A todos nos han roto el corazón, de una u otra forma, pero en la mayoría de los casos esto no nos impide volver amar.
Al principio asociamos a nuestro corazón roto con la mala suerte, mal juicio para escoger a las personas o incluso, la madurez de e...
Las calles concurridas de la mañana hacían que mis posibilidades de llegar a tiempo del trabajo fueran bajas, podría jurar que había pisado a varias personas con los tacones, lo sabía por las miradas que me lanzaban, pero bueno de pisar a ser pisado no era una pregunta difícil de responder.
Justo cuando comenzaba a buscar la tarjeta de acceso de mi bolsa el personal de seguridad se acercó, también porque mi conjunto azul marino era fácil de identificar y no pude pasar desapercibida.
-Perdone las instalaciones abren a las 9 de la mañana, aún falta una hora - gentilmente me indico con una mano la puerta de giratoria donde hace unos momentos había entrado
Sonreí y casi solté una risita, cuando sentí el Carnet entre mis dedos lo saque de mi bolsa
-No pensé que me vería tan diferente- declare extendiendo la identificación hacia el
Su rostro mostró un poco de confusión, después de unos segundos mirando la identificación y seguido mi rostro se disculpo al mismo tiempo que mencionaba que debería ir a RH a actualizar mi foto.
Podría pensarlo, los meses habían pasado desde mi primer día, mi vestimenta era distinta, ya no usaba faldas, ahora vestía pantalones de vestir ajustados, con camisas de manga larga fajadas, incluso agregaba un chaleco para hacerlo un poco juvenil, también lo había combinado con tenis blancos, claro siempre y cuando Marcus no estuviera.
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Una ves dentro de la empresa entre al elevador y teclee mi piso, cuando la divertida sensación del movimiento ascendente paso tome mi celular para avisarle a mi hermano que ya estaba dentro del trabajo, comentándole que posiblemente no pudiera contestarle rápidamente las próximas horas, al igual que le agradecía el desayuno y la comida que envolvió para comerla más tarde.
Cuando las puertas metálicas se abrieron salí, haciendo un poco de ruido en el piso de mármol con el choque de mis tacones llegué hasta mi escritorio dejando mis cosas, seguido caminé hasta la pequeña cocina para guardar la comida y preparar el café de todos los día.
Después de 10 minutos tenía una termo de café, tome un moffin que mi hermano me había dado para poder disculparme y caminé directo a la oficina, una ves adentro deje las cosas en su escritorio, después de alejarme unos paso suspiro y me tomé me di un pequeño masaje en el puente de la nariz, Dios ...
Juro que realmente odiaba cuando mi jefe dejaba papeles desordenados, no era una persona cien por ciento limpia pero tenía una pequeña ansiedad por tener que tener todas las cosas en orden, papeles, lápices incluso, colocaba cada silla que ocupaba en la línea del piso.
Tenía papeles regados por su escritorio, incluso algunos estaban el el suelo, sabía que el literalmente odiaba que alguien tomara sus cosas, según el tenía un orden en el desorden de su oficina pero no podía dejarlo así, me coloque en cuclillas y tome las hojas con la intención de dejarlas en el escritorio, quería reglamente hacerlo hasta que unas gotas de color rojo en la punta de una me detuvieron, parecía sangre seca.
