Capítulo 16

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El Santuario Vacío

Habían elegido una tarde para salir cuando no había clases ni prácticas de brigada, pero aún así tuvieron cuidado de dejar el árbol de dos en dos o de tres en tres cerca de la Primera Oscuridad y luego una vez más despegar de los acantilados donde no serían vistos. Y todos ellos, incluso los más pequeños, llevaban garras de batalla. Las habían cogido de la armería de la forja. Bubo se había ido así que no era un problema. Twilight había ido temprano en la mañana de su vuelo y los tomó de la forja para después colocarlas en los riscos de los acantilados.

Soren había insistido en que practicaran con las garras, ya que ninguno de ellos había volado tan a menudo con ellas. Eglantine en especial, nunca había volado con garras.

"Necesitas mucho timón de cola, Eglantine. Ves, no tienes el mismo equilibrio que antes", dijo Soren mientras veía a su hermana volar en una línea tambaleante desde los acantilados.

"Lo conseguirá", dijo Twilight.

Pero Soren no estaba seguro. Eglantine aún le parecía tan frágil. ¿Estaba preparada para esto? Ella era la única capaz de reconocer el castillo en ruinas donde había sido encarcelada. Pero de repente su vuelo pareció igualarse.

"¡Eso es! Eso es!" Soren la animó, sus alas se posaron y equilibraron en un suave plano horizontal. "¡Uff!" Soren sopló por el pico aliviado. Aún así, le molestaba que estaba haciendo justo lo contrario de lo que Ezylryb había jurado no volver a hacer. Soren no solo se había equipado garras de batalla, sino también armado con ellas a un joven búho inocente. Entonces

pensó en Octavia y en las palabras que les había dicho en la misma cámara donde las viejas garras de Ezylryb colgaban oxidadas pero no olvidadas. Yo también hice un juramento de paz. Pero sabes, ahora creo que es hora de romperlo. Haré lo que sea para rescatar a mi amado maestro.

Había llegado el momento, se dio cuenta Soren. Si había alguna posibilidad de rescatar a Ezylryb debían hacerlo ahora, antes de que llegara el invierno. No había alternativa. La primera ventisca podría llegar cualquier día y para entonces podría ser demasiado tarde. Soren ordenó a Eglantine que volviera al acantilado. Luego se posó atrás de la brigada y habló en voz baja pero fuerte, sin vacilar mientras daba la orden. "Posiciones de vuelo. Prepárense para volar. ¡Elevarse!"

Y seis búhos se elevaron en la noche.

El plan consistía en volar primero al lugar donde habían encontrado a Eglantine en el Bosque de Ambala. Luego intentarían de alguna manera, con la ayuda de Eglantine, encontrar el camino a las ruinas del castillo y, con suerte, a Ezylryb. Mientras volaban, Soren se preguntaba si tendrían éxito en llegar al castillo y si Ezylryb estaba allí, ¿cómo lo rescatarían? Quizá no debería pensar con tanta antelación. Cuando llegaran, tal vez se le ocurriría un plan. La primera tarea era llegar allí, a ese horrible lugar donde los jóvenes búhos eran obligados a dormir en criptas con huesos de los llamados Purísimos, significara eso lo que significara.

Twilight estaba volando en punta y Digger volaba por debajo, ya que eran los únicos que conocían el territorio donde se había encontrado a Eglantine. "Estamos en Ambala y nos acercamos a la zona del Gran Abatimiento", llamó Twilight a Digger. Digger inmediatamente descendió en picado. Gylfie empezó a planear sobre él.

Twilight se volvió hacia Soren y asintió. Este era el lugar. Soren miró hacia arriba y encontró la Estrella que Nunca se Mueve.

"Gylfie, recuerda la vista de nuestra posición entre la que Nunca se Mueve y la primera estrella de cabeza de la constelación del Gran Glaux".

Cuando Gylfie fijó su posición, todos comenzaron a descender en espiral, excepto Twilight. Twilight siguió planeando por encima, alerta por si había algún otro búho en la región. Luego, con Digger y los demás, intentarían retroceder desde el lugar donde habían encontrado a Eglantine y reconstruir un camino a las ruinas del castillo.

El rescateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora