- ¡Sí claro! ¿Quieres algo más? – intentó distraerla.
- No gracias, mejor llévame con Lacrosse, suele dormirse en la biblioteca, lo he tenido que cubrir con una manta después del almuerzo – mencionó Candy inocentemente.
- En serio, ¡ay ese doctor! ¿Quieres que te deje a solas con él? – cuestionó Albert como no dándole importancia.
- No amor, quédate, de cualquier forma no creo que me revise completamente – ella aceptó rápidamente.
Toc, toc
- A...delante – contestó Lacrosse con temor ante la pistola que se encontraba en su nuca.
- ¿Le sucede algo... Lacrosse? - cuestionó Albert extrañado por su temida voz y más al darse cuenta de quién se encontraba detrás del galeno.
- ¡Terry! – exclamó la rubia al darse la vuelta, evidenciando ante Terry el prominente embarazo de su ex novia.
- ¡Guarda silencio y siéntate a su lado! – ordenó un voz que apuntaba hacia ellos, indicándole a los rubios lo que tenían que hacer.
- Candy, ¡apártate de él! – indicó Terry antes de que se sentara cada uno al lado de Lacrosse.
- Terry, ¿qué haces aquí? – cuestionó Candy entre nerviosa y asombrada.
- ¡Pidiendo una explicación! ¡Por Dios mujer, es lo menos que merezco! ¿No te parece, Pecas? – Terry se burló de ella.
- Pero... - Albert intentó reaccionar.
- No te atrevas a condescender, me hiciste venir hasta aquí, sólo para restregarme en las narices que era tu esposa y no me lo dijiste en todo el camino, ¿crees que me merezco eso? – preguntó Terry ofuscado y herido.
- ¡Te lo dije, traté de disuadirte tonto, pero fuiste un necio! – respondió Albert.
- Todo tiene una explicación... ¿verdad Albert? – respondió ella y al mismo tiempo preguntó ante su inocencia.
- Por supuesto que la tiene y ¡tú tonta que no has querido darte cuenta de nada! – reclamó Terry con amargura.
- Terry, no sé ¿por qué me dices eso? – respondió la rubia sin entender.
- No sabes, pues te diré que es lo que he pensado en estos días, se casaron a escondidas, sólo unos cuantos lo saben, su familia no sabe nada, tú te desapareces y viajas a Francia, casualmente estás embarazada y un poco cuerda y a todo esto, él no parece saberlo. ¿Me he perdido de algo? – relató a los rubios.
- Sí, no teníamos ¿por qué decírselo a todos? Sólo era decisión nuestra – rebatió Albert.
- Tú lo has dicho ex amigo, mientras mi preocupación era su bienestar y llevarla a América porque la amaba, pues ahora tendrán que enfrentarse a su familia; ¡no voy a secundarles en esta locura! – advirtió rojo del coraje.
- ¿Qué has dicho? – cuestionó la rubia enfurecida.
- Le envié un telegrama a madame Elroy Andely para ponerla al tanto de algunos chismes aquí en Escocia – sonrió viéndose las uñas y luego dirigiendo la mirada a los rubios.
- ¿Cómo te atreviste a engañarla? – Candy susurró la pregunta.
- No es un engaño, ¿sabes en qué papel he quedado? ¡Soy una buena persona generalmente, pero esto sí que no se lo permitiré a nadie, he quedado en el papel de estúpido y celoso novio de la señorita Andley que estaba casada en secreto...! Buena la han hecho... - se mofó ahora de ellos.
ESTÁS LEYENDO
Enfermera de guerra
FanfictionUna obligación se había convertido en un asunto sin importancia, la lejanía de un amor en desinterés, la poca privacidad en un ahogo constante, el amor desmedido en apatía y el desconsuelo en confusión. Su verdadera profesión no era ser una dama dig...