Un día lluvioso, gris, frío, me gusta. Salgo a caminar por las calles, estoy sintiendo la angustia nuevamente. Hace tiempo que no me sentía así. Me pongo el gorro de mi sudadera negra y corro velozmente, como si huyera de algo que me sigue, que me ha seguido siempre, hago caso omiso a mi cansancio, tal vez deje atrás esa angustia maldita que me vuelve a molestar y me recuerda que sigo viva, esa que no se olvida de mi.
Sin notarlo he salido de la parte más oscura de la ciudad, estoy en el centro, en donde gente trata de hacer vista gorda a la inmundicia de la urbe y vive su vida de la forma más normal y tradicional posible. No es mi lugar, no es mi estilo. Mmm... pero ¿Qué veo?, hasta los lugares más lindos de la ciudad tienen sus rincones oscuros, un sujeto está asaltando a una muchacha a plena luz del día, y la gente parece no estar interesada en entrometerse, pues finge no notarlo. La está forzando a ir a un callejón entre tirones desde su brazo, maldito. Me acerco sin sacarme el gorro, ella forcejea con él y no permite que su asquerosa mano le suba el vestido verde que porta. Él se cansa de su resistencia y alza la mano para golpearla, pero mi mano detiene el vuelo. Se da vuelta con sorpresa para ver quién es la persona que le interrumpe, pero no alcanza ni dos segundos a mirarme, cuando mi otra mano lo agarra por el cuello, lo alzo y empujo con fuerza contra la pared.
- Q... q... quien demo...nios eres. - Me dice tratando de hablar dificultosamente dado a la presión que ejerzo en su tráquea.
- No creo que queras saberlo. - Digo acercando mi rostro al suyo mientras le hablaba, y luego lo lanzo a unos tachos de la basura con facilidad, generando estrepitosos sonidos. Me giro para ver a la joven acercándome a ella para asegurarme de su estado.
- ¿Estas bien? - Digo secamente tomándole los hombros, pero en el momento en el que alza la mirada quedo impactada, sus ojos son como la profundidad de un oscuro océano que se me hacen familiar, y están algo húmedos por el susto. Nunca me había perdido en los ojos de alguien, que sensación más extraña... Pero su rostro cambia a una expresión preocupada que me alerta junto a su grito.
- ¡¡Cuidado!! -
Siento como una mano en mi hombro me voltea y veo en claridad el resplandor de un fierro y como este se acerca a mi rostro, pero soy mejor que eso. Mi brazo alcanza a interponerse protegiendo mi cara, me lo avienta nuevamente, mi brazo me protege, pero ese último golpe me dolió. Grave error. Al tercer intento, es mi mano que lo detiene, él se sorprende pero no lo suelta, tratando de quitármelo con forcejeos inútiles, pero una patada en su estomago le hace soltarlo y caer de espalda. Me acerco a el lentamente y le veo amenazante con el fierro en mi mano, está en el suelo, indefenso, sabe lo que le espera, por eso no lo piensa dos veces y arranca arrastrándose torpemente por el suelo, hasta que logro ponerse de pie unos metros más allá, corriendo fuera de la escena. Dejo caer el fierro a un lado y recuerdo a la chica, por lo que volteo a verla. Me acerco, recojo un bolso que se le cayó mientras forcejeaba y se lo entrego.
- Gracias, de no haber sido por ti... -
- No tienes que decirlo. - Digo con indiferencia.
- Vengo llegando a la ciudad... vaya recibimiento. - Sonríe y se arregla el cabello. No digo nada pero veo de reojo, como la lluvia humedece sus largos cabellos color castaño.
- ¿No eres de por aquí? - Pregunto disimulando mi curiosidad.
- Si, pero estuve fuera del país durante un tiempo. Es bueno saber que aun hay gente que se preocupa e interviene en situaciones como esta. - Suspiro aliviada, como si recuperara la fe en la ciudad.
- No es eso, solo pasaba. - Mi tono de siempre, frío... aunque debo decir que algo extraño me estaba ocurriendo, no me hace sentir tan impasible como siempre.
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Ciudad del vicio. (2yeon)
AkčníYoo Jeongyeon, es una eficaz asesina a sueldo que se vera envuelta en cientos de problemas luego de conocer a Im Nayeon, hija de un multimillonario y poderoso mafioso al cual debe asesinar. Juntas tendrán que recorrer un peligroso y complicado cami...