Capítulo 24 (Final)

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- No juegues con eso Jin-young, no estoy de ánimos para tu humor. - Gruñe el hombre.

- ¿Juego? Yo no juego señor... fue entretenido trabajar con usted, sus misiones eran divertidas, pero se tornó aburrido. Creo que seguiré sólo con lo que quiero. - Entonces el hombre comprendió que no era una extravagancia más del pelirrojo y frunció el ceño.

- Tú no tocarás a mi hija, demente... eres un... - Dijo sacando el arma que guardaba tras su chaqueta, pero no contó con que el pelirrojo ya estuviera lo suficientemente cerca para quitarle el revólver y tomarlo de sus ropas.

- Buenas noches señor... yo mismo cuidaré a su hija, como me lo pidió. - Y sin dejarle hacer nada lo golpeó y azotó en la pared donde estaba la puerta, dejándolo inconsciente. Entonces voltea a la chica, quien estaba aun amarrada, mirando con confusión y algo de temor la escena. Sabía que ser el blanco de mira de un hombre como ese, no era nada bueno. Retrocedió un par de pasos, aun maniatada, pero el hombre la alcanzó sin siquiera esforzarse.

- Ah... es una pena matar una belleza como usted. - Sus palabras no pueden hacer otra cosa más que poner, inevitablemente, nerviosa a la chica.

- Suelta... suéltala. - Escuchan ambos a un lado, Jeongyeon aun está aturdida en el suelo por las descargas.

- No, es necesario. Esto lo hago por ti pequeña. - 

- Estas... loco... - 

- Jajaja....y otra vez con ofensas inútiles. Pero es enserio, todo esto es necesario para terminar tu formación. Eres más especial de lo que crees. -


- ¿De que hablas? - Pregunta sin entender

- Sin ella podrás desarrollarte mejor como persona, y así lograr realmente tu libertad y no tener límites. Estas tan cerca, eres casi perfecta... si la señorita Nayeon desaparece, podrás estar completa. - 

- Lo que dices no tiene sentido. - Dice la chica al hombre a su lado, con el ceño fruncido.

- Jajaja... sabía que alguien como usted no lo entendería. Simplemente usted no pertenece a este mundo, usted no ve más allá de lo que sus padres o una academia le enseñe. Es un producto de la sociedad. No es capaz de cruzar esa barrera que la separa de lo que Jeongyeon podría llegar a ser. Dígame, ¿Por qué no me disparó cuando tuvo la oportunidad? Después de todo me quiere ver muerto, ¿no? - Sonrió ante el silencio de la chica. - ...no se atrevió porque no podría vivir con el hecho de que asesinó a alguien con sus manos, a pesar de que yo lo merecía. Se reprimió usted misma. - 

- ¿Y que hay si no quiero ensuciarme las manos con una basura como tú? - El pelirrojo rió ante el enojo.

- Eso quiere decir que se ha auto convencido al no atreverse, usted misma se pone límites ante sus propios deseos, y prefiere vivir dentro de ellos, sin osar romper uno. Como toda persona que camina dentro de una jaula, a pesar de tener la llave para salir. Comunes y corrientes. - Entonces el hombre bruscamente la toma del pelo y la acerca a él lo más que puede, repentinamente con el ceño fruncido. - ...pero Jeongyeon no es así, sino todo lo contrario, ella vive fuera de esa ridícula jaula, camina con libertad... y todo iba muy bien hasta que tú te apareciste. - La chica se mantenía seria, mirándole desafiante a los ojos, aunque por dentro estaba muerta de miedo. Esa mirada maquiavélica demostraba que todas esas palabras eran por algo. Él tampoco tenía límites, podía hacerle cualquier cosa. Mientras, la castaña oscura permanecía aun aturdida, con la vista borrosa, pero escuchaba todo perfectamente.

- Deja... a Nayeon... fuera... fuera de esto. - Dice con dificultad desde el suelo, revolcándose levemente para tratar que sus músculos respondan, pero aun no funcionan. 

Ciudad del vicio. (2yeon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora