Capítulo 4

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Cierro la puerta tras de mí y apoyo mi espalda sobre esta, esta vez no puedo controlar mi respiración, está agitada. Aun no puedo creerlo, ella era su hija. Que digo... ella me vio, sabe quién soy y tuve la oportunidad para eliminarla, y no lo hice. No lo hice... en que pensaba, he arruinado todo. En este momento debe estar contándole a su padre y deben de estar buscándome, y por todo lo que la chica sabe, no les será muy difícil dar con mi paradero. Debo salir del departamento. Tomo de nuevo mis llaves y pongo en marcha mi motocicleta, no debo usar de nuevo el deportivo rojo. Me esconderé por esta noche en este motel barato, y será mejor completar mañana mi trabajo, y cerrar esos detalles. Debo matarla. Me sirvo un vaso con hielos y whisky, y enciendo un cigarrillo, puedo sentir como la primera bocanada de humo me tranquiliza. Me reprocho una y otra vez mi actitud de esta noche, y reevalúo cuales fueron mis errores. Muchos, y todos tienen como responsable esa chica... estúpida niña.

Doy vueltas de un lado a otro, como un león enjaulado, y eso me molesta, no sirvo para estar encerrada. No me interesa si vienen por mí, estaré preparada, no me esconderé. Apago mi cigarrillo, tomo mi chaqueta, mi arma y salgo de ahí, necesito despejarme, necesito el aire. Voy sin un paradero fijo, de un lugar a otro, sin rumbo, solo quiero sentir la velocidad y el viento en mi rostro.

Han pasado ya tres días, y no ha ocurrido nada. Todo transcurre de manera normal, en la mansión Im, todo luce de la misma manera que la primera vez que la vigile, hace ya un varias semanas. No hay cambios. Tengo muchas posibles explicaciones para esto, pero una se repite en mi cabeza, ¿será que no me delató? Qué clase de chica no le da aviso a su padre que trataban de matarlo y que sabe incluso quién es. Es una tontería.

Ya no se a quien he estado vigilando estos días, a mi objetivo o a ella. No debo perder más tiempo, debo matarle y dejar de correr más riesgos. Ha salido de su casa, por fin. Pongo en marcha mi auto, y le sigo por la ciudad. No muy próximo al centro, ella se baja del auto y este se va dejándola sola. Entra a un café, yo también lo hago y me siento a una distancia prudente para esperar a ver si se juntará con alguien, pero al parecer permanecerá sola. Ya se tomó su café, aun no comprendo que tanto espera. Salgo a fumar un cigarrillo en un callejón que está a un lado, la espera me está impacientando, a pesar de que la paciencia es una de mis virtudes con respecto a esperar a una víctima. Esta chica de verdad me saca de mis cabales. Y definitivamente no es mi día, porque este encendedor no me quiere proporcionar el fuego que necesito para prender mi vicio.

- ¿Cuánto vas a esperar para acercarte? - La voz me hace dejar de intentar con el encendedor y darme vuelta para encontrarme con la chica. No respondo, simplemente le veo seria. Camina con lentitud, adentrándose al callejón hasta quedar junto a mí, mientras yo le sigo con la mirada.

- Hace días me sigues, ¿no es cierto?- Vuelve a decir. No le respondo, solo le veo con seriedad, mientras mi mano se desliza lentamente bajo mi chaqueta hasta tocar el mango de mi arma. - ... no le he dicho he nadie. -

- ¿Por que? -

- No lo sé... simplemente, no lo he dicho. - Desvió la mirada. - ... ¿Quién realmente eres Jeongyeon? -

- Ya te lo dije... nadie. -

- Quiero conocerte. - Se me acerca, pero el firme agarre a mi arma la detiene para que no se acerque más.

- Tal vez no entiendes la situación niña, no quiero a nadie en medio del camino, y tú te estás cruzando... ya sabes quién soy e imaginaras lo que debo hacer. - Digo amenazante.

- No le diré a nadie. -

- Eso no me importa. -

- Entonces hazlo. - Esas palabras me sorprenden, no entiendo que es lo que pretende. De pronto su teléfono empieza a sonar y lo contesta, se supone que no debí dejarle contestarlo. Ella asiente y después de pocas palabras lo corta.

Ciudad del vicio. (2yeon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora