuerpo.//

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-Ya, déjalo hay. Luego le diremos, pero no ahora. - dijo Mari quitando su mirada de mi y volviendo a su forma de muñeca.-

-¿A que te refieres? Eh, Maya.- dije mientras agarraba su delicada mano.-

-Ya la oíste, Haru, luego te diremos.- sonrió y también volvió a su forma de muñeca.-

Miré a los demás y también volvieron a su forma de muñecas, incluso Luca, quién cada vez que veía estas situaciones me explicaba que pasaba. Pero hoy no fue uno de esos días.

Tal vez mañana le pregunte, pero no tiene sentido. ¿Qué escondían? En nuestro mundo estaba prohibido ocultar las cosas y no entendía ni sabía que ocultaban. Cuando volvieron a su estado normal una brisa entro, haciéndose sentir como el invierno, pero luego paso.

Tomé a Babblu entre mis brazos y acaricié sus orejas anaranjadas haciéndolo ronronear. Podía sentir como me acariciaba con su cabeza.

Es todo un amorcito.

Volviendo al tema, habían tres formas de saber de que Marianny estaba nerviosa.

 1) siempre decía la frase "Ya, déjalo ahí."

2) Te quitaba la mirada.

3) Volvía a su estado natural. Ha ser una muñeca.

Además de todo, todos volvieron a su estado natural, inclusive Luca. Algo andaba pasando. Tocaron a mi puerta y sin permiso una figura entro. Era Ashton Irwin. El más tonto de los tontos.

-Agh, tu alcoba me repugna. - Dijo haciendo mueca de asco.- ¿Cómo duermas sin pensar de que todas esas cosas te miran fijamente?-

No podía verle a la cara. Realmente.

-No es de tu incumbencia. Así que por favor, vete de mi alcoba. - dije bajando a Babblu al suelo, haciendo que fuera debajo de mi cama.-

-¿Acaso crees que me gustaría estar aquí? Tu madre me ha mandado a por ti. - dijo gruñendo y arrastrando las palabras.-

-No tenías por que venir, aun así. No quiero verte. - dije acercándome a mi puerta y abriéndola.- Largo.- dije y señale la salida.-

No hizo caso y recorrió mi habitación. Tocó lentamente los libros viejos que tenía sobre leyendas. -¿Porqué no quieres verme? - dijo con calma.-

Porque lo hiciste con mi prima en un baño. Aunque mientras mas te la tires mejor para mí, no te convertirás en mi prometido y facilitarías las cosas.

Por eso.

-Porque no.- dije y suspiré. -Insultaste a las muñecas. -

-No es solo eso. - dijo y dio un trago a su vino.- ¿Acaso crees que no te vi cuando nos seguiste hasta el baño?-

-Haces muchas preguntas. Y no lo hice, no te seguí a ti y a Brauliet al baño. - dije y remarqué la salida, nerviosa.-

-¿Y cómo sabes que era Brauliet?- dijo con una ceja alzada.-

-Porque...- dije y lo pensé.- porque me pregunto por ti y le dije quien eras y fue por ti, Dah.- Dije y me sentí orgullosa al darme cuenta de que era cierto y no había mentido. Odio las mentiras.-