☆.。.:* 1: El Colmillo del Diablo ☆.。.:*・

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Asegurándose la máscara de cuero rojo que tenía tachuelas doradas alrededor y dos pequeños cuernos que sobresalían de la frente, así como una horrible boca que se asemejaba a unos afilados colmillos, Sasuke recorrió el largo pasillo del burdel, sin detenerse.

Era, sin ninguna duda, un lugar repugnante. Lo último que quería hacer era relacionarse con quienes compraban personas como si fueran simples juguetes. Nada más que mercancía. Cuerpos usados, destrozados hasta no dejar nada de pie y reparados con el único fin de exhibirlos en un aparador a quien pudiera pagar.

Deprimente.

Le recordaba una parte de su pasado que aún golpeaba en lo más profundo de su ser.

Siendo seguido por los miembros de su equipo, se dirigió hacia la pequeña puerta metálica tras la que se ocultaba su siguiente objetivo. Pateó una, dos, tres veces, hasta que cedió e ingresó con la misma calma y elegancia de siempre. La muchacha que estaba entre las piernas de Mizuki, el propietario del burdel, se alejó gritando. Asustada por completo y llena de vergüenza.

Detrás de Sasuke, Suigetsu dejó escapar una risita juguetona, que él ignoró. Conociéndolo, el chico querría iniciar un baño de sangre antes de obtener la información necesaria. Si bien la idea le resultó tentadora, Sasuke tenía claro que no podía permitírselo... por el momento.

—Cálmate, Minino —dijo, empleando un tono neutral—. No hagas ninguna estupidez.

El muchacho de cabello blanco, ligeramente teñido de azul, que no tenía más de veinte años y llevaba un pañuelo negro con el rostro de un león bordado, levantó las manos en señal de sumisión.

—Hoy estamos de mal humor, ¿no? —respondió burlándose—. Alguien necesita una buena mamada.

—¿Quieres dármela?

—¡Eww, ya te gustaría! Gracias, pero no, gracias. No quiero jugar con tu gusanito.

—Cállate. —Sasuke se volvió hacia la única mujer de su grupo y añadió—: Shinigami, fuera. Asegúrate de que nadie nos moleste.

Karin le enseñó los dos dedos del medio, furiosa, aunque él no podía verle la cara, debido a su propia máscara antigás.

—¡No soy una niña, carajo! ¡También quiero...!

Sasuke entrecerró los ojos. Mierda, ¿por qué tenían que ser tan complicados? ¿Tan difícil les resultaba obedecer una orden? Por lo que él sabía, continuaba siendo el líder del Noveno Círculo, de modo que le debían tanto respeto como lealtad absolutos. No obstante, parecía que eso era demasiado pedir, porque ninguno de ellos sabía hacer lo que él les ordenaba sin protestar antes. En especial ella.

—Dame una razón, solo una, para arrancarte la lengua.

Karin abrió los ojos de forma desmesurada, tragó saliva con dificultad y sacudió la cabeza. Sasuke no jugaba con sus amenazas. Si decía que iba a hacerlo, lo haría sin importarle que ella estuviera bajo su cuidado. Porque él no protegería a nadie fuera de sí mismo, nunca. Esa fue la primera lección que les enseñó: el Colmillo del Diablo nunca arriesgaría su vida por nadie.

El Colmillo del Diablo | SasuHinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora