¿Cómo respirar?

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Su mundo se caía pedazo a pedazo, al igual que su corazón que casi podía escuchar agrietandose.

El día estaba frío, húmedo debido a las gotas de lluvia que empapaban cada lugar en la ciudad, al igual que las lágrimas le empapaban los ojos ya irritados por tanto llorar.

No iba a creerlo. Se negaba a hacerlo.

-No es verdad, está mintiendo.- dijo siendo sujetado por aquella enfermera rubia, la que lo había consolado cuando Quackity entró herido.

Ya no había heridas, ya no había dolor.

Solo un cascarón vacío e inerte.

-Lamento mucho su perdida.

Fue lo único que la doctora pudo decir con el gesto serio y las manos sujetando con fuerza la tabla donde se encontraban los papeles anunciando el reciente fallecimiento del paciente.

Pero a Luzu eso no le servía de nada, eso no solucionaba el dolor creciente en su pecho, no arreglaba el ardor que le atravesaba el corazón llevándose todo a su paso. Era como un incendio, arrasaba con todo sentimiento en él dejando solo un dolor indescriptible.

-No es verdad, él no...- las lágrimas le impedían ver los gestos de lástima, y eso estaba bien porque no necesitaba a nadie compadeciendose.- Él no se fue, no me dejó...- casi podía sentir como Quackity se desprendía de él, como si un hilo hubiera estado tenso hasta el punto de romperse.

Se dejó caer al suelo en shock, la enfermera balbuceaba cosas que él decidió ignorar por completo, incluso podía escuchar a sus amigos en un punto lejano diciendo su nombre.

Luzu, respira.

¿De qué sirve respirar si no está él?

Tranquilo.

Era imposible.

Está bien llorar.

Llorar no le devolvería a Quackity.

Llorar no solucionaría el dolor.

Llorar no revive a las personas.

Rió sin un toque de diversión, una risa quebrada, adolorida a tal punto que los presentes sintieron inevitable el acompañarlo en el llanto.
Una risa ahogada que se mezcló con las lágrimas saladas que brotaban sin parar de sus ojos irritados, reía en una mezcla de llanto desgarrador.
-No es verdad.- la risa desapareció convirtiéndose en lo que parecían ser alaridos de dolor.- No es verdad, no lo es. Él está bien.- se hizo ovillo en el suelo, sujetando las hebras castañas con la suficiente fuerza para hacerle doler, se meció en su lugar con las manos de Rubius en los hombros, también escuchó a Samuel, pero estaba tan metido en su dolor que solo siguió llorando.

No estaba bien.

No lo estaría.

No volvería.

Lo había perdido para siempre.

Lo había perdido para siempre

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⏰ Última actualización: Nov 06, 2023 ⏰

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El aleteo de una mariposa | LuckityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora